DICCIONARIO BÍBLICO ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA Contenidos - Contents EL DICCIONARIO BÍBLICO ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA
Ciudad del Asia Menor occidental, cerca de la desembocadura del río Cayster. Estaba situada en la unión de varias rutas de intercambio dentro del mundo griego, y sobre el camino principal de Roma hacia el Oriente. Adquirió importancia por su posición estratégica; su gran templo, el centro del culto a Diana* (Artemisa); sus famosos libros de magia, los Efesia grammata (cf Hch. 19:19); y el poder económico de su asociación bancaria. Mapa XX, B-4. 174. Vista aérea de las columnas del teatro de Efeso, con laVía Arcadia, un camino que conducía hacia el puertoantiguo (ahora cubierto de sedimentos, visible como un área oscura en la parte superior). Fue fundada por los griegos jónicos (s XI a.C.), y llegó a ser la capital de la confederación jónica de 12 ciudades. En el s VI a.C. el rey Creso de Lidia la conquistó. Después de su caída ante Ciro, se integró al Imperio Persa. Dos siglos más tarde cayó ante Alejandro Magno, y luego cambió de dueño varias veces 348 durante los primeros años de sus sucesores. Después estuvo en manos seléucidas, de quienes los romanos la tomaron luego de derrotar a Antíoco el Grande, en Magnesia (190 a.C.). La ciudad pasó entonces al reino de Pérgamo. Cuando Atalo III de ese reino la legó a Roma (133 a.C.), Efeso se convirtió en el centro más importante de la provincia romana de Asia. Como en la mayoría de las grandes ciudades del Imperio Romano, en Efeso había una comunidad judía con su sinagoga (Hch. 18:19; 19:8, 17). Pablo, como de costumbre, al llegar comenzó su predicación en ella. La primera vez lo hizo brevemente (en viaje de Corinto hacia Jerusalén, durante su 2º viaje misionero), y otra vez durante 3 meses en su 3º viaje (Hch. 18:18; 19:8). Después de ser expulsado de la sinagoga, Pablo tuvo reuniones en una escuela por más de 2 años (vs 9, 10) hasta que el tumulto, incitado por el platero Demetrio, hizo aconsejable que saliera de la ciudad (20:1). Para ese entonces, había estado 3 años en Efeso (v 31), y probablemente había establecido un sólido centro cristiano desde donde se podía proclamar el mensaje a otras ciudades de la provincia de Asia. Esto parece evidente por el hecho de que, sólo unos pocos años más tarde, había iglesias cristianas en la mayoría de las grandes ciudades de esa provincia (Col. 4:13-16; Ap. 2:1-3:22). A su regreso a Jerusalén, como un año después de haber salido de Efeso, Pablo fue visitado por dirigentes de esa iglesia en Mileto (Hch.20:16-38). Durante su 1er encarcelamiento en Roma, Pablo escribió la Epístola a los Efesios, y probablemente hizo otra visita a la iglesia después de su liberación (1 Ti. 1:3). Efeso sufrió mucho por un terremoto (29 d.C.), pero fue reconstruida por Tiberio. A esta ciudad reconstruida llegaron Pablo y Juan. Durante el s III d.C. sufrió una invasión de los godos, quienes destruyeron el famoso templo de Diana. Sin embargo, se recuperó, y en el 431 d.C. fue el asiento del 3º concilio general de la Iglesia. En él se hicieron declaraciones importantes con respecto a la naturaleza de Cristo, y María fue oficialmente declarada la "madre de Dios". Gradualmente la ciudad perdió su importancia por causa del constante relleno del puerto con el limo del río Cayster, y se convirtió en ruinas. Cerca de ellas hay una aldea insignificante. Las primeras excavaciones fueron hechas por una expedición británica bajo la dirección de J. T. Wood (1863 a 1874), que tuvo éxito en descubrir los restos del antiguo templo de Diana. Los alemanes, con J. Keil a la cabeza (1926 a 1935), sacaron a luz las iglesias y el gimnasio de Efeso, y desde 1954 una expedición austro-germana estuvo trabajando en el lugar. Una de las ruinas más impresionantes es el gran teatro construido en la falda occidental del monte Pión. Su auditorio semicircular tiene un diámetro de unos 150 m, y el foso de la orquesta unos 33 m. El escenario tenía un ancho de casi 7 m, y gradas con 66 hileras de asientos con una capacidad para 24.500 personas. Este fue el escenario del tumulto contra Pablo y sus enseñanzas registrado en Hch. 19:23-41. La calle principal que conectaba el teatro con el puerto se llamaba Arcadiana. Su extensión de 530 m estaba pavimentada con losa de mármol, y a ambos lados había locales comerciales con columnatas. De noche, la calle estaba iluminada, algo poco común en una ciudad antigua. Otras zonas de Efeso que fueron expuestas incluyen el ágora, la biblioteca de Celso, gimnasios, baños, varias iglesias del período cristiano (entre ellas la gran iglesia doble en la que se celebró el concilio del año 431) y la iglesia monumental que se construyó en honor del apóstol Juan (de acuerdo con una fuerte tradición, el apóstol pasó muchos años de su vida en Efeso y fue un dirigente reconocido por las iglesias del Asia Menor occidental; la 1a de las 7 cartas escritas durante su exilio en la isla de Patmos fue dirigida a la iglesia de efeso (Ap. 3:1-7; véase CBA 7:93-96, 759-762)). 175. Sitio del gran templo de Diana (Artemisa) en Efeso, hoy simplemente una depresión en el terreno, llena de agua que también cubre los antiguos fundamentos. Nada queda del gran templo de Diana* (Artemisa), sino una depresión que en la estación seca revela algunas de las piedras que formaron su fundamento (fig 175). Tenía 4 veces el tamaño del Partenón de Atenas, y estaba entre las 7 maravillas del mundo. Dentro de la estructura del templo había 117 columnas (Plinio equivocadamente dice 127), de unos 20 m de altura, 36 de las cuales tenían esculturas de tamaño natural en su parte inferior. Era el centro de grandes festividades que atraían a muchos visitantes, especialmente durante el mes artemisios (marzo-abril), mes en que se habría producido el tumulto contra Pablo. 349 También era el lugar donde se guardaban los tesoros de la gran asociación bancaria que hacía famosa a Efeso. Su objeto principal de culto era una imagen de la diosa diana hecha de madera negra de olivo, de acuerdo con ciertos eruditos, o de hierro meteórico según otros (cf Hch. 19:35). Como se la consideraba una diosa de la fertilidad, su imagen mostraba muchos pechos (fig 163). El templo estuvo originalmente en el centro de la ciudad, construida sobre el suelo aluvial de la ribera del río Cayster. Sin embargo, como con frecuencia la ciudad se inundaba por las crecidas del río, Lisímaco la trasladó a un lugar más alto, libre de inundaciones y fuera del alcance de las crecidas (286 a.C.). El templo de Diana no se trasladó -quedó fuera de los muros de la ciudad- y fue destruido por los godos (c 260 d. C.); nunca fue completamente reconstruido. Sus columnas se usaron para decorar iglesias cristianas en sitios tan lejanos como Constantinopla (Estambul), y las ruinas del templo fueron una cantera de la que se extrajeron materiales de construcción hasta no quedar nada de él. Bib.: M. M. Parvis y F. V. Filson, BA 8 (1945):62-80. Hombre de Judá (1 Cr. 2:37). 1. Originariamente, una pieza de ropa secular de tipo no determinado. Posteriormente, un chaleco de lino sin mangas que los sacerdotes israelitas usaban como símbolo de su oficio sagrado. El de sacerdotes comunes probablemente era liso y sin adornos, pero el del sumo sacerdote estaba artísticamente bordado en oro, azul, púrpura y escarlata (Ex. 28:3-6). Las piezas delantera y posterior estaban unidas con 2 franjas en el hombro, y tenía un borde tejido de los mismos materiales que aquéllas (Ex. 28:7, 8). Sobre cada una de las franjas de los hombros había una piedra de ónix con los nombres de 6 tribus en cada una (vs 9-12), como símbolo de que el sumo sacerdote ministraba como representante de todo el pueblo. Unido al efod había un pectoral del mismo material, que tenía 12 piedras preciosas y el Urim y Tumim* (vs 15-30). Hay varios pasajes en los cuales el efod no parece ser una prenda de ropa, pero su significado exacto no es claro. En Jue. 8:26, 27 se cuenta que Gedeón hizo un efod de oro que trajo problemas a Israel; parece referirse a algún tipo de objeto de culto idolátrico. De acuerdo con Jue. 17:5 y 18:20, Micaía hizo un efod y terafines y una imagen esculpida, y los llamó dioses (v 24; Os. 3:4). Véase Pectoral. 2. Hombre de Manasés cuyo hijo Haniel fue miembro de la comisión que dividió Canaán entre las tribus (Nm. 34:18, 23). Miembros de la tribu de Efraín* 2 (Jue. 12:4-6, BJ). 1. Segundo hijo de José (Gn. 41:50-52). Aunque menor que Manasés, Efraín recibió preeminencia sobre su hermano en las bendiciones de su abuelo Jacob, quien declaró que estos 2 nietos serían reconocidos como herederos de él, e indicó la posición superior de los descendientes de efraín (48:5-20). 2. Descendientes de Efraín 1, y una de las tribus de Israel (Jos, 16:4; Jue. 5:14). Aunque su antepasado Efraín sólo era nieto de Jacob, sus descendientes y los descendientes de su hermano Manasés siempre fueron tratados por los israelitas como 2 tribus separadas e iguales en rango a las que descendían directamente de los hijos de Jacob. Durante la peregrinación por el desierto, la tribu de Efraín era una de las más pequeñas (Nm. 1:33; 26:37), pero aumentó rápidamente en importancia después de la conquista de Canaán, probablemente a causa de la influencia de Josué, que era efraimita, y lo confirma la herencia que recibió en la tribu de Efraín (Jos. 19:50; 24:29, 30). En la distribución de la tierra prometida, Efraín recibió un territorio que estaba entre Benjamín y Manasés. Su límite norte corría desde Atarot cerca del Jordán hasta la ciudad de Siquem, que estaba incluida en su territorio, luego hasta Tapua, y a lo largo del río Kanah hasta el Mar Mediterráneo. El límite sur iba desde Jericó hasta Betel, luego a las 2 Bet-orón, y desde allí hasta el Mar Mediterráneo vía Gezer (Jos. 16:1-8; 21:20, 21). Los efraimitas no expulsaron a los cananeos de Gezer (16:10), pero conquistaron Betel (Jue.1:22-26). También tomaron parte en la guerra contra Sísara, y fueron felicitados por Débora por su patriótica ayuda (5:14). Se enojaron con Gedeón, oriundo de Manasés, por no haberlos llamado cuando peleó contra los madianitas (8:1-3), y se disgustaron también con Jefté por no haberlos invitado cuando pelearon contra los amonitas. En la guerra civil que siguió, la tribu de Efraín sufrió grandes pérdidas. Fueron identificados por el enemigo por la pronunciación peculiar de cierta palabra (12:1-6). Micaía, quien erigió un ídolo que con el tiempo llegó a ser adorado como un objeto permanente 350 de culto en Dan, y Jeroboam, el 1º rey de Israel después de la secesión de las 10 tribus, eran efraimitas. Que Jeroboam perteneciera a esta tribu puede explicar su elección de Siquem como su 1a capital (Jue. 17:1; 18:30, 31; 1 R. 11:26; 12:25). Efraín está en la lista de las 12 tribus (Ez. 48:5, 6), pero es omitido en la enumeración que hace Juan de los 144. 000 (Ap. 7:4-8). Mapa VI, D/E-2/3. Véase Shibolet. 3. Monte (heb. har 'Efrayim) es la región montañosa que ocuparon las tribus de José -Manasés y Efraín-, en especial la parte central de su territorio (Jos. 17:15). En otras ocasiones parece denotar el lugar que va desde Siquem hasta Betel (20:7), un ramal montañoso bastante fértil. 4. Pueblo cerca de Baal-hazor, en cuya vecindad Absalón tenía sus ganados (2 S. 13:23). Jesús fue a Efraín después de haber resucitado a Lázaro de los muertos (Jn. 11:54). En 1 Mac. 11:34 se lo llama Aferema. Ha sido identificado con otra de Benjamín, que es probablemente la aldea moderna llamada et-Taiyibeh, a unos 7 km al nordeste de Betel. Mapa VI, E-3. Véase Efrón 3. 5. Designación de cierto bosque que fue el escenario de la batalla decisiva entre las fuerzas de David y las de su rebelde hijo Absalón (2 S. 18:6). Este bosque tal vez estaba realmente en Transjordania, probablemente no lejos de Mahanaim, pero no ha sido ubicado. Habría recibido su nombre de una colonia de efraimitas que pudieron haber vivido en esa sección del área perteneciente a Manasés (cf Jue. 12:4; Jos. 17:14-17). 6. Puerta (heb. sha'ar 'Efrayim) en la sección norte del muro occidental de Jerusalén. Estaba a una distancia de 400 codos (unos 209 m) de la Puerta del Ángulo (2 R. 14:13; 2 Cr. 25:23). El sitio exacto de ella no ha sido todavía determinado. Aparentemente había sido reconstruida antes que nehemías llegara a Jerusalén, porque no aparece en su lista de las puertas y secciones del muro que repararon, aun cuando se la menciona en Neh. 12:39 como una de las que la procesión recorrió durante la dedicación del muro. En su vecindad había una plaza (8:16). Mapa de la fig 278. 7. Designación, a veces usada por los profetas, para todo el reino del norte con sus 10 tribus (Is. 7:2, 5, 9, 17; 9:9; 17:3; 28:3; Os. 4:17; 5:3; 9:3-17). 1. Nombre original de Belén de Judá, llamada Efrata (Gn. 35:19; 48:7; Rt. 4:11) y también Belén Efrata (Mi. 5:2). 2. Mujer de Caleb, hijo de Hezrón y madre de Hur (1 Cr. 2:19, 50; 4:4). 3. De acuerdo con la BJ (que sigue a la LXX), la viuda de Hezrón, con quien se casó Caleb, hijo de Hezrón (1 Cr. 2:24). 4. Lugar mencionado en Sal. 132:6. Algunos comentadores creen que es idéntico a Belén.* Otros ven en esa mención a Quiriat-jearim (1 Cr. 2:24, 50), donde estuvo el arca durante 20 años (1 S. 7:2). Señalan que Efrata significa también "campos del bosque" (heb. Qiryath-ye'arTm) en Sal. 132:6, por lo que tal vez representa al pueblo de Quiriat-jearim. Véase Efrata 1. 1. Miembros de la tribu de Efraín* (Jue. 12:5; 1 S. 1:1; 1 R. 11:26). 2. Habitantes de Efrata,* que es Belén de Judá (Rt. 1:2; 1 S. 17:12; cf Mi. 5:2). 1. Heteo de Hebrón, dueño de un campo en el que estaba la cueva de Macpela, que Abrahán compró como lugar de sepultura (Gn. 23:8, 9; 25:9). 2. Monte entre Neftoa y Quiriat-jearim, en la frontera entre Judá y Benjamín (Jos. 15:1, 9). 3. Ciudad en el reino del norte de Israel que Abías de Judá capturó de Jeroboam 1 (2 Cr. 13:19, BJ, basada en la LXX). Se la identifica comúnmente con Efraín u Ofra, que probablemente sea la aldea et-Taiyibeh, a unos 7 km al noreste de Betel. La RVR, basada en la tradición masorética, dice "Efraín". Mapa VI, D/E-3. Judio ejipcio que, poco despues que Felix llegara a ser procurador, pretendió ser profeta y, de acuerdo con Josefo, engañó a 30.000 judíos que lo siguieron al monte de los Olivos. Allí afirmó que ordenaría que los muros de Jerusalén cayeran, después de lo cual vencería a la guarnición romana de la ciudad. Sus seguidores fueron dispersados por los romanos, y muchos de ellos murieron, pero el egipcio escapó. El tribuno de la fortaleza pensó que Pablo era aquel egipcio (Hch. 21:37, 38). Bib.: FJ-AJ xx.8.6; FJ-GJ ii.13.5. Habitantes de Egipto* (Gn. 12:12; Ex. 1:12; etc.). El nombre español deriva del gr. Aiguptos, que a su vez probablemente derive del nombre egipcio de la antigua Menfis, 2.tk3-pth, "casa del (dios) Ptah", escrito Hikuptah en las 351 Cartas de Amarna.* Los antiguos egipcios llamaban a su tierra Km.t, "la (tierra) negra", por causa del contraste entre el suelo negro y fértil del valle del Nilo y el desierto a ambos lados del valle. Sin embargo, por lo general Egipto era llamado T3.wy, que significa "los dos países", es decir, la unión del Alto y del Bajo Egipto. Las Cartas de Amarna muestran que en el s XIV a.C. los cananeos lo llamaban Mitsri. El heb. Mitsrayim, Mizraim,* tiene una terminación dual, que puede apuntar a las 2 principales regiones del país, el Alto y el Bajo Egipto. Los egipcios hoy usan el nombre árabe Mitsr. Ubicado en el extremo noreste del África, es parte del gran desierto de Sahara, pero debe su fertilidad al Nilo, que fluye desde el África Central y las mesetas de Etiopía a lo largo de todo el país, de sur a norte, y forma un angosto valle de 1,6 a 24 km. de ancho. Al este, entre el valle y el Mar Rojo está el desierto Oriental, cuya porción norte a veces se llama "desierto Árabe". Al oeste está el desierto de Libia y la vastedad del Sahara. A unos 160 km del Mar Mediterráneo el Nilo se divide en varios brazos y forma un gran delta, que es particularmente fértil en su parte sur. Como en el valle del Nilo prácticamente no llueve, fuera del delta la agricultura egipcia depende del río. Antes de la construcción de la presa de Asuán, el agua se llevaba a los campos mediante canales de riego en tiempos normales. Comenzando en julio, el río crecía de 4,5 a 6 m por sobre su altura habitual, alcanzando su máximo en septiembre y octubre. El descenso de las aguas, que llegaba a su nivel mínimo en los meses de marzo a junio, dejaba sobre los campos una rica capa de limo proveniente de la meseta etíope. El valle del Nilo, desde el mar hasta la primera catarata de Asuán (el antiguo límite sur de Egipto), tiene una longitud de unos 960 km; si el ancho promedio es de 19 km, los antiguos egipcios tenían sólo unos 33.700 km2 de tierra cultivable, una superficie aproximada a la de Holanda, o a la de Jamaica y El Salvador combinadas. Al oeste del valle del Nilo, en el desierto de Libia, había 5 oasis. También estaba el Fayún, una zona interior fértil que rodeaba el Lago Moeris, alimentado con aguas del Nilo. Otras secciones habitables eran la franja costera entre el brazo más oriental del Nilo y el W>d§ el-'Ar§sh, el bíblico "río de Egipto"; y el W>d§ Úumil>t (probablemente el Gosén bíblico), que está entre el Nilo y el Lago Timsa en la región del Canal de Suez. 176. La pirámide escalonada del rey Zoser (3ª dinastía) en Saqqârah. Las montañas orientales proporcionaban a los antiguos egipcios materiales de construcción y minerales. De Asuán procedían granito negro y rojo, y piedra caliza y alabastro de muchas canteras a lo largo del país. El W>d§ Hamm~m~t, un valle seco entre el Nilo y el Mar Rojo, proporcionaban una piedra dura rojo oscuro, que los egipcios buscaban para hacer sarcófagos. De la Península del Sinaí se extraían el cobre y las turquesas, y el oro procedía de las montañas de Nubia, una dependencia egipcia durante gran parte de su historia antigua. Mapa V, B-2/3, etc. El antiguo Egipto nunca tuvo una gran variedad de vida vegetal. Trigo, cebada, lino y vides eran los principales cultivos en campos y huertas. Entre los pocos árboles que crecían en esa época estaban las palmeras datileras, las higueras, las acacias y los sicómoros. Como Egipto no tenía bosques, tenía que importar toda su madera, principalmente del Líbano. En los pantanos del Nilo crecía el papiro, una especie de junco con el cual se hacía el material para escribir: los rollos de papiro (figs 400, 409 y 448), principal exportación egipcia. Los animales domésticos eran los bovinos, las cabras, las ovejas, una raza de perros parecida a los galgos, y ese animal de carga tan conocido: el burro. El caballo no llegó a Egipto hasta el período de los hicsos y, entonces, su uso fue principalmente militar. El camello fue poco usado en los primeros tiempos. Los gansos y los patos eran comunes, pero las gallinas se desconocieron hasta mediados del 2º milenio a.C., cuando Tutmosis III las introdujo desde Siria. El cocodrilo, el hipopótamo, la hiena y el chacal eran algunos de los animales silvestres del antiguo Egipto. Los egipcios eran básicamente camitas (Gn. 10:6), una de las razas mediterráneas. Sin embargo, la penetración temprana de los semitas (evidente por un estudio de su lengua; véase la sección III), y la invasión de nubios, hicsos, griegos y, en tiempos más modernos, árabes, produjeron una raza muy mezclada. Los antiguos eran pequeños, de tez oscura y cabello negro, la mayoría 352 agricultores, pero también había muchos artífices y artesanos. Aunque la educación promedio de la masa de la población debió haber sido muy baja, su capacidad intelectual era alta, como lo demuestra el avanzado nivel del arte, la literatura, la arquitectura, la organización del estado, la medicina y las matemáticas. (Para muestras de pintura, véanse las figs 55, 409 y las hojas finales de este diccionario; para la arquitectura, figs 176-180; de la escultura, figs 291, 352; y de objetos de arte, figs 97, 125, 162, 521.) Estamos en una situación favorecida porque podemos recorrer la historia de la lengua de Egipto desde los comienzos de la población del país, y seguir sus cambios hasta sus formas más recientes, el copto, que dio lugar al árabe semítico. Los egipcios pertenecen a la familia camítica de lenguas, pero tiene tantos rasgos semíticos que se la llama una lengua camito-semítica. Se pueden reconocer las siguientes 5 etapas lingüísticas: Que se habló durante las dinastías 1-8, de la cual los textos de las pirámides son los testimonios más extensos que tenemos. De las dinastías 9-18, considerado el período clásico de la lengua. Que comenzó en la dinastía 18 y se usó como lengua del pueblo hasta la dinastía 24, pero que se mantuvo en las inscripciones durante mucho tiempo más. La lengua popular de Egipto desde la dinastía 24 hasta el s V d.C., representado principalmente por documentos y libros escritos en demótico. Usado desde el s III d.C. en adelante. Fue la lengua principal del Egipto cristiano, y todavía se usa en la liturgia, aunque no ha sido un idioma vivo desde el s XVI. La Biblia se tradujo a varios dialectos coptos en los primeros tiempos del cristianismo. Los siguientes 4 tipos de escritura se usaron en los monumentos y textos de Egipto: (expresión griega que significa literalmente "inscripción sagrada"), que designa el tipo de escritura que se usó en los monumentos. Esta forma fue, originalmente, puramente pictórica y consistía de unos 750 signos en el período clásico. Este número creció hasta que en Egipcio Tardío se usaban unos 2.500. En sus primeras etapas, cada figura representaba el objeto dibujado; por ejemplo, la figura de una casa significaba "casa". Estos signos se llaman ideogramas, o signos que representan palabras. Al desarrollarse la escritura, se usaron figuras de objetos como fonogramas, o signos de sonido; es decir, las figuras se usaban para representar sonidos en vez de objetos. Cuando se deseaba un sonido específico se escogía un objeto cuyo nombre reprodujera ese sonido, algo así como algunos acertijos que se suelen hacer. Por ejemplo, en español una figura del "sol" y un "dado", puestos juntos, podrían representar a un soldado. En egipcio, muchos objetos tienen nombres muy cortos, y 24 de los signos representaban el sonido de una sola consonante. Estos han sido llamados signos alfabéticos. Además de éstos también había determinativos, signos agregados a las palabras para indicar si la palabra escrita representa algo concreto o abstracto, si un hombre o una mujer, etc. Las vocales no se escribían, por lo que la pronunciación todavía es incierta. Esta escritura jeroglífica se usó hasta comienzos de la era cristiana (figs 57, 198, 268). (que significa "(escritura) sagrada"), término que usaron los griegos para designar la escritura cursiva que los antiguos egipcios usaban sobre el papiro y otros materiales cuando la escritura no tenía un propósito ornamental. (que significa "(escritura) popular"), que comenzó a usarse en el s VIII a.C. como una forma más cursiva de escribir que la hierático, y que se empleaba principalmente en los documentos de la vida diaria. Tenía un menor número de caracteres que la jeroglífica y la hierática. La aparición de una nueva forma de escribir no eliminaba la anterior; en consecuencia, en el período greco-romano se usaban simultáneamente las 3 formas. Cuando Egipto fue una nación cristiana (s IV d.C.), las antiguas escrituras se descartaron y se adoptó el alfabeto griego para escribir la lengua copta. Se tomaron 8 caracteres adicionales del demótico para expresar sonidos para los cuales los griegos no tenían letras. Como el conocimiento de los sistemas de escritura egipcios, con la excepción del copto, había desaparecido completamente con el paso de los siglos, los textos antiguos escritos sobre papiro o sobre monumentos era un misterio. En 1799 se encontró en Egipto la famosa Piedra Roseta. Contenía un decreto en honor de Tolomeo Epífanes (erigido en el 196 a.C.) en 3 escrituras: jeroglífico, demótica y griega (fig 197). Este monumento, ahora en el Museo Británico, proporcionó la clave para el antiguo egipcio. El diplomático sueco Akerblad hizo un comienzo satisfactorio en descifrar la porción demótica en 1802. Luego Tomás Young dio los primeros pasos exitosos en el desciframiento de los signos jeroglíficos en 1819. El desciframiento total fue realizado por el brillante joven francés Jean-François 353 Champollion, en 1822. Este trabajo ha sido refinado y completado por una gran hueste de egiptólogos desde los días de champollion, de modo que las inscripciones egipcias de todas clases y períodos se pueden leer con notable facilidad y certeza. La principal fuente de informaciones sobre este tema muy difícil son las antiguas listas de reyes, algunos fenómenos astronómicos y datos históricos que mencionan el año del rey bajo el cual sucedieron, o la longitud de sus reinados. La división en dinastías fue hecha por Manetón, un sacerdote egipcio que escribió la historia de Egipto en griego a comienzos del s III a.C. Esta obra se ha perdido y sólo hay disponibles algunos fragmentos en resúmenes o en referencias a él en Josefo, Africano y Eusebio. Llegar a una cronología exacta ha sido más difícil que cualquier otra tarea de los egiptólogos desde que se pudieron leer los antiguos registros egipcios. Los eruditos no son unánimes en sus conclusiones, y ninguna fecha dada para la historia temprana está fijada con certeza. Las de los primeros eruditos para el comienzo de la historia de Egipto con su primera dinastía (Petrie: 4777 a.C.) ya nadie las acepta. Este acontecimiento es datado ahora por los egiptólogos entre el 3100 a.C. y el 2800 a.C. No es hasta que llegamos al Reino Medio cuando comienzan a existir fechas contables, y la primera fecha absoluta, sobre la base de datos astronómicos, es el 1991 a.C., el comienzo de la dinastía 12ª. Sin embargo, aun en el 2º y el 1er milenio a.C. ocurrieron sucesos para los cuales no existe ningún dato cronológico (por ejemplo, para la mayoría de los acontecimientos que ocurrieron durante las dinastías 13-17). Tampoco son confiables las cronologías para las 21-23. Sin embargo, las dinastías 18-20 están razonablemente bien fechadas, y la cronología de las 24-30 tienen pocos problemas. Se debería recordar esta variedad de grados de certeza al considerar las fechas que se dan en los párrafos siguientes. Las que se dan en relación a la historia de Egipto hasta la dinastía 12ª son las que aceptan actualmente los egiptólogos, quienes adhieren a la cronología más corta, y no necesariamente se presentan como correctas totalmente. 177. La Esfinge y la piránide de Kufu en Gîzeh. Entre las patas de la Esfinge está una estela de Tutmosis IV. Prácticamente no se sabe nada de Egipto antes de la existencia del arte de escribir en la 1ª dinastía. Los restos del Egipto predinástico consisten en algunas ruinas de aldeas, trozos de cerámica, vasijas de piedra, objetos de uso diario, armas, y algunas esculturas rústicas y pinturas en paredes. Los eruditos han dividido el tiempo prehistórico en períodos a los que se dan los nombres de los lugares donde se han encontrado restos culturales por primera vez: tasiano, badariano, amraciano y gerseano. No hay manera de determinar la duración de esos períodos. Dinastías 1-6 (c 2800-c 2150 a.C.). Al comienzo de este período ocurrió la unificación de Egipto bajo un rey llamado Menes por Manetón, aunque ese nombre no ha sido hallado aún en los antiguos registros egipcios. Los reyes de las dinastías 1ª y 2ª dejaron enormes tumbas en Abidos y Saqq>rah, construidos con ladrillos a imitación del estilo mesopotámico. Muchas otras evidencias señalan a los valles del Tigris y del Eufrates como las tierras de origen de la primitiva cultura y realizaciones egipcias. Durante la 3ª dinastía se erigieron las primeras estructuras monumentales de piedra, a las que pertenecen la pirámide escalonada del rey Zoser (fig 176) y las numerosas estructuras alrededor de ella, que forman todo un gran conjunto sepulcral. Luego están los constructores de las grandes pirámides de la 4ª dinastía -Kufu, Keops y Menkaure-, que nos legaron 3 enormes pirámides en GTzeh (fig 177). Su dominio de las piedras duras, como lo atestiguan las esculturas y las estructuras monumentales (como las pirámides) y los templos mortuorios, nunca fue sobrepasado y rara vez igualado en el antiguo Egipto. El Reino 354 Antiguo sobresalió no sólo en la arquitectura y la escultura, sino también en ciencias (las matemáticas y la astronomía), y más tarde fue considerado como el período clásico. Durante las dinastías 5ª y 6ª el poder real declinó, como lo revelan el menor tamaño y la calidad inferior de las pirámides y otras construcciones mortuorias. En el s XXII a.C. el Reino Antiguo llegó a su fin y fue seguido por un período de caos y anarquía, señalado por una gran pobreza en la población y una reevaluación espiritual de toda la perspectiva de la vida. Dinastías 8-11 (c 2150-c 2025 a.C.). Primero se debe notar que, en los antiguos registros, no hay rastros de la existencia de la así llamada 7ª dinastía citada por Manetón; en consecuencia, hay que suponer que ésta nunca existió, y que se la debe excluir del estudio de la historia antigua de egipto. Los reyes del 1er período intermedio, mayormente gobernantes locales que se llamaron reyes, fueron débiles sucesores de los del Reino Antiguo, e intentaron sin éxito lograr la supremacía sobre el país. Durante este período hubo también un influjo de asiáticos, probablemente amorreos, que aparecieron por todo el Cercano Oriente. Gobernaron sobre partes del delta y usaron la ciudad de Athribis como su capital; sus contemporáneos les echaron generalmente la culpa de todos los problemas y miserias de la época. Mientras el gobierno central se estaba desmoronando, existía mucha ilegalidad por todas partes, y una gran crisis económica llevó a la bancarrota al país. Sin embargo, cuando las posesiones materiales se desvanecieron, hubo una profunda búsqueda de los verdaderos valores. Esto se refleja claramente en el florecimiento excepcional de la literatura sapiencial. Dinastías 11 y 12 (c 2025-c 1780 a.C.). Uno de los reyes de la dinastía 11ª en Tebas, en el Alto Egipto, pudo terminar con las condiciones caóticas del período y poner todo el país bajo su solo dominio. El resultado fue el regreso a un reino unido, fuerte, con su administración ordenada. Este acontecimiento señaló el comienzo del Reino Medio. Más tarde, una revolución produjo un cambio de dinastías, pero los reyes del la dinastía 12ª continuaron el gobierno poderoso de sus predecesores. Mudaron la capital a Lisht, en el Egipto central, y se preocuparon mucho en ser gobernantes responsables de su pueblo. Adiestraron a sus sucesores, promovieron el comercio exterior, explotaron las minas de Nubia y del Sinaí, y realizaron expediciones militares a Palestina y a Libia. Al mismo tiempo, construyeron sólidas fortificaciones para proteger sus fronteras de las incursiones de extranjeros. Dinastías 13-17 (c 1780- c 1590 a.C.). Una vez más Egipto experimento un período de caos y dominación extranjera. Esta 2ª ruptura del orden y del gobierno central fue producido por la invasión de los hicsos, un pueblo misterioso a quien Josefo llama "reyes pastores". Habrían sido parte de una gran migración de pueblos que inundaron el Cercano Oriente, y que fueron responsables de la destrucción de varios reinos y del surgimiento de varios otros: el Imperio Hitita en el Asia Menor, el reino hurrita de Mitani en el Eufrates superior, y el reino casita en la Baja Mesopotamia. Los hicsos (significa "gobernantes extranjeros"), que entraron en Egipto desde el Asia, eran en parte semitas y en parte horeos (hurritas). Introdujeron una nueva arma de guerra: el carro de combate y el caballo, que cambió la lucha militar así como lo hizo la invención del tanque en el siglo XX. Se desconoce, por falta de evidencias documentales, si entraron en Egipto en forma pacífica y luego se encargaron de la administración débil y obsoleta, o si conquistaron el país por las armas. Más tarde, los egipcios destruyeron todo rastro de esos odiados opresores extranjeros. Los hicsos establecieron su capital en Avaris (la Tanis de los griegos; la Zoán* bíblica) en la parte oriental del delta. Algunos de sus reyes más poderosos dominaron probablemente todo el valle del Nilo; otros tal vez no controlaron más que ciertas áreas limitadas. Los gobernantes nativos locales siguieron siendo reconocidos por los egipcios y los hicsos como administradores de ciertos territorios. Alrededor del 1600 a.C., el príncipe local de Tebas comenzó una lucha por la liberación de Egipto de la dominación extranjera. Las campañas de 3 reyes sucesivos -Sekenen-Re, Camosis y Ahmosis- terminó con la derrota total de los hicsos, la conquista de Avaris y la expulsión de los opresores del país. Los hicsos se establecieron por unos pocos años en Sharuhen, al sur de Palestina, pero después de una campaña de 3 años (o de 3 campañas anuales; el registro es ambiguo) los egipcios los expulsaron también de allí, después de lo cual se pierden en la historia. Así, c 1570 a.C., Egipto estaba libre otra vez y comenzaba el período más glorioso de toda su historia. Antes del periodo de Amarna, comienzos de la dinastía 18 (c 1590-c 1380 a.C.). Ahmosis, el rey libertador procedente de Tebas, aparentemente inició una 355 nueva dinastía, aunque la línea ancestral de la 17ª no se interrumpió. Sus sucesores fueron gobernantes fuertes pero, en forma sorpresiva, durante varias generaciones sólo nacieron niñas a las reinas legítimas, de modo que un rey tras otro eran personas comunes, que llegaban al trono sólo por su esposa real. Esto sucedió con los primeros 3 Tutmosis, y fue la razón de por qué una mujer, la famosa Hatshepsut, gobernara Egipto durante unos años como "rey". 178. Templo mortuorio de la reina Hatshepsut, en Deir el-Bahri, en la Tebas oriental. Bajo Amenhotep I, Nubia llegó otra vez a ser parte integral del país del Nilo, y se explotaron las minas de Sinaí. Tutmosis I (c 1542-c 1524 a.C.) llevó a cabo campañas militares en Palestina y Siria, y llegó hasta el Eufrates. Bajo Hatshepsut (c 1504-c 1486 a.C.) se enviaron caravanas de mercaderes a Punt (tal vez la Somalía, en el África oriental) y se desarrolló una gran actividad de construcción. Después del pacífico pero poderoso reinado de Hatshepsut, Tutmosis III (c 1486-c 1450 a.C.), que ya había sido corregente por varios años, comenzó una serie de campañas militares contra Palestina y Siria, que llevaron a Egipto a su mayor gloria. Creó el imperio más poderoso que haya existido en el 2º milenio a.C.; alcanzaba desde el Eufrates hasta la 6ª catarata del Nilo. Se estableció un gobierno central fuerte y por 1ª vez la nación tuvo un poderoso ejército de profesionales con guarniciones en todo 356 su vasto imperio. Los tesoros del mundo, que se vaciaban en el valle del Nilo, le permitieron a los faraones ocuparse en actividades de construcción de proporciones espectaculares. El mundo nunca vio nada parecido. Parte final de la dinastía 18 (c 1380-c 1360 a.C.). El período de Amarna fue sólo un breve interludio en la historia de Egipto, pero es muy importante e interesante. Algunos acontecimientos que precedieron el período de Amarna ya se pueden notar a fines del s XV a.C. y comienzos del s XIV a.C., pero la historia no dice nada concreto hasta que Amenhotep IV (c 1381-c 1361 a. C.) sube al escenario de la historia como rey de Egipto. Era un monoteísta fanático, adorador exclusivo de Atón, el disco solar. Como la oposición a su revolución religiosa era muy fuerte en su antigua capital -Tebas (donde el politeísmo, en especial el culto de Amón, estaba poderosamente atrincherado)-, mudó su capital a un lugar nuevo, Akhetatón (Amarna), a mitad de camino entre Tebas y Menfis. El antiguo templo fue cerrado y los sacerdotes desplazados, los dioses anteriores fueron suprimidos y se persiguió a sus adoradores; pero surgió un nuevo templo en Akhetatón. El rey, que cambió su nombre de Amenhotep a lknatón, se dedicó de todo corazón a la interpretación y difusión de la nueva religión y su culto. Sin embargo, no fue lo suficientemente fuerte como para cambiar completamente las arraigadas creencias del populacho, y hacia el fin de su reinado se puede notar un rechazo menos fanático de la antigua religión. Con su muerte, el movimiento se desmoronó. Uno de sus sucesores, Tutankatón (c 1361-c 1353 a.C.), yerno de él, fue obligado a regresar a Tebas. Cambió su nombre a Tutankamón y reabrió los templos antiguos, lo que indicó que se había restaurado el orden anterior y que la revolución de Amarna había muerto. La revolución de Iknatón fue el único intento de introducir el monoteísmo en Egipto, hasta que apareció el cristianismo, el que triunfó sobre el paganismo unos 16 siglos más tarde. lknatón, más interesado en las reformas religiosas que en la política y la administración, compuso y entonó himnos a Atón en lugar de escuchar los frenéticos pedidos de ayuda que le hacían sus súbditos y amigos en el Asia. Por ello, encontramos que toda Siria y la mayor parte de Palestina se escaparon del control egipcio durante esos funestos años, y los reyes que lo siguieron fueron demasiado débiles y estuvieron demasiado ocupados en su país como para detener el desmoronamiento del imperio. Después que la revolución de Amarna fracasara, la antigua religión y el anterior estilo de vida fueron rápidamente restaurados, y pronto desapareció todo vestigio de la revolución religiosa. Haremhab (c 1349-c 1322 a.C.), el 1er rey fuerte del período de la restauración, tenía las manos demasiado llenas con la recuperación del orden y de la autoridad dentro de las fronteras de Egipto como para iniciar la reconquista de los territorios perdidos en el Asia. Seti I (c 1322-c 1304 a.C.) comenzó a hacer precisamente eso, subyugando varias ciudades fuertes en el valle de esdraelón, en Palestina, y manteniendo el control de la región costera que las conectaba con Egipto. Dadas las circunstancias, no podía hacer más. Su sucesor, Ramsés II, gobernó casi 70 años (c 1304- c 1238 a.C.). Peleó contra los hititas en Cades y luego firmó un tratado que los dejó en posesión de Siria. Llegó a ser mejor conocido en la historia que cualquier otro rey de Egipto, porque su largo reinado le permitió cumplir un extenso programa de edificación. Usurpó muchos edificios de reyes anteriores, los demolió y usó los materiales para sus propios edificios, sobre los cuales puso su nombre como constructor. Durante el reinado de su hijo y sucesor, Merneptah, ocurrió la invasión de los Pueblos del Mar, bárbaros que venían del oeste e irrumpieron en los países civilizados del Oriente. Estos recién llegados ejercieron presión sobre los libios, quienes a su vez penetraron en Egipto forzando a Merneptah a luchar contra sus vecinos occidentales. El Imperio Hitita desapareció bajo las avalanchas de estos Pueblos del Mar, quienes ocuparon toda el Asia Menor. Cuando Ramsés III (c 1196-c 1165 a.C.) ascendió al trono, Egipto tenía un miedo atroz a esos invasores, pero pudo frenar la marea al derrotarlos y hacerlos retroceder. Algunos restos de ellos permanecieron atrás, como los filisteos, que se establecieron en la costa sudoeste de Palestina. Ramsés III salvó a Egipto del peligro exterior, y también promovió la seguridad interna de su país. Sin embargo, en la parte final de su reinado, comenzó un período de declinación que se aceleró bajo sus débiles sucesores, de modo que Egipto se convirtió en un país de 2º o 3º nivel. La pérdida de sus posesiones extranjeras y del comercio internacional fue la causa principal de una seria crisis económica. Esta, a su vez, produjo la corrupción en el país, el desorden en el personal militar, huelgas de los empleados gubernamentales, el saqueo de las tumbas reales, y 357 una difundida sensación de falta de seguridad personal y económica. Al mismo tiempo, el poder del sumo sacerdote de Amón crecía hasta que los sacerdotes se hicieron cargo del Estado. 8. Gobierno de los sacerdotes-reyes, los libios, los etíopes y los asirios, dinastías 21-25 (c 1101-663 a.C.). Durante la dinastía 21ª hubo reyes rivales en Tanis y Tebas; el de Tebas era el sumo sacerdote de Amón. Egipto había llegado a ser tan débil que aún sus embajadores recibían un trato humillante en el extranjero. Los reyes de origen libio (dinastía 22ª) lograron la unidad una vez más. El 1º de su reyes, Sheshonk I (el bíblico Sisac; c 950-? a.C.), hizo un ambicioso intento de restaurar el imperio. Sin embargo, su campaña militar en Palestina no tuvo un éxito duradero y no recuperó los territorios perdidos al este de Egipto, aun cuando conquistó Jerusalén y muchas otras fortalezas de Judá e Israel. Los sucesores de Sheshonk fueron débiles, y Egipto siguió siendo la sombra de su antigua situación (fig 476). Después que los reyes libios gobernaran por unos 200 años, los egipcios nativos recuperaron el trono (dinastía 24ª), pero lo ocuparon sólo unos pocos años (c 750-c 715 a.C.). Pronto fueron reemplazados por invasores etíopes de Nubia, quienes, como reyes de la dinastía 25ª, gobernaron Egipto por casi 9 décadas (c 715-663 a.C.). Estos faraones etíopes tuvieron que luchar contra los asirios, quienes habían llegado a ser la nación más poderosa de la tierra. Por el 670 a.C., Esar-hadón de Asiria conquistó Egipto e hizo de él una provincia asiria, situación que se mantuvo varios años. Véase Etiopía. Durante esta dinastía, Egipto experimentó un período de prosperidad razonable. Sus reyes nativos, cuya capital fue SaVs, en el delta occidental, recuperaron para los egipcios algo del antiguo prestigio internacional. Al reinar durante el período de la declinación asiria, los reyes saítas restablecieron una semblanza de gobierno fuerte en Egipto. Se atrevieron a soñar con la reconstrucción de su antiguo imperio en el Asia, y desafiaron al reino neo-babilónico que acababa de emerger como un poder nuevo en la Mesopotamia. Necao, rey de Egipto, no sólo penetró profundamente en el Asia, sino que durante varios años estuvo en posesión de toda Palestina y Siria hasta el Eufrates. Sin embargo, su derrota en Carquemis a manos del príncipe heredero Nabucodonosor de Babilonia (605 a.C.), terminó con las aspiraciones egipcias en el Asia. Desde entonces, los egipcios quedaron confinados en su propio territorio. Una tableta cuneiforme incompleta indica que probablemente sufrieron una invasión babilónica durante el reinado de Amasis. Sin embargo, los gobernantes egipcios nativos permanecieron en el trono durante todo el período del Imperio Babilónico. 179. Símbolos heráldicos del Alto y del Bajo Egipto -el loto (derecha) y el papiro (izquierda)- en el templo de Karnak. Cambises, el 2º rey del Imperio Persa conquistó Egipto en el 525 a.C. y la transformó en una satrapía persa. Sin embargo, Egipto estuvo otra vez bajo gobernantes nativos desde el tiempo de Darío II hasta el reinado de Artajerjes III, período durante el cual reyes egipcios de 3 dinastías (28-30) ocuparon el trono de los faraones. Finalmente, los persas volvieron en el 341 a.C. y acabaron con los gobernantes nativos. Sin embargo, este 2º período persa, que Manetón cuenta como dinastía 31ª, no duró mucho, y terminó con la entrada triunfal de Alejandro en Egipto en el 332 a.C. Con las aplastantes victorias de Alejandro sobre los 358 ejércitos persas, gobernantes helenísticos tomaron a su cargo las regiones conquistadas, entre las que estaba Egipto, que fue administrado por Tolomeo. Unos 20 años después de la muerte de Alejandro, Tolomeo se proclamó su rey, y sus descendientes reinaron sobre el país por casi 300 años. Se fundó Alejandría como ciudad griega y se helenizaron ciertos sectores del Delta, pero el resto de Egipto continuó con sus antiguas costumbres, con muy pocos cambios. Con la llegada de los romanos, el reino se transformó en una dependencia de la poderosa república del Tíber. Después de su conquista por Octaviano (Augusto) en el 30 a.C. (el año siguiente a la batalla de Accio), llegó a ser una provincia romana bajo el gobierno directo del emperador; ésta era la situación de Egipto durante el tiempo de los apóstoles. Aunque han sobrevivido muchos templos de los antiguos egipcios y se sabe bastante acerca de sus rituales, la verdadera naturaleza de la religión egipcia es todavía muy oscura. Se debe distinguir entre las deidades locales, mayormente identificadas con animales (el gato, la rana y el cocodrilo) y las deidades nacionales (Ra y Osiris). Las características de los dioses y de sus esferas de acción variaban con el paso del tiempo. Osiris fue primero el dios del Nilo, luego el dios de la fertilidad y finalmente el dueño del mundo subterráneo. Ra, el dios sol, fue adorado por muchos siglos en On (Heliópolis), cerca de Menfis; pero en el período del imperio, cuando Amón (el dios con cabeza de carnero de tebas) llegó a ser el principal dios de Egipto, Ra se identificó con Amón y recibió el nombre de Amón-Ra. Horus, con cabeza de halcón, era el dios de la reyesía, y todo rey se llamó a sí mismo Horus. La diosa vaca Hator era la patrona de Sinaí, de Biblos y de otros lugares. Tot, el escriba de los dioses, que llevaba los registros celestiales, tenía la cabeza de un ibis; y Anubis, el guía de los muertos, una cabeza de chacal. Los egipcios construyeron grandes templos a los dioses, les llevaban sacrificios para que pudieran subsistir, y celebraban fiestas en su honor, durante las cuales se llevaban en procesión sus emblemas. Como se creía que todas las fuerzas de la naturaleza, animadas e inanimadas, actuaban bajo la jurisdicción de uno o de varios dioses, los egipcios sentían la necesidad de apaciguar a estos dioses para poder gozar de las bendiciones de la existencia; pensaban que la buena vida sólo se podía obtener al hacerse amigo de los dioses y manteniendo esa amistad. Los egipcios creían en una vida después de la muerte. Sostenían que si al morir se podía pasar un riguroso examen de su vida sobre la tierra (fig 65), continuarían la vida terrenal en el mundo subterráneo. Como la preservación del cuerpo era considerada necesaria para el bienestar en esa vida futura, los egipcios embalsamaban a sus muertos (figs 214, 423). Además, pensaban que se necesitaban ofrendas para el bienestar de los muertos; por lo tanto, la gente hacía provisión durante su vida para la continuidad de estas ofrendas después de su muerte. 180. El Gran vestíbulo Hypostyle en el templo de Karnak; una piedra en forma de rejilla cierra una ventana (centro arriba). Aunque el AT se refiere con frecuencia a los dioses egipcios, sólo uno de ellos se menciona por nombre: Amón, de Tebas (Jer. 46:25). Sin embargo, en los nombres personales o de lugares aparecen muchos de ellos: en asenat, Potifera, Ramsés, Pitom, Pibeset (Gn. 41:45; 46:20; Ex. 12:37; 1:11; Ez. 30:17), etc. Los principales hechos bíblicos relacionados con Egipto, fechados en armonía con la historia del país que se sigue en este Diccionario, con los siguientes: 1. Abrahán encontró refugio en el 359 Reino Medio de Egipto durante el hambre en Palestina (s XIX a.C.). Por ello, el faraón que conoció Abrahán y que lo trató con consideración y respeto (Gn. 12:10-20), debió haber sido de la dinastía 12ª. 2. José fue vendido como esclavo en Egipto cuando los hicsos estaban en el poder (s XVII a.C.). Esto explica cómo pudo llegar a tener honor y autoridad como visir del país, cuando en cualquier otro momento hubiera sido muy difícil que un semita ocupara ese cargo. Mientras estaba en la corte, la familia de Jacob se mudó a Egipto por causa del hambre y se estableció en la región de Gosén (39:1-47:28). 3. Los descendientes de Jacob se multiplicaron hasta ser un grupo formidable. Cuando los egipcios se liberaron de los hicsos esclavizaron a los hebreos, que, con el acompañamiento de milagros, fueron liberados bajo la conducción de Moisés (Ex. 1:8-12; 3:10-12; 7-12). Este ocurrió probablemente bajo el rey Amenhotep II (1445 a. C.). 4. Merneptah, el hijo y sucesor de Ramsés II, menciona en una inscripción sobre la famosa estela de Israel que él derrotó a Israel, y por el contexto parece que este encuentro ocurrió en Palestina (fig 268). Este acontecimiento, a fines del s XIII a.C., durante el período de los jueces, no está registrado en la Biblia. 5. Salomón se casó con una hija de uno de los últimos reyes de la dinastía 21ª (1 R, 3:1). Uno de sus oficiales, Jeroboam, se rebeló contra él y encontró refugio en la corte de Sheshonk I (Sisac; 11:40). Este Sheshonk invadió Judá e Israel poco después de la muerte de Salomón y conquistó Jerusalén (1 R. 14:25, 26; 2 Cr. 12:2-5; fig 476). 6. Ezequías desafió a los asirios al confiar en parte en la fortaleza y ayuda de los reyes etíopes de egipto (2 R. 18:19-21). Taharka (el bíblico Tirhaca fig 193) se menciona como habiendo hecho el intento de rescatar a Ezequías (19:9), pero nada se sabe acerca del éxito del intento. 7. Durante los últimos años del reino de Judá, Egipto desempeñó un papel mayor en la historia de la nación hebrea que el que había tenido en muchos años. El rey Josías, probablemente atado por un acuerdo con los babilonios, intentó bloquear el paso del faraón Necao que iba hacia el norte contra aquéllos, y en la batalla de Meguido perdió su vida (2 R. 23: 29, 30; 2 Cr. 35: 20-24). Su hijo y sucesor, Joacaz, fue depuesto por Necao después de un breve reinado de 3 meses y llevado a Egipto como prisionero (2 R. 23:31-33; 2 Cr. 36:1-3). Joacim fue puesto por él como rey vasallo y siguió así hasta que nabucodonosor acabó con la supremacía egipcia en Palestina (2 R. 23:34, 35; 2 Cr. 36:4-6). Sin embargo, quedó entre los hebreos un grupo por egipcio, y fue la confianza en el poder de Egipto la que impulsó a Joacim y luego a Sedecías a rebelarse contra el rey de Babilonia. Durante el último sitio de Jerusalén el faraón Apries (el bíblico Hofra) hizo un fracasado intento de llevar alivio a la ciudad sitiada, pero solo fue un breve respiro para ella (Jer. 37:5-7). Muchos judíos que habían escapado de la destrucción de Jerusalén por los babilonios, más tarde fueron a Egipto (Jer. 42-44) formaron el núcleo de sólidas comunidades hebreas en tiempos posteriores. 8. José, siguiendo instrucciones divinas, huyó a Egipto con su esposa María y el niño Jesús para escapar de la ira de Herodes el Grande. Permanecieron allí hasta después de la muerte del rey, ocurrida en la primavera del 4 a.C. (Mt. 2:13-15). Véase Cronología IX (tablas). Bib.: A. Gardiner, Egypt of the Pharaohs (El Egipto de los faraones) (Oxford, 1961); H. Kees, Ancient Egypt: A Cultural Topography (El antiguo Egipto: una topografía cultural) (Londres, 1961); J. A. Wilson, The Burden of Egypt (La carga de Egipto) (Chicago, 1951); J. Cerny, Ancient Egyptian Religion (La religión egipcia antigua) (Londres, 1952); G. Steindorff y K. C. Seele, When Egypt Ruled de East (Cuando Egipto dominó el Oriente) (Chicago, 1957); P. Montet, Egypt and the Bible (Egipto y la Biblia) (Filadelfia, 1968).
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jueves 11 de marzo de 2010
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