Asamblea reunida para consultar, deliberar, convenir, considerar o acordar sobre una acción concertada; en algunos casos, un cuerpo administrativo, legislativo o de consejo. En la Biblia se mencionan varias clases de concilios bajo diferentes términos, pero casi todas las referencias del NT apuntan a un cuerpo específico, al cual se limitará este estudio: el gran Sanedrín de Jerusalén, el principal cuerpo judicial de los judíos desde el período helenístico hasta el 66 d.C.
I. Origen y nombre.
En las fuentes griegas (Josefo; 1 y 2 Mac.; NT) se lo llama guerousía, "concilio de ancianos", "senado"; sumbóulion, "concilio"; y más frecuentemente sunédrion, "concilio". En los escritos judaicos se lo conoce oficialmente como Bêth dîn haggadôl, "casa del gran juicio", o más frecuentemente, usando una palabra tomada del griego, Sanhedrîn. Se cree que el Sanedrín se originó en el período persa, cuando los judíos, que gozaban de una gran medida de independencia, pudieron manejar sus propios asuntos internos. Sin embargo, no se lo encuentra antes del período helenístico. Se lo menciona por 1ª vez en una carta a Antíoco el Grande (223-187 a.C.), y luego en 1 Mac. 12:6, como existente en tiempos de Jonatán el Macabeo (160-143/42 a.C.).
II. Miembros y constitución.
De acuerdo con la Mishná, el Sanedrín estaba constituido por 71 miembros, cuyo presidente era el sumo sacerdote (Sanhedrin 1.6). Se creía que era la continuación del cuerpo de consejeros (Nm 11:16,17) que ayudó a Moisés en la administración del pueblo en el desierto. Aparentemente, en sus primeros tiempos el Sanedrín estuvo compuesto por miembros que eran sacerdotes y personas de las familias aristocráticas. Sin embargo, durante el reinado de la reina Alejandra (76/75-67 a.C.), parece que los fariseos tuvieron éxito en lograr que los miembros de su grupo, los "escribas", fueran incluidos en el Sanedrín. De modo que desde ese tiempo en adelante estaba formado de 3 clases: 1. Los ancianos (gr. presbúteros); es decir, los representantes de las principales familias aristocráticas. 2. Los jefes de los sacerdotes (gr. arjieréus); es decir, los sumos sacerdotes retirados del servicio activo, y los miembros de 4 familias (Ananos, Boethos, Fabi y Kamithos) que proporcionaban la mayoría de los sumos sacerdotes. 3. Los escribas (gr. grammatéus), que en su mayoría pertenecían al partido de los fariseos. Las 3 clases se mencionan juntas en Mt. 27:41; Mr. 11:27; 14:43, 53; 15:1; etc. No se sabe bien cómo se designaba a los miembros del Sanedrín. La naturaleza aristocrática del cuerpo parecería excluir la posibilidad de que fueran elegidos por votación popular. Cuando la muerte o la apostasía reducía el número de sus componentes, probablemente se designaban nuevos miembros de por vida, ya sea por el Sanedrín o por las autoridades romanas.
III. Historia.
Bajo Jonatán y Simón, líderes macabeos y sumos sacerdotes, el Sanedrín y sus miembros representaban a la nación judía (como, por ejemplo, cuando hicieron una alianza militar con Esparta). También se ocupó de la construcción de fortalezas en toda Judea y la fortificación adicional de Jerusalén (1 Mac. 12:6-23; 14:20-23; 12:35, 36). Después que Pompeyo conquistó Palestina en el 63 a.C., anexó Judea a la provincia de Siria. Unos pocos años más tarde, Gabinio, procónsul de Siria (57-55 a.C.), dividió Judea en 5 distritos y puso a cada uno de ellos bajo la administración de un Sanedrín. Unos pocos años más tarde, sin embargo, en el 47 a.C., Sexto César, gobernador de Siria, reconoció la autoridad del sanedrín de Jerusalén como la corte suprema de todo el país. Cuando Herodes el Grande ocupó Jerusalén en el 37 a.C., ejecutó a muchos miembros del Sanedrín por haber apoyado a Antígono, su rival, y reemplazó a esos hombres por otros que le fueran leales. Esto señala el fin de la apariencia de autoridad política del Sanedrín; de allí en adelante se limitó principalmente a asuntos religiosos.
Cuando Arquelao recibió como herencia las provincias de Judea y de Samaria después de la muerte de Herodes, y el resto del reino de su padre fue dado a sus hermanos, la extensión de la autoridad del Sanedrín se limitó al territorio de Arquelao, y así quedó hasta el comienzo de la guerra romana del 66 d.C. Después de la caída de Jerusalén (70 d.C.), el sanedrín nunca actuó como cuerpo administrativo con autoridad, aunque los judíos organizaron un Sanedrín en Jabneh (llamado Jamnia en las fuentes griegas), cerca de Jope. En realidad, 245 este concilio sólo fue religioso, sin autoridad judicial alguna.
IV. Lugar de reunión.
De acuerdo con la Mishná, la sala en la que se reunía el Gran Sanedrín (llamada Lishkath haggazîth, "sala de la piedra tallada", en los escritos judaicos) se encontraba en el Atrio de Israel, también llamado el Atrio de los Hombres, uno de los patios interiores del templo (Middoth v.4; Sanhedrin xi.2). Se ha interpretado una afirmación de Josefo como ubicando el lugar de reunión del Sanedrín en la esquina sudoccidental del atrio exterior del templo. Sin embargo, los eruditos están divididos acerca de cuál de las 2 fuentes tiene más autoridad, si la Mishná o Josefo. La literatura judía no menciona deliberaciones del Sanedrín en el palacio del sumo sacerdote, y se debe suponer que la reunión registrada en Mt. 26:57 (y textos paralelos) se realizó en la residencia de Caifás, porque el recinto del templo se cerraba por las noches.
V. Autoridad.
El Sanedrín era el más alto cuerpo judicial de la nación y tenía poder de vida y muerte (Mt. 26:3,4,59,66). Sin embargo, durante la administración de los procuradores romanos, sus sentencias capitales debían ser confirmadas por el gobernador* (Jn. 18:31), aunque parece que esto se omitió algunas veces (Hch. 7:58). La norma legal eran la Ley* de Moisés y la tradición oral (los pronunciamientos de los eruditos judíos más importantes). Se acepta generalmente que la administración romana también puso en manos del Sanedrín la recaudación de los impuestos, lo que se hacía vendiendo la franquicia a especuladores y recaudadores de impuestos llamados publicanos* en el NT.
Bib.: E. Schürer, A History of the Jewish People in the Time of Jesus Christ (Una historia del pueblo judío en tiempos de Jesucristo) (Nueva York, s.f.), sección 23, III; FJ-AJ xii.3.3; xiv.5.4; FJ-GJ i.8.5; FJ-AJ xiv.9.3, 5; FJ-GJ i.10.7; FJ-AJ xiv.9.4; xv.1.2; FJ-GJ v.4.2; FJ-AJ xiv.9.3,4.
Concubina
(heb. pîlegesh; 'âmâh y shifjâh, criada (sierva)").
Esposa inferior en el sistema de la poligamia. Por lo general a la concubina se la elegía de entre las esclavas (Gn. 16:2,3), y el esposo se podía divorciar de ella con más facilidad que de su esposa principal (21:10-14). Sus hijos se consideraban inferiores en relación con los que nacían de la esposa legítima (Gn. 25:6; Jue. 8:31; 9:18; cf vs 14,15).
Concupiscencia.
Véase Deseo.
Conducta
(gr. agÇgué, anastrofe).
En la Biblia la palabra se refiere a "forma de vida", "manera de vivir" (Gá. 1:13; Ef. 4:22; 1 Ti. 4:12; etc.). Las versiones antiguas decían "conversación", pero el término griego de ninguna manera alude al intercambio oral de puntos de vista, sentimientos, etc. Con este sentido de diálogo sólo se usa en Jer. 38:27 y Lc. 24:17.
Conejo
(heb. shâfân (del verbo shâfan, "esconderse")).
El término traducido "conejo" en la RVR, en hebreo designa a un pariente pequeño del hipopótamo, del tamaño de un conejo; la BJ lo llama "damán". El animal, que todavía se encuentra en Siria y Palestina, vive entre las rocas (Sal. 104:18; Pr. 30:26). Se lo designó inmundo (Lv. 11:5; Dt. 14:7); por tanto, no comestible. En realidad no es un verdadero rumiante, pero mueve las mandíbulas como si lo fuera. Como en el caso de la liebre,* lo de "rumia" no se debe entender en sentido técnico-científico, sino sencillamente como una referencia a la apariencia externa y a la opinión general acerca del animal.
Confesión
(heb. tôdâh; gr. homologuía, homologuéÇ).
Por lo general, un reconocimiento de fe en Dios y en su superioridad y autoridad, o una admisión de pecado; cualquiera de los 2, de acuerdo con las circunstancias, puede ser público o privado, y ya sea a Dios o a los hombres. La confesión del poder y la supremacía de Dios puede ser o no sincera (1 R. 8:33,35: Is. 48:1), voluntaria o involuntaria (Ro. 14:11; Fil. 2:11), como también la confesión del pecado. En la confesión individual debe haber un reconocimiento específico del pecado o pecados involucrados (Lv. 5:5), acompañado de arrepentimiento (Mt. 3:2,6,8; Hch. 2:38; cf Sal. 38:18), restitución si es necesaria y posible (Lv. 6:4; Lc. 19:8; cf Nm. 5:7,8), y reforma (1 R. 8:35; Pr. 28:13; Is. 55:7; Hch. 19:18,19). Si se cumplen los requisitos, se asegura el perdón (1 Jn. 1:9). Todos los pecados se deben confesar a Dios, y los que afectan a las personas, también a ellas (Mt. 5:23,24; Lc. 17:4; Stg. 5:16).
La palabra "confesión" se usa a veces para describir una declaración de fe en Cristo (Lc. 12:8; Ro. 10:9; 1 Jn. 4:15); un reconocimiento abierto o una profesión de las creencias de la persona (Hch. 23:8; Ro. 10:10); o la aceptación o afirmación de una creencia o de un hecho (Jn. 1:20; Hch. 24:14). También se usa la palabra para describir el reconocimiento que cristo hace de su propio pueblo ante el Padre (Mt. 10:32; Ap. 3:5). No existe apoyo bíblico para establecer una confesión eclesiástica en la que la absolución del pecado viene a ser una función sacerdotal.
Confín.
Extremo, lugar remoto de la tierra. En Is. 11:12 aparece con este sentido, y la misma 246 palabra heb. kanefôth, literalmente "alas", aparece traducida por "extremos" por la idea de alas extendidas de un ave; de extremo a extremo.
Conías
(heb. Konyâhû, "nombrado por Yahweh").
Otro nombre para Joaquín* (Jer. 22:24,28; 37:1).
Consagración
(heb. qiddash; gr. haguiasmós).
I. Consagración.
Acto ritual, o ceremonia, por el que se aparta a una persona o un lugar para la adoración y el servicio a Dios. Aarón y sus hijos fueron consagrados para su cargo (Ex. 28:41); los levitas se consagraron a Dios en tiempos del rey Ezequías (2 Cr. 29:31). A veces también se consagraron para un uso santo objetos inanimados y también animales (Ex. 19:23, BJ; Lv, 8:22; 27:32; Jos. 6:19). "Hecho perfecto" (He. 7:28) significa literalmente "consagrado"; y en 10:20, "nos abrió" significa "inauguró" o "consagró". A veces se usa la palabra "santificado" en vez de "consagrado" (Ex. 19:23).
II. Consagrar
(heb. generalmente qâdash, "ser santo", "hacer santo", "consagrar", "dedicar", "santificar"; gr. haguiázo, "santificar", "reverenciar"). En sentido bíblico, santificar o hacer santo; apartar para un uso santo. Es la dedicación de alguna cosa o persona para un propósito sagrado, con la implicación de que el objeto o la persona así dedicada está separada del uso común. De esta manera el séptimo día fue santificado, consagrado o apartado, para el Señor al final de la semana de la creación (Gn. 2:3; Ex. 20:11), dedicándolo para un propósito santo. Los sacerdotes estaban consagrados, apartados para sus responsabilidades divinas (Ex. 29:1), así como el tabernáculo y todo el mobiliario del santuario estaban separados para usos santos (40:9). Los primogénitos eran puestos aparte y dedicados al Señor (Nm. 3:13).
Consejero
(heb. yô{êts; gr. súmboulos).
Con frecuencia, quien tiene el cargo de aconsejar al rey; en sentido general, consultor. Se mencionan consejeros reales en la corte de David (1Cr. 27:32-34), entre ellos, a Ahitofel, quien se pasó al bando de Absalón (2 S. 15:12). También se alude a los consejeros de Nabucodonosor (Dn. 3:24,27; 4:36) y a los 7 de Artajerjes (Esd. 7:14,28; 8:25). Probablemente éste sea el consejo mencionado en Est. 1:14; es decir, 7 príncipes de persia "que veían la cara del rey y se sentaban los primeros en el reino". Esta institución de 7 consejeros todavía no ha recibido respaldo de la arqueología, pero Herodoto dice que 7 grandes familias persas tenían privilegios especiales que excedían los de todas las demás familias, incluyendo el derecho de acceso irrestricto a la presencia real.
Bib.: Herodoto iii.8.4.
Consolador.
Véase Espíritu Santo.
Constelación.
Traducción del: 1. Heb.kesîlîm en Is. 13:10, BJ ("luceros", RVR), cuya forma singular, kesîl, se traduce por "Orión" en Job 9:9,38:31 y Am. 5:8. El plural probablemente se refiere a la de Orión* con sus constelaciones vecinas. 2. Heb.mazzâlôth (2 R. 23:5) y mazzârôth (Job 38:32), que tal vez significan las constelaciones del zodiaco.*
Continuo
(heb. tamîd, "continuamente", "regularmente").
Tamîd aparece 103 veces en el AT como adjetivo (Ex. 29:42) y como adverbio (27:20). Generalmente, cuando se lo usa como adjetivo se lo vierte "continuo", "perpetuo"; y cuando se lo emplea como adverbio, "continuamente", "de continuo", "siempre". La expresión hebrea que con más frecuencia se traduce como "diariamente" es yôm beyôm, literalmente "día por día". Tamîd se usa en relación con el tabernáculo unas 50 veces: con el holocausto matutino y vespertino diarios (Ex. 29:38,42), con el candelabro (27:20), con los panes de la proposición (25:30), con el incienso (30:8), con el fuego sobre el altar (Lv. 6:13), con el fuego y la nube que reposaban sobre el tabernáculo (Nm. 9:16), con el servicio musical (1 Cr. 16:6,37), etc. En todos los casos, tamîd denota aspectos de los servicios del tabernáculo o del templo que se realizaban "de continuo", "continuamente", "perpetuamente", a diferencia de los ritos especiales que se efectuaban sólo en momentos determinados -como en la Pascua o en el Día de la Expiación- o para los individuos. Así, las 7 lámparas del candelabro nunca se extinguían al mismo tiempo; nunca se permitía que el fuego sobre el altar de los holocaustos se apagara; el pan de la Presencia siempre estaba sobre su mesa; un cordero se ofrecía cada mañana y cada tarde; y el incienso ardía sobre su altar simultáneamente. En hebreo tardío, tamîd es la expresión técnica regular para la ofrenda diaria completa, que se presentaba de mañana y de tarde; en la Mishná hay un tratado entero dedicado a este tema y que lleva por título Tamîd. El servicio "continuo" simbolizaba la benévola y continua provisión que Dios hace para el hombre, y apuntaba hacia el ministerio de Cristo, quien vive "siempre para interceder por ellos" (He. 7:25).
En Daniel el término "continuo" aparece 5 veces como la traducción de tamîd (8:11-13; 11:31; 12:11) y está asociado con el santuario. 247 En 8:11-14 el poder simbolizado por el cuerno pequeño asuela el santuario e interrumpe sus servicios rituales, pero después de un período de 2.300 "días" el santuario sería "purificado" o "reivindicado" (BJ; o "reintegrado en su derecho", nota en BJ). En 11:31 se da la información adicional de que "la abominación desoladora" reemplaza el "continuo" ("sacrificio" no está en hebreo, aunque el adjetivo va con artículo; es un adjetivo sustantivado). Como el "continuo" designa el sistema divinamente ordenado de adoración, el poder que lo quita está en oposición a Dios, y la "abominación desoladora" representa un sistema de culto falsificado.
Los judíos del tiempo de Cristo aplicaban esta profecía de Daniel a la desolación del templo hecha por Antíoco Epífanes: la interrupción de sus ritos sagrados y su sustitución por ritos paganos (168-165 a.C.). Josefo, escribiendo c 75-93 d.C., aplica esta profecía a este suceso. El autor de 1 Mac. (c 100 a.C.) parece también haber entendido esta profecía de ese modo (1 Mac. 1:19-64; 4:36-60; 6:7; (cf 2 Mac. 6:1,2). Cristo aplicó la expresión, "abominación desoladora" a los romanos que en el 70 d.C. destruyeron el templo y terminaron con sus ritos (Mt. 24:15; cf Lc. 21:20,24). Más tarde, éstos levantaron un santuario a Júpiter Capitolino en el sitio del templo de Herodes, en Jerusalén. Muchos intérpretes protestantes han aplicado el principio día por año a los 2.300 días, con lo que este período concluye cerca del fin de la era cristiana.
El sustantivo "conversión" se usa una sola vez (Hch. 15:3), y es traducción del gr. epistrofe, literalmente "volverse a". La forma verbal, "convertir", aparece algunas veces en forma activa (Sal. 19:7), y otras en sentido pasivo (Sal. 51:13, heb. shuf, Mt. 13:15). El significado literal de la palabra es "darse vuelta", "girar hacia atrás", "volverse a". La conversión significa que el alma se vuelve del pecado a Dios. El apartarse del pecado es el paso del arrepentimiento, y el volverse a Dios es el acto de fe mediante el cual la salvación se hace posible (Ef. 2:8, 9).
Palabra que aparece casi todas las veces en la frase "santa convocación": las reuniones sagradas del sábado (Lv. 23:3) y las festividades especiales (cp 23). Además de los sábados semanales, cada año había 7 días especiales de "santa convocación": el 1º y el último día de la fiesta de los Panes sin Levadura (vs 6-8), el Pentecostés (vs 15-21), el 1er día del mes 7º (vs 24,25), el Día de la Expiación (vs 26-32), y el 1º y el último día de la fiesta de los Tabernáculos (vs 34-36). En esos días no se debía realizar ningún trabajo. La única excepción (RVR) está en Is. 4:5, donde habla de "lugares de sus convocaciones", pero el paralelismo con "monte de Sion" sugiere que también es un lugar santo. Véanse cada una de las fiestas.
Copa
(heb. kôs, gâbîa{, etc.; gr. poterion , "copa", "vaso"; fiál').
Vaso* para beber hecho de loza de barro o de metal (Gn. 44:2: Jer. 51:7; Mr. 7:4, etc.). El término se suele emplear figuradamente para indicar algo desagradable y amargo (ls. 51:17, BJ; Mt. 26:39) o gozoso y dulce (Sal. 23:5; 1 Co. 10:16). En relación con el candelabro (Ex. 25:31-34; 37:17-20) se usa la palabra heb. gebîya{, "copa", "cáliz". La copa de José también se designa con el mismo nombre, pero la que el copero le pasaba al faraón es kôs, la más frecuente en los salmos y Jeremías (Sal. 16:5; 23:5; 116:13; Pr. 23:31; Jer. 25:15, 17, 28; etc.). La fig 48 muestra el momento en que la reina asiria pasa una copa real llena de vino al rey Asurbanipal (véase además la fig 133). En los evangelios se usa la palabra "copa" en relación con la agonía de Jesús en el Getsemaní. En el Apocalipsis, 248 con una excepción (Ap. 2:27; gr. skéuos), es traducción de fiál'.
133. Siervos llevando copas. Relieve sobre la escalinata sur de la sala de concilios en Persépolis.
Copero
(heb. mashqeh, "quien da de beber").
Los antiguos monarcas orientales vivían en constante peligro de ser envenenados, y por lo tanto empleaban cortesanos muy confiables como responsables de sus bebidas (fig 133). El AT menciona al copero del Faraón en tiempos de José (Gn. 40:1-41:13), a los de los días del rey Salomón (1 R. 10:5, BJ; 2 Cr. 9:4, BJ) y a Nehemías como tal para Artajerjes I de Persia (Neh. 1:11). El hecho de que Nehemías, un judío, tuviera ese importante cargo de confianza y responsabilidad, habla mucho en favor de su capacidad y su integridad de carácter.
Coral
(heb. râ'mâh y penînâh).
Esqueleto calcáreo de ciertos organismos marinos inferiores. Los corales del Mar Mediterráneo y los del Mar Rojo eran rojos, y los antiguos los usaban para fabricar joyas y adornos, pero no es seguro si éstos eran los que se mencionan en la Biblia (Lm. 4:7). Los râ'môth de Job 28:18 y de Ez. 27:16, que aparecen en la lista de los artículos valiosos que traían los mercaderes sirios o edomitas de los mercados de Tiro, son de significado incierto. Penînîm, traducido como "piedras preciosas", podría ser el coral, el rubí* o alguna otra piedra usada en joyería (Pr. 8:11; 20:15; 31:10).
Corasán
(heb. Bôr-{Âshân, "horno humeante").
Localidad de Judá situada al norte de Beerseba (1 S. 30:30; "Bor-Ashan", BJ; "Borasán", LPD); algunos eruditos la identifican con Asán.*
Coraza.
Véanse Armadura; Coselete; Cota de malla.
Corazín
(gr. Jorazín, de significado incierto).
Lugar en un valle que desciende hacia el Mar de Galilea, identificado con Khirbet Kerâzeh, a unos 3 km al norte de Tell 2ûm (Capernaum). No se lo menciona en el AT, pero es probablemente el Korzayîm del Talmud (Menajoth 85a). Señalan el lugar extensas ruinas, que incluyen las de una sinagoga antigua construida de piedra basáltica negra de la región. Fue excavada por el Departamento de Antigüedades de Palestina en 1926. En las ruinas de la sinagoga se encontró un asiento esculpido con un ejemplo de la "cátedra de Moisés" que se menciona en Mt. 23:2. Cristo denunció la dureza de la ciudad, asimismo de Capernaum y Betsaida, por haber sido testigo de muchos de sus milagros, de haber escuchado muchos de sus sermones y no reaccionar favorablemente (Mt. 11:21-24; Lc. 10:13). Mapa XVI, C-4.
Bib.: E. L. Sukenik, Ancient Synagogues in Palestine and Greece (Antiguas sinagogas en Palestina y Grecia) (Londres, 1934), pp 21-24, 60; Z. Yeivin y N. Avigad, EAEHL I:299-303.
134. Ruinas de la sinagoga en Corazín.
Corazón
(heb. lêb, lêbâb; gr. kardía).
Término, muy frecuente en las Escrituras, que se usa muy raramente con respecto al órgano real de nuestro cuerpo (1 S. 25:37; 2 R. 9:24; etc.). Generalmente designa el asiento de diversas actitudes y emociones y de la inteligencia. La "sencillez de... corazón" del rey Abimelec (Gn. 20:5) expresaba la honestidad de intención. De paso cabe destacar que en Os. 13:8 se habla de la cavidad, del recinto (heb. segôr), donde está enclavado el corazón. El endurecimiento del corazón de Faraón (Ex. 8:32) indicaba una actitud de rebeldía contra Dios (cf He. 3:7-10). El corazón de los habitantes de Jericó había "desmayado" cuando oyeron lo que Dios había hecho en favor de Israel; es decir, el temor y el terror se había apoderado de ellos (Jos. 2:11). Un "corazón de piedra" describe un estado de insensibilidad espiritual y de indiferencia moral (Ez. 11:19). Aunque los hombres pueden ser "hipócritas de corazón" (Job 36:13), tener corazones pervertidos (Pr. 6:18), orgullosos (21:4), temerosos (Is. 35:4), malos e incrédulos (He. 3:12), falsos y rebeldes (Jer. 5:23) y puedan tener "ídolos" en su corazón (Ez. 14:3), sin embargo, Dios puede dar a cada uno 249 un "corazón de carne", un "corazón nuevo" (11:19; 18:31), lo que indica un cambio completo de actitudes, deseos y ambiciones (2 Co. 5:17). Jesucristo mora en el corazón por medio de la fe (Ef. 3:17), Expresiones como "sabio de corazón" (Pr. 10:8) y "cavilaban en sus corazones" (Mr. 2:6) muestran que se atribuía al corazón el asiento de la inteligencia (cf Ex. 31:6, Dt. 29:4; 1 R. 3:9). En Mt. 12:40 se encuentra una referencia al "corazón de la tierra", es decir, la sepultura.
Corbán
(gr. korbán; transliteración del heb. qorbân, "un regalo", "una ofrenda" a Dios (de la raíz verbal qrb, "aproximarse"); literalmente, "lo que se trae cerca").
Expresión que, usada por los judíos, liberaba de la obligación de atender a los padres (Mr. 7:11). Qorbân aparece con frecuencia en el AT (Lv. 1:3; 2:1; 27: 9; Nm. 7:3, 12, 13, 17; etc.) y significa una ofrenda. Cuando un judío pronunciaba este término, bajo las circunstancias que describió Jesús, significaba que cualquier beneficio que los padres pudieran obtener de él, a partir de ese momento era un regalo para el templo, por lo cual no podían utilizarlo. Cristo reprendió severamente a los que, en su intento por defraudar a sus progenitores, usaban este esquema piadoso con la consecuencia de que un mandamiento de Dios, el 5º, se ponía totalmente a un lado (Mr. 7:9-13; cf Mt. 15:3-5). Para conocer tradiciones judías con respecto a los votos, véase el tratado Nedarim de la Mishná. Durante las excavaciones cerca del Muro de los Lamentos en Jerusalén, en 1968, se descubrió la pata de un utensilio de piedra sobre la que había grabado la palabra qorbân en letras hebreas. El utensilio habría sido dedicado a Dios o al templo.
Corcel.
Véase Caballo.
Cordel.
Véase Cuerda.
Corderito/a.
Véase Cordero/a.
Cordero/a
(heb. generalmente kebes, "carnero joven", y seh, "corderito"; gr. arníon, aren y amnós, "cordero").
Por causa de su inocencia, paciencia e inofensividad, un cordero pareció ser el mejor animal para representar a quien prometió llevar los pecados del mundo, el Cordero de Dios. Por ello, el cordero desempeñó una parte importante en el antiguo sistema de sacrificios, el cual prefiguraba el ministerio y sacrificio del Salvador. Junto con el cabrito y en forma intercambiable con él, era uno de los animales principales para los sacrificios desde el Edén hasta que cesaron (Gn. 4:4; 22:7; etc.). La 1ª mención clara de los corderos en las Escrituras aparece en Gn. 21:28-31, donde Abrahán, para confirmar la posesión del pozo en Beer-seba, "el pozo del juramento", dio 7 corderos a Abimelec. La 1ª mención como animal para los sacrificios está en 22:7. Se requería para la Pascua un cordero o cabrito de un año (heb. seh; Ex. 12:3-5). Cuando se estableció el ritual del tabernáculo en el monte Sinaí, Dios ordenó que cada mañana y cada tarde se ofreciera un cordero de un año (heb. kebes) como holocausto por todo Israel (Ex. 29:38-42; cf Nm. 28:4), y 2 el sábado de mañana y 2 el sábado de tarde (Nm. 28:9, 10).
Las ofrendas para ocasiones especiales -como las 3 grandes festividades anuales y el Día de la Expiación- se sumaban a los corderos del sacrificio regular de cada mañana y cada tarde. Este representaba el ministerio continuo de Jesucristo en favor de los pecadores. Por cuanto ésta era una "ofrenda encendida", un "holocausto continuo (diario)" (v 3), se la llegó a conocer como tamîd: literalmente, "continuo" o "diario". Además del sacrificio diario, en ocasiones especiales como la fiesta de la luna nueva se ofrecían 7 corderos de un año como holocausto (v 11), lo mismo que en cada uno de los 7 días de la Pascua (vs 16, 19, 24), en la fiesta de las Semanas o Pentecostés (vs 26, 27), en el día de Año Nuevo (29:1, 2) y en el Día de la Expiación (10 días más tarde; vs 7, 8). En la fiesta de los Tabernáculos se debían ofrecer 14 corderos cada día, además del sacrificio diario, cada uno de los primeros 7 días, y 7 corderos el 8º día (vs 12-36).
En otras ocasiones, las ofrendas especificadas eran un cordero (Lv. 9:3; 23:12, 18; Nm. 6:14; 7:15), una cabra para alguien del pueblo (Lv. 4:27, 28, 32), y un cordero o una cordera como ofrenda por la culpa (5:6) o como ofrenda de paz (3:6, 7). En cada caso, el cordero debía ser sin defecto para representar adecuadamente el carácter perfecto de Jesucristo (cf 1 P. 1:19).
Cordero de Dios
(gr. ho amnós toú Theoú).
Título con que Juan el Bautista presentó a Jesús ante Israel como el Mesías, el Hijo de Dios (Jn. 1:29-36). Esta designación para Cristo no aparece en el AT, pero la expresión probablemente estaba basada en las palabras de Is. 53:7, "como cordero fue llevado al matadero". El título "Cordero de Dios" presenta a Jesús como el Mesías sufriente e implica que los sacrificios del AT lo simbolizaban como el sacrificio divino por el pecado. En los tiempos antiguos, un cordero* -o un cabrito (Gn. 22:7; Ex. 12:3)- era uno de los principales sacrificios que se podía presentar. El holocausto diario, un cordero sin mancha (Ex. 29:39-42), simbolizaba apropiadamente el ministerio 250 perpetuo de Cristo en favor de los pecadores. El apóstol Pablo se refiere a Cristo como "nuestra pascua" (1 Co. 5:7); Pedro, como "un cordero sin mancha y sin contaminación" (1 P, 1:19); y Juan, como el "Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo" (Ap. 13:8). En el Apocalipsis, Juan nombra a Cristo como el "Cordero" un total de 28 veces.
Cordón.
Véase Cuerda.
Coré
(heb. Qôraj (1-4), "calvo (calvez)" o "hielo"; gr. Kóre; heb. Qôrê' (5, 6), "perdiz" o "pregonero"; nombre que aparece en trozos de cerámica inscriptos encontrados en excavaciones en las cercanías de Jerusalén).
1.
Hijo de Esaú con su esposa Aholibama (Gn. 36:5, 14, 18; 1 Cr. 1:35).
2.
Hijo de Elifaz y nieto de Esaú. Fue uno de los jefes de los hijos de Esaú (Gn. 36:15, 16).
3.
Levita coatita (Nm. 16:1) conocido especialmente por su participación en una rebelión contra Moisés y Aarón. Le molestaba tener un cargo inferior que el de su pariente Aarón, quien había sido designado como sumo sacerdote. Se le unieron Datán, Abiram y On, rubenitas que aspiraban a ser dirigentes, al ver que pertenecían a la tribu del hijo mayor de Jacob. Coré y muchos de los rebeldes fueron destruidos cuando la tierra se abrió y los tragó. El fuego destruyó a los sacerdotes que se les habían unido en la rebelión (Nm. 16:1-49; 26:9-11; Sal. 106:17, 18; Jud. 11). La expresión "todos los hombres de Coré" (Nm. 16:32) no se refiere a su familia sino a sus partidarios (porque de Coré descendían Samuel y algunos músicos de David). Véase Coreítas.
4.
Hijo de Hebrón; probablemente también el nombre de una familia en Judá (1 Cr. 2:43).
5.
Levita de la casa de Coré (1 Cr. 9:19; 26:1).
6.
Levita que tenía a su cargo las ofrendas voluntarias durante el reinado del rey Ezequías (2 Cr. 31:14).
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