DICCIONARIO BÍBLICO ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA Contenidos - Contents EL DICCIONARIO BÍBLICO ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA 1. Espía, uno de los 12, de la tribu de Dan (Nm. 13:12). 2. Padre de Maquir de Lodebar (2 S. 9:4, 5; 17:27). 3. Padre de Bet-súa o Betsabé (1 Cr. 3:5); se lo llama Eliam en 2 S. 11:3. Véase Eliam 1. 4. Levita portero en tiempos de David (1 Cr. 26:5). Unas 16 palabras hebreas y griegas se han traducido por "amigo/a" en la RVR. La mayoría de ellas son prácticamente sinónimos o, por lo menos, intercambiables, pero otras establecen finas distinciones en las relaciones sociales. Algunas de las expresiones bíblicas más importantes para "amigo" incluyen: 1. Una forma del verbo heb. 'âhab, "amar"; de allí, "uno que ama", "un amigo querido". El término destaca una relación de afecto (2 Cr. 20:7; Est. 5:10; Pr. 14:20; 18:24; etc.). 2. Heb. rêa{, "vecino", "compañero (amigo)". Aunque este término a veces se puede referir a una relación de afecto (Pr. 17:17), el énfasis principal está en la proximidad y el conocimiento. Como su equivalente española, la expresión hebrea generalmente describe a una persona con quien se tiene relaciones sociales amigables (1 S. 30:26; Job 2:11; 17:5; etc.); pero, como en español, el término puede incluir a personas cuya amistad sea sólo superficial o aun egoísta (Job 16:20; Sal. 38:11; Pr. 19:4, 6; Lm. 1:2). 3. Gr. hetáiros. Sencillamente, una persona que está en la presencia inmediata de uno. Puede denotar que no se conoce el nombre de la persona, y, ocasionalmente, su uso puede conllevar un suave reproche. En el NT se encuentra sólo en Mt. 11:16 (aquí traducido como "compañero"*); 20:13; 22:12; 26:50. 4. Gr. fílos, la palabra más corriente para "amigo". Pero, como con el heb. 'âhab, el término generalmente incluye más que la idea española de "amigo"; primariamente indica uno que es querido, amado, o de amistad muy íntima (Lc. 15:6, 29; Jn. 11:11; 15:14, 15). A menudo, sin embargo, la expresión se aproxima al español "amigo" en un sentido general, como en Lc. 11:5; 23:12; Jn. 19:12. Véanse Amigo del esposo; Amigo del rey; Amor. De acuerdo con una costumbre ritual judía, mediador que el novio enviaba a los padres de la novia para informarse de si éstos accedían a tal unión; y, si todo quedaba aprobado, quien conducía a la esposa hacia el esposo. Pero el momento cumbre llegaba cuando el esposo, apartando el velo de la esposa, la elogiaba en presencia de su amigo; lo que más alegraba a éste era el reconocimiento a su labor mediadora. La misión del amigo del esposo terminaba con la fiesta de bodas. Juan el Bautista emplea esta imagen para sí mismo en uno de sus sermones (Jn. 3:29). Funcionario, probablemente un consejero, una persona de mucha confianza o un aliado muy estrecho del rey (1 R. 4:5). En 2 S. 15:37 y 16:16, Husai arquita es llamado rê{eh, "amigo", de David. El nombre aparece en 2 antiguos sellos amonitas y en una inscripción de Asurbanipal que menciona el nombre del rey de Amón y escrito Amminadbi. También aparece en una inscripción amonita encontrada en Tell Sirân, cerca de Amán, donde se mencionan a dos Aminadab (abuelo y nieto) como reyes de Amón. 1. Descendiente de Judá por medio de Hezrón (1 Cr. 2:10). Fue padre de naasón (el príncipe de Judá en tiempos de Moisés; Nm. 1:7), suegro de Aarón (el sumo sacerdote; Ex. 6:23) y uno de los antepasados de David (Rt. 4:19; Mt. 1:4; Lc. 3:33). 2. Levita de la familia de Coat (1 Cr. 6:22) también llamado lzhar* en las genealogías de los descendientes de Coat (1 Cr. 6:18-38; Ex. 6:18,21). 3. Levita de la familia de Coat en tiempos de David (1 Cr. 15:10, 11). 4. Personaje desconocido (Cnt. 6:12). La DHH, la NBE y la BJ traducen "príncipe". Bib.: ANET 294; BASOR 212 (Diciembre de 1973):5-15. Hijo de uno de los valientes de David (1 Cr. 27:6). Danita, padre de Ahiezer (Nm. 1:12; 2:25). El nombre aparece en Egipto a fines del s XIV a.C. como el de un oficial inferior, evidentemente un semita extranjero. Bib.: W. F. Albright, The Biblical Period From Abraham to Esdra (El período bíblico desde Abrahán hasta Esdras) (1963), p 13. 46 La palabra "amistad" aparece 6 veces en la RVR: 2 Cr. 20:35; Job 22:21; Sal. 55:14; Pr. 17:9; 22:11; Stg. 4:4. En los primeros 5 casos, 5 palabras hebreas diferentes significan literalmente "unirse", "aprovechar", "en compañía con una multitud", "afecto" y "amigo". En Stg. 4:4 "amistad" es un equivalente casi exacto del gr. filía. Véanse Amigo/a; Amigo del esposo; Amigo del rey; Amor. Padre del profeta Jonás (2 R. 14:25; Jon. 1:1). 1. Padre efraimita de Elisaina (Nm. 1:10; 1 Cr. 7:26). 2. Padre simeonita de Samuel (Nm. 34:20). 3. Representante de la tribu de Neftalí (Nm. 34:28). 4. Padre de Talmai, rey de Gesur (2 S. 13:37). 5. Miembro de la tribu de Judá (1 Cr. 9:4). Cerro o colina, entre Gabaón y el valle del Jordán, donde las fuerzas de Joab derrotaron a las de Abner (2 S. 2:24); no identificado. Bib.: W. F. Albright, IEJ 4 (1954):3, 4. Nombre simbólico que señala a Israel como el pueblo de Dios dentro de la relación del pacto (Os. 2:1; cf Ro. 9:25). Compárese con el nombre lo-ammi,* "no mi pueblo" (Os. 1:9). 1. El mayor de los hijos de David y Ahinoam de Jezreel, nacido en Hebrón (2 S. 3:2; 1 Cr. 3:1). Violó y luego rechazó a su hermanastra Tamar, crimen por el cual fue asesinado a manos de Absalón, hermano de ella (2 S. 13). 2. Descendiente de Judá (1 Cr. 4:20). Con referencia al término griego, un "soberano (gobernador) absoluto", "señor",* "dueño", "amo" (1 Ti. 6:1, 2; etc.). Sacerdote que regresó de Babilonia con Zorobabel; dio origen a una familia sacerdotal (Neh. 12:7,20). En nombres personales de origen hebreo, 'Âmôn significa "fiel (leal)", pero cuando representa la divinidad egipcia es una transliteración del egip. 'Imn, "el oculto". En los textos asirios, el nombre ocurre como Bêt Ammanaia y Ban Ammanaia, y en inscripciones sobre piedra y bronce encontradas cerca de Amman como bny {amwn y {mn. 1. Forma abreviada de Ben-ammi,* el hijo de Lot con su propia hija menor (Gn. 19:38). De aquí que a los descendientes de Ben-ammi o Amón se los llame amonitas.* 2. Gobernador de Samaria en tiempos de Acab (1 R. 22:26; 2 Cr. 18:25). 3. Decimoquinto rey del reino sureño de Judá. Reinó 2 años (c 642-640 a.C.). Fue hijo de Manasés y siguió el mal ejemplo de su padre. Su vida terminó en una revolución palaciega (2 R. 21:19-26; 2 Cr. 33:21-25). Su nombre aparece en la genealogía de Jesús que traza Mateo (1:10). 4. Nombre ancestral de un grupo de siervos de Salomón que regresó del exilio babilónico con Zorobabel (Neh. 7:57-59; llamados hijos de Ami* en Esd. 2:57). 5. Dios egipcio, también llamado Amén, originalmente el dios local de Tebas, la ciudad del Alto Egipto (Jer. 46:25 y Nah. 3:8; la BJ y la NBE le dan a Tebas el nombre de Amón de No, o No-Amón, con lo que resulta claro que el nombre del dios era parte del de la ciudad). Amón llegó a ser el dios principal de Egipto durante el Reino Medio (c 2025-c 1780 a.C.), y desde la dinastía 18ª en adelante (comienzos c 1590 a.C.) se lo identificaba con el dios-sol Ra, y por ello era llamado Amón-Ra y considerado como el rey de los dioses. Amón, con su consorte Mut ("madre") y su hijo Khonsu (un dios-luna) formaron una tríada tebana. Como el animal sagrado para Amón era el carnero, a la divinidad se la dibujaba como un dios con cabeza de carnero o en la forma de un hombre que llevaba puesto un disco con 2 largas plumas como corona. Amón también era adorado en Siwa (África del Norte, al oeste de Egipto) y fue conocido para los griegos como Zeus Amón. Descendientes de Ben-ammi* o Amón* 1. En tiempos de Moisés los amonitas habían desplazado a quienes ellos llamaban zomzomeos (refaítas, BJ), los habitantes originales de la región (Dt. 2:20-23), de las nacientes del río Jaboc. Su capital fue Rabá, también llamada Rabath-amón (Rabá-amón), hoy {Ammân. Mapa VI, D, E-4/5. Los amonitas iniciaron actos hostiles contra los israelitas en tiempo de los jueces: atacaron Israel como aliados de Eglón de Moab y de los 47 amalecitas (Jue. 3:12-14). Durante la última parte del s XII a.C. oprimieron a los israelitas en Transjordania, mientras los filisteos oprimían a los que vivían en la región occidental; pero fueron derrotados y volvieron a su territorio original (10:6-9; 11:1-33). Más tarde, Nahas, rey de los amonitas, atacó Jabes de Galaad, pero fue derrotado por el recién elegido rey Saúl, quien ayudó a la ciudad sitiada (1 S. 11:1-11). Cuando los embajadores de David fueron humillados en la corte de Hanún, sucesor de Nahas, se inició una guerra entre las 2 naciones. Los amonitas, aunque auxiliados por varias ciudades-estados arameas, fueron derrotados por los ejércitos de David al mando de Joab y Abisai (2 S. 10; 1 Cr. 20:1-3). Los amonitas, tributarios de David, parecieron recobrar cierta independencia bajo Salomón, como lo sugiere el hecho de que Salomón tomara esposas de entre las princesas amonitas (1 R. 11:1); intentaron invadir Judá en tiempos de Josafat (2 Cr. 20:1-30), pero otra vez fueron hechos tributarios. El pago del tributo amonita a Judá está registrado en tiempos de Uzías o Azarías (26:8) y de Jotam (27:5). Después cayeron bajo el dominio total de Asiria. Los textos asirios mencionan a los amonitas en tiempos de Salmanasar III, quien nos cuenta que su rey Ba'sa, hijo de Ruhubi, tomó parte con sus fuerzas en la batalla de Qarqar (853 a.C.). Tiglat-pileser III (745-727 a.C.) recibió tributo de Sanipu, de la casa de Amón; Esar-hadón (681-669 a.C.) de Puduil; y Asurbanipal (669-627? a.C.) de Aminadbi. El nombre Amminadbi aparece también sobre 2 sellos amonitas escritos en caracteres fenicios como {mndb. Una inscripción amonita encontrada sobre una botella de bronce descubierta en 1972 en Tell Sirân, cerca de Amán, contiene los nombres de 3 reyes amonitas, quienes habrían gobernado entre el rey Aminadab (I) del tiempo de Asurbanipal y el rey Baalis del tiempo de Nabucodonosor: Aminadab (II), Hitstsel&el y Aminadab (III). Después de la caída del Imperio Asirio, los amonitas fueron vasallos del rey de Babilonia, y cuando Joacim de Judá se rebeló contra Nabucodonosor, se permitió a los amonitas molestar a sus vecinos occidentales (2 R. 24:2). Después de la destrucción de Jerusalén, el rey amonita Baalis contrató a Ismael, uno de los ex comandantes del ejército de Judá, para asesinar a Gedalías, designado por los babilonios como gobernador sobre la provincia de Judá (2 R. 25:23; Jer. 40:14; 41:1, 2). Las razones para este acto no son claras. Cabe recordar que los profetas del AT pronunciaron muchas profecías contra los amonitas (Jer. 9:25, 26; 49:1-6; Ez. 21:20; 25:1-7, Am. 1:13-15; Sof. 2:8-11). En tiempos del Imperio Persa el territorio de Amón era, como Judea y Samaria, una provincia de la satrapía de "Más allá del río". La antigua enemistad contra Israel seguía activa, como lo demuestra la oposición de los amonitas, junto con otros, a la reconstrucción del muro de Jerusalén (Neh. 4:3, 7). Al mismo tiempo, hubo casamientos entre miembros de las 2 naciones, lo que desagradó a los dirigentes como Esdras y Nehemías (Esd. 9:1, 2; Neh. 13:23-31). Hubo encuentros militares entre los amonitas e Israel hasta el tiempo de los macabeos (1 Mac. 5:1-8). En el 64 a.C. su territorio fue puesto bajo el dominio romano. Con el paso del tiempo, los amonitas fueron absorbidos por los árabes. Hasta fines de la década de 1960 se sabía muy poco de la lengua de los amonitas, pero el descubrimiento de varias inscripciones en piedra, bronce y trozos de alfarería nos ofrecen un cuadro mucho más claro de su lengua y escritura (muy similar a la de los antiguos israelitas). Tampoco se conocía mucho de la religión amonita. Sin embargo, el nombre de su dios principal (Milcom y/o Moloc en la Biblia) salió a luz en una inscripción de la ciudadela de Amán y también en 2 sellos amonitas. Bib.: ANET 279, 282, 291, 294; Diringer, Iscrizioni, pp 253-255; BASOR 212 (Dic. 1973):5-15; G. M. Landes, BA 24 (1961):66-86; G. L. Harding, The Antiquities of Jordan (Las antigüedades del Jordán) (Londres, 1963); N. Glueck, The Other Side of Jordan (El otro lado del Jordán) (New Haven, Connecticut, 1940). En la Biblia las palabras que se traducen por "amor" y "amar" tienen diversos matices de significación. I. En el AT. Las palabras que más se traducen por "amor" y "amar" son 'ahabâh y 'âhab. Estos términos abarcan el amor en su sentido más amplio: desde el amor de Dios por los justos (Sal. 146:8; etc.), el amor del hombre a Dios (Dt. 11:1; Sal. 116:1; etc.) y a las cosas de Dios (Sal. 119:97; etc.), el amor de un hombre por su familia y sus amigos (Gn. 22:2; 24:67; Lv. 19:18; etc.), hasta el amor ilegítimo producido por la pasión (2 S. 13:1; 1 R. 11:1; etc.). II. En el NT. Las 2 palabras para "amor" y "amar" son el sustantivo agáp' (con su verbo agapáÇ) y el verbo filéÇ (el sustantivo derivado, filía, "amistad" y "amor", sólo aparece una vez en el NT: Stg. 4:4). Los griegos tenían 48 una 3ª palabra para "amor": éros (y su verbo eráÇ, "amar apasionadamente", con una connotación mayormente de pasión sexual), pero este vocablo no aparece en el NT. 1. Agáp'. Se creía que era una palabra específicamente cristiana, porque no se había descubierto su uso en las fuentes griegas seculares; pero ahora se han encontrado en ellas varios ejemplos claros de su empleo. Sin embargo, su escasez, comparada con la frecuencia de agáp' en la literatura cristiana, muestra que los cristianos adoptaron este término para describir el concepto más elevado del amor, como lo revelan los Evangelios. Dios es agáp' (1 Jn. 4:7, 8), y su amor y el de Cristo por los hombres está representado por dicho término (Ro. 5:8; Ef. 2:4; 1 Jn. 3:1; etc.). Agáp' también describe la relación entre Dios y Cristo (Jn. 15:10; 17:26), se usa para el amor humano (Jn. 3:35; Ro. 12:9; etc.) y figura como una faceta del fruto del Espíritu, la primera de ellas (Gá. 5:22). La definición clásica de agáp' se encuentra en 1 Co. 13. Después de nombrar diversos dones y logros espirituales (cp 12), el apóstol indica que el amor es el "camino más excelente" (v 31). De las 3 virtudes permanentes -la fe, la esperanza y el amor-, señala que el amor es la mayor. Agáp' es "amor desinteresado", amor en su forma más elevada y verdadera. 2. FiléÇ. Aparece con menor frecuencia que agapáÇ. El amor representado por filéÇ es amor afectuoso o sentimental basado más en sentimientos y emociones que en el amor representado por agapáÇ. Ejemplos de su uso son Mt. 6:5; 10:37; 23:6; Jn. 11:3, 36; etc. No existe orden alguna para esta clase de amor en la Biblia, porque es más o menos espontáneo, como el amor de un padre por su hijo y el de un hijo por sus padres (Mt. 10:37); pero el amor representado por agapáÇ se ordena (Mt. 5:44; Ef. 5:25; etc.). Esto es posible, porque agapáÇ es un principio, y se lo puede describir como un amor respetuoso y de estima, un amor que pone en juego los poderes superiores de la mente y de la inteligencia. Esta es la clase de amor que debe ejercer el cristiano hacia sus enemigos (Mt. 5:44). Es decir, tratará a sus enemigos con el respeto debido, pero no se le ordena que tenga un cálido afecto emocional hacia ellos, como el que se exigiría de él si le ordenara mostrarles el amor representado por filéÇ. Pueblo mencionado con frecuencia en los primeros libros de la Biblia. La historia de los amorreos es algo oscura, puesto que no nos dejaron registros históricos en su propio idioma, y lo que nos han legado en acadio sólo cubre breves períodos, como los reinados de unos pocos gobernantes individuales: Hamurabi de Babilonia o Zimri-Lim de Mari. La primera mención de los amorreos procede de la Mesopotamia, donde Shu-Sin, uno de los últimos reyes de la 3ª dinastía de Ur, dice que construyó un muro contra los amorreos. Esto indica que una migración de este pueblo constituía una amenaza para la Mesopotamia. En ese tiempo, los babilonios llamaban Amurru a toda Siria y Palestina, lo que indicaría que el invasor procedía de allí al ir a Mesopotamia. Durante el período de las dinastías de Isin y Larsa, 2 reyes de Larsa aparecen con nombres amorreos. Aunque el gobierno de estos reyes fue breve, constituyó un anticipo de las cosas que vendrían, y hacia el fin del s XIX a.C. encontramos a los amorreos establecidos como reyes y gobernantes por toda Mesopotamia. Por ejemplo, fundaron la 1ª dinastía de Babilonia, cuyo famoso rey, Hamurabi, edificó un imperio que se extendió desde el Golfo pérsico hasta el Mar Mediterráneo. También de origen amorreo fue el poderoso reino de Mari. Las recientes excavaciones francesas descubrieron un gran archivo palaciego en la ciudad de este nombre. El reino fue conquistado por Hamurabi en el 33er, año de su reinado. La hegemonía amorrea en Mesopotamia llegó a su fin, en parte, por la intervención de los hititas en el s XVI a.C. (cuando Mursilis 1 capturó y destruyó Babilonia), y en parte por la invasión de los casitas, quienes asumieron la administración de la mayor parte del país más o menos al mismo tiempo. Aún antes de invadir Mesopotamia, tal vez procedentes de los desiertos de Arabia o de Siria, los amorreos ya habían penetrado en Palestina y Siria; tal es así que, durante poderosa dinastía 12ª de Egipto, la mayoría de las ciudades de esas regiones estaba en manos de gobernantes amorreos. Muchos de sus nombres aparecen en los textos de execración* que los egipcios usaban en su intento por frenar el poder de estos reyezuelos peligrosos. En el período de Amarna (s XIV a.C.), Amurru -un reino en el interior de Siria (Mapa III, C-4) y estado vasallo de los egipcios- aprovechó la debilidad de Egipto bajo el reinado de Amenhotep III e Iknatón para aliarse con los hititas y conquistar muchas ciudades sirias y fenicias, cuyos gobernantes, como los reyes de Amurru, eran vasallos de Egipto. La mayor parte de nuestras informaciones acerca de los amorreos en Palestina nos viene de la Biblia. Aparentemente, estaban en posesión 49 de una considerable región del país durante el tiempo de los patriarcas y antes de la invasión israelita. Se menciona que vivían en Hebrón y como confederados de Abrahán (Gn. 14:13), y a veces se usaba su nombre para representar a toda la población del país (15:16). Jacob dijo que había tomado cierta sección de Canaán de los amorreos con su espada y su arco (48:22). También se los menciona generalmente en las listas de las naciones a quienes los israelitas debían destruir (Gn. 15:21; Ex. 3:8; Dt. 7:1, 2; etc.). Durante el tiempo del éxodo todavía estaban en posesión de la región montañosa de Palestina occidental, y asimismo dominaban ciertas áreas de Transjordania (Nm. 13:29; 21:26-30; Dt. 1:7, 19, 20, 44). Los israelitas los derrotaron en diversas ocasiones y tomaron mucho de su territorio (Nm. 21:25, 31, 32, Jos. 10:5, 6, 28-43); sin embargo, quedaron fuertes remanentes de este pueblo (Jue. 1:35; 3:5). En tiempos de Samuel vivieron en paz con los israelitas y no se pusieron del lado de los filisteos hostiles (1 S. 7:14). Salomón incorporó en los grupos de trabajos forzados de su reino a todos los amorreos que quedaban (1 R. 9:20, 21; 2 Cr. 8:7, 8). Un problema más se debe mencionar, y tiene que ver con su afinidad racial. Poco se sabe de la lengua amorrea. Las pocas frases que se encuentran en los textos acadios y los nombres personales de esta gente muestran que hablaban una lengua semítica. En consecuencia, muchos eruditos los clasifican entre esta raza. Sin embargo, la Biblia incluye a los amorreos con los hititas y los fenicios, con respecto a los cuales existe el mismo problema, como si fueran descendientes de Cam mediante canaán. La única solución razonable a este problema es suponer que los amorreos camitas adoptaron, en una etapa muy temprana de su historia, una lengua semítica por su relación estrecha con los semitas; y mediante casamientos mixtos frecuentes perdieron algunos de sus rasgos camíticos, y por tanto, llegaron a tener la apariencia y la lengua principalmente semíticas. Bib.: G. Buccellati, The Amorites of the Ur III Period (Los amorreos del período III de Ur) (Nápoles, 1966); A. Haldar, Who Where the Amorites? (¿Quiénes fueron los amorreos?) (Londres, 1971); K. M. Kenyon, Amorites and Canaanites (Amorreos y cananeos) (Londres, 1966). 1. Profeta de la aldea de Tecoa, en Judá, a quien Dios envió con un mensaje para el reino del norte, Israel. El libro de Amós es un registro de ese mensaje y de su experiencia al entregarlo. Nuestro conocimiento del profeta es escaso y se lo debe obtener del mismo libro. Su hogar, Tecoa,* era una aldea pequeña, en el borde del desierto de Judá, que desciende en colinas ondulantes hacia el Mar Muerto, a unos 19 km de distancia. Antes de ser llamado al oficio profético, era un pastor que ocupaba parte de su tiempo cuidando sicomoros y recogiendo sus frutas, parecidas a higos. Cuando dijo: "No soy profeta, ni soy hijo de profeta" (7:14), señalaba que no había tenido una preparación formal para el oficio de profeta en las escuelas de los profetas, ni era el hijo de una persona así adiestrada (sin embargo, satisface todos los criterios bíblicos para reconocer a un profeta). Aunque se dedicaba a una de las profesiones más sencillas de la vida, Amós era un hombre con inteligencia natural, con profunda inclinación religiosa y con agudo poder de observación. No era pretencioso, pero fue osado y valeroso cuando se lo llamó a presentar su testimonio contra los males de sus días. Su mensaje fue gráfico y poderoso. Algunos, por su mención de 5 naciones vecinas (cp 11), concluyen de que tal vez haya viajado hasta Damasco y Egipto. 2. Miembro de la tribu de Judá mencionado en la genealogía de Cristo que registra Lucas (Lc. 3:25). Tercero de los así llamados Profetas Menores (véase CBA 4:977-979). El autor es Amós, quien presentó su mensaje en tiempos de Jeroboam II, rey de Israel, y de Uzías, rey de Judá (1:1). El hecho de que estos 2 monarcas reinaran simultáneamente, entre c 767 y 753 a.C., quizá limite el ministerio profético de Amós a este breve período y, por tanto, se puede tomar el 760 a.C. como fecha aproximada del libro. Durante los 2 siglos que habían transcurrido desde el esplendor del reinado de Salomón, Israel y Judá pasaron tiempos malos tanto en lo moral como en lo político. Pero Jeroboam II y Uzías habían tenido éxito en restaurar sus respectivos dominios hasta el punto de que, combinados, alcanzaban aproximadamente la extensión del imperio de David y de Salomón. Como resultado, una marea engañosa de prosperidad cubrió el país. Al mismo tiempo, la idolatría floreció y el estado moral de la sociedad cayó a un punto mínimo, mientras los ricos oprimían a los pobres y los jueces vendían la justicia al mejor postor (2:6, 7; 3:10, 15; 4:1; 5:7-13; 6:4-6; 8:4-6). Ni los gobernantes ni el pueblo del reino del norte se 50 daban cuenta de que su nación estaba vacilando al borde mismo de la catástrofe, y que 40 años más tarde la nación dejaría de existir y su pueblo sería llevado a la cautividad asiria. En estas circunstancias el Señor envió a Amós, y un poco más tarde a Oseas, como profetas para advertir al reino del norte de su destino inminente y ofrecerles una oportunidad final de enmendar sus caminos perversos. Amós llevó su mensaje al centro de la adoración apóstata, Betel, la capital religiosa del reino del norte. Allí Amasías, el sumo sacerdote de Betel, procuró intimidar al profeta y hacerlo salir del país (vs 10-17). El tema del libro es el juicio divino (1:2), y su meta es producir arrepentimiento y reformas en vista de la inevitabilidad de los juicios inminentes, a menos que la gente cambie sus caminos (5:4). El mensaje del libro se divide en 4 partes principales: 1. Denuncia del mal unida a una advertencia de juicio (1:1-2:16). 2. Llamamiento a regresar al señor (3:1-6:14). 3. Advertencia enfática de lo final del llamamiento divino (7:1-9:10). 4. Promesa de bendición y restauración nacionales en caso de que se arrepientan y reformen (9:11-15). 1. El profeta, con habilidad consumada, procura conducir a sus oyentes de Betel a reconocer que la enormidad del pecado de Israel merece el castigo divino, y seguramente lo recibirá. Ilustra su primer objetivo al enumerar los 6 pecados-crímenes de las 6 naciones vecinas de Israel, bien conocidas para sus oyentes. Israel ha sufrido a manos de ellas, y al declarar los juicios de Dios sobre esas naciones por su conducta criminal, Amós está seguro de que obtendrá una respuesta: "Amén". Damasco (Siria) ha invadido Galaad y la ha desolado (1:3), Gaza (filisteos) ha tomado cautivos de Israel y los ha entregado a los edomitas (v 6), Tiro (Fenicia) ha hecho lo mismo (v 9), Edom ha tratado a Israel con una crueldad innecesaria (v 11), Amón ha obrado igual (v 13) y Moab también (2:1). Con el fin de dejar a sus oyentes israelitas sin ninguna traza de autojustificación cuando se ocupe finalmente de su perverso curso de acción, y también para evitar toda acusación de que, como profeta de la tierra de Judá, esté motivado por el orgullo nacional, Amós reprende primero a su propia nación, Judá, por rechazar la voluntad revelada de Dios (v 4). Por ello, cuando menciona lo que Dios ha hecho por Israel y enumera algunas de las formas más rastreras de injusticia en la tierra, sus oyentes quedan sin habla y deben admitir, por lo menos para sí mismos, de que si 7 naciones vecinas merecen los castigos de Dios, ellos mismos no pueden esperar escapar de él (vs 6-16). No pueden negar la evaluación que el profeta hace de las condiciones de Israel, ni tampoco sus declaraciones de que merecen el castigo. 2. Habiendo fijado estos 2 hechos solemnes en la mente de sus oyentes, Amós deja bien en claro de que en realidad la gente ha abandonado a dios, a quien profesan estar adorando, que pronto tendrán que rendir cuentas ante él, y que harían bien en buscar una reconciliación con el señor antes que él los lleve a los tribunales; todo esto lo hace por medio de una serie de 3 sermones (cada uno de los cuales comienza con una proclama: "Oíd esta palabra"). El tema del 1er sermón es: "¿Andarán dos juntos, si no estuvieron de acuerdo?" (3:3). Evidentemente, no. Pero Israel, como lo muestra su conducta, está en total desacuerdo con Dios, y a menos que ocurra un cambio, él tendrá que abandonar a su pueblo para siempre a su perverso curso de acción. El tema del 2º sermón es: "Prepárate para venir al encuentro de tu Dios" (4:12). El Señor los ha soportado por mucho tiempo, y mediante castigos menores procuró hacerlos volver en razón, pero todo fue inútil. Como último recurso tendrá que juzgarlos y sentenciarlos a muerte como nación, y deberán considerar el asunto ahora antes que afronten a su Juez cara a cara. El 3er sermón se centra en el tierno llamamiento: "Buscadme, y viviréis" (5:4). ¿Y cómo buscarán a Señor? La respuesta está en la advertencia: "Buscad lo bueno, y no lo malo, para que viváis" (5:14). 3. Para que la gente no pensara que podía engañar o sobornar a Dios, como si fuera uno de sus jueces venales, Amós relata una serie de 5 visiones simbólicas que destacan el final de su llamamiento a los hombres de esa generación (un breve interludio histórico, insertado entre la 3ª y la 4ª visión, destaca la reacción oficial del reino del norte). Las primeras 2 visiones miran hacia el pasado, cuando Dios repetidamente había cedido cuando le pidieron que pasara por alto sus transgresiones, pero en la 3ª visión Dios anuncia: no lo "toleraré" más (7:8), ni seguiré siendo blando con ellos. Un intento de parte de Amasías, sacerdote de Betel, de asustar al profeta para hacerlo callar, precipita la osada declaración: "Ahora, pues, oye palabra de Jehová... Israel será llevado cautivo" (vs 16, 17). Inmediatamente a continuación, el tema de la 4ª visión es: "Ha venido el fin sobre mi pueblo Israel; no lo toleraré más" (8:2). En la 5ª, el Señor aparece en persona "y al postrero de ellos mataré a espada" (9:1). 51 4. A pesar de la dolorosa perspectiva por si Israel elige persistir en su camino de impenitencia, con pinceladas enérgicas el profeta presenta a la nación, que está a punto de sellar su suerte, un cuadro del glorioso propósito de Dios para su pueblo si se arrepiente y vuelve a él. El edificará a la nación "como en el tiempo pasado" (9:11); los restaurará a la gloria de su edad de oro en los días de David y de Salomón. Una característica digna de notar en los profetas del AT es que prácticamente cada advertencia de castigo está acompañada por un ofrecimiento de esperanza; con una nota así termina Amós su apasionado mensaje.
Disculpen las Molestias
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viernes, 17 de diciembre de 2010
Amiel - Amós, Libro de. DICCIONARIO BÍBLICO ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA
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