DICCIONARIO BÍBLICO ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA Contenidos - Contents EL DICCIONARIO BÍBLICO ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA Población de Isacar asignada a los descendientes de Gersón (1 Cr. 6:73). Algunos comentaristas ven en el nombre una contracción de En-ganim* (Jos. 19:21; 21:29); otros no ven conexión alguna. Conder la identifica con {An§n, al sudoeste de Taanac; pero Abel rechaza esta idea y sugiere Khirbet bet {An§n, a unos 8 km al sudoeste del extremo sur del Mar de Galilea. Wright la identifica, con cierta vacilación, con {Ôlam, a 1.600 m al sudoeste de la Anem de Abel. Bib.: GP II: 244; WHAB 121. 1. Amorreo vecino y aliado de Abrahán cuando el patriarca vivía en Mamre, cerca de Hebrón (Gn. 14:13-24). 2. Población en la región oeste de Manasés asignada a los levitas descendientes de Coat (1 Cr. 6:70). Muchos creen, basados en Jos. 21:25, que en lugar de "Aner" el texto se debería leer "Taanac". Ciudad en Macedonia oriental colonizada por los atenienses en el s V a.C.; se encontraba a unos 48 km al sudoeste de Filipos. Se llamaba Anfípolis por estar casi rodeada por el río Estrimón (ahora llamado Estruma). Cuando los romanos dominaron Macedonia (168 a.C.), la dividieron en 4 regiones (antes de anexarla en el 146 a.C. como provincia de Macedonia), y Anfípolis fue la capital de uno de esos 4 protectorados. Ubicada sobre la Vía Ignacia, fue un importante centro comercial. Pablo pasó por la ciudad durante su 2º, viaje misionero en camino de Filipos a Tesalónica (Hch. 17:1). La ciudad no habría tenido una comunidad judía, posible razón por la que Pablo no se detuvo en ella. Quizá pasó por la ciudad en visitas posteriores a Macedonia (20:1, 6), pero ese hecho no se registra en forma específica. Las excavaciones realizadas en Anfípolis, que todavía conserva su nombre antiguo, han descubierto los fundamentos de una basílica cristiana muy antigua. Mapa XX, A-3. Ser sobrenatural, creado por Dios y superior al hombre, que actúa como representante o mensajero de Dios. Hay pasajes bíblicos en los que mal'âk y ánguelos no se refieren a seres sobrenaturales, sino a profetas u otras personas que cumplían las funciones 56 de "mensajeros" (2 S. 3:14; Ez. 23:16; Hag. 1:13; Mt. 11:10; Lc. 7:24; etc.). Hay otros textos en los cuales parece que los términos se aplican a Cristo (Ex. 23:20; etc.). En las versiones españolas a veces se usan expresiones como "varón", "mi ángel" y otras similares para los términos hebreo y griego. También se emplean frases (benê 'Elôhîm, benê, 'Elîm, "hijos de Dios"; etc.) para nombrar a los ejércitos angélicos. La existencia y actividad de los ángeles se da por sentada en toda la Biblia. En cuanto a su naturaleza se nos dice que son seres espirituales (He. 1:7, 14), se hacen visibles a los hombres (Jue. 13:6), son poderosos (Sal. 103:20), no se casan (Mt. 22:30), etc. (sus alas -que los artistas de todos los tiempos han adosado a sus cuerpos- se deducen de pasajes como Is. 6:2-6 y Dn. 9:21). Forman el ejército estelar de Jehová (Sal. 148:1-5; Job 38:7; Jue. 5:20; Is. 40:26) y su número es incalculable (Dn. 7:10, aram. mal'âk; Ap. 5:11; etc.). En las Escrituras canónicas se mencionan a Miguel* y a Gabriel.* La palabra "ángel" aparece por primera vez en Gn. 16:7-12, donde se describe el ministerio del "ángel de Jehová"* a la fugitiva Agar. Los ángeles avisaron a Lot de la destrucción inminente de Sodoma (19:1). Jacob vio "ángeles de Dios" que subían y bajaban entre la tierra y el cielo (28:12), y en su ancianidad reflexionó acerca del "Ángel que me liberta de todo mal" (48:16). Ángeles se le aparecieron a Moisés (Ex. 3:2), condujeron a Israel (14:19; 23:23), frustraron a Balaam (Nm. 22:22), dieron una tarea a Gedeón (Jue. 6:11), prometieron un hijo a Manoa (13:3), amenazaron con destruir al pueblo de David (2 S. 24:16), sirvieron a Elías (1 R. 19:5), destruyeron al ejército asirio (2 R. 19:35), salvaron a Daniel de los leones (Dn. 6:22), y dieron mensajes proféticos a Zacarías y a otros profetas (Zac. 1:9). En algunos casos es difícil distinguir entre la intervención directa de Dios, Cristo y los ángeles, lo que destaca la unidad que existe entre los seres celestiales. Las referencias a ángeles en relación con la vida de Jesús son muchas. Los ángeles dirigieron a los padres de Jesús (Mt. 1:20; 2:13, 19), cantaron en coro la noche de su nacimiento (Lc. 2:13), lo sirvieron en el monte de la Tentación (Mt. 4:11), hicieron rodar la piedra que guardaba su sepultura (28:2) y proclamaron al Cristo resucitado (vs 5-7). Jesús se refirió muchas veces a los ángeles durante su enseñanza (Mt. 13:41; 18:10; 22:30; 25:41; Lc. 15:10), y dejó bien en claro que son un orden superior y diferente de seres en comparación con los hombres (Mt. 22:30; Mr. 12:25); también enseñó acerca de la existencia de ángeles malos (Mt. 25:41). Los ángeles sirvieron a la iglesia cristiana primitiva. Abrieron las puertas de la cárcel (Hch, 5:19; 12:7-11), guiaron las labores misioneras (8:26), impresionaron a los no cristianos para que preguntaran acerca del evangelio (10:1-7), aparecieron a Pablo durante la tormenta en el mar (27:23) y estuvieron junto a Juan durante sus visiones apocalípticas (Ap. 1:1). El libro del Apocalipsis menciona a los ángeles más de 70 veces. El autor vio ángeles que rodeaban el trono (Ap. 5:11), tocaban trompetas (8:2, 6), llevaban mensajes (7:2, 3), ejecutaban juicios (cp 16) y recogían la mies en los días finales (14:19). Un gran número de los actores en el drama del Apocalipsis son ángeles. Tal vez el texto más definitivo con respecto a los ángeles sea He. 1:7, 14. Desde el punto de vista del ser humano, el servicio de los ángeles al hombre es de la mayor importancia. La eternidad revelará la amplitud de las funciones de estos seres en relación con el universo. La relación entre los ángeles y los hombres en el plan de salvación indica la posibilidad de una relación especial entre ellos durante la eternidad. Los hombres en la eternidad serán como "ángeles" (Lc. 20:36; cf Mt. 22:30). Véanse Ángel de Jehová; Querubín; Serafín. Expresión común, tanto en el AT como en el NT, para designar a seres sobrenaturales enviados por Dios a los hombres para aconsejarlos, advertirlos, consolarlos, dirigirlos y ayudarlos. Un "Ángel de Jehová" es, por lo tanto, un mensajero de Dios no sólo en el sentido de que pertenece al señor y que es fiel a él, sino, más particularmente, de que viene como mensajero enviado por Dios con un mensaje de Dios. Pareciera que a veces se habla de Cristo como "el ángel de Jehová" (Ex. 3:2, 4; Zac. 3:1, 2; cf Gn. 32:24, 30; Ex. 23:20, 21; 32:34; 33:14; Jos. 5:13-15; Mal. 3:1; Hch. 7:35). Véase Ángel. Véase Infierno (I.A). Frase que, en Ap. 7:1 y 20:8, muy probablemente se refiera a los 4 puntos cardinales de la Tierra. Descendiente de Manasés (1 Cr. 7:19). 57 Asistente de Esdras (Neh. 8:4); posiblemente el mismo que Anaías.* Los antiguos usaban anillos de diversas clases como adorno y como sellos: 1. Heb. ne5em, anillo o aro* para la nariz (Gn. 24:47; Pr. 11:22; Ez. 16:12; etc.). También servía como adorno de las orejas o pendientes. 2. Heb. {âgîl, anillo o aro para las orejas (Nm. 31:50; Ez. 16:12). Los anillos o aros para nariz y oreja lo usaban hombres y mujeres, como es costumbre aún hoy en ciertos lugares de Oriente. Eran de oro, plata o bronce, según lo muestran las excavaciones de Palestina. 3. Heb. jâj o jâjî, anillo o aro que se pasaba por la nariz o los labios de los animales no domesticados y de los prisioneros de guerra (ls. 37:29, BJ; Ez. 29:4; 38:4, DHH). En Ex. 35:22 se usa para indicar una fíbula, una especie de alfiler de seguridad ornamental, semirredondo, parecido a un prendedor. Se han encontrado grandes cantidades de estos alfileres en las excavaciones de lugares habitados durante el 1er milenio a.C., aunque algunos provienen de épocas anteriores. Los israelitas habían obtenido estos adornos en Egipto, y los donaron para la construcción del santuario. 4. Heb. tabba{ath (gr. jrusodaktúlios), anillo que denotaba un elevado rango social y gran dignidad; por tanto, se lo estimaba como objeto de lujo (ls. 3:21; Stg. 2:2). Este tipo era muy común en Egipto (Gn. 41:42); a menudo llevaba el nombre del rey en inscripciones jeroglíficas. 5. Heb. jôthâm (gr. daktúlios), anillo-sello para los dedos o colgado de un cordel sobre el pecho (Jer. 22:24; Lc. 15:22). Se los usaba como adorno, pero con mayor frecuencia servían de sellos (Gn. 38:18; no es seguro si este sello de Judá era un anillo-sello que colgaba del cuello o un cilindro-sello perforado adjunto al dedo o separado). El anillo-sello más antiguo encontrado en Palestina, con una inscripción en caracteres semíticos, es de oro y proviene de los ss XIV o XIII a.C. Fue hallado durante las excavaciones en Meguido (fig 20). En las excavaciones de Palestina se han encontrado tanto anillos con inscripciones como cilindros-sellos. Véase Sello. 20. Anillo de oro, con una inscripción cananea (véase el dibujo a la derecha), encontrado en Meguido. Población de Judá (Jos. 15:50). Por seguir en la lista a Estemoa (es-Semû{), se la ha identificado con Khirbet Ghãwein et-Taht~, unos 5 km al sur de Estemoa y a unos 17 km al sur de Hebrón. Bib.: GP II: 244. En las Escrituras los animales se clasificarían en 5 categorías (por orden alfabético): (heb. {ôf , gr. órneon, ptenós, peteinón). (heb. tôla{ath). Incluye los insectos y los moluscos. (heb. behêmâh; gr. tetrápous). Término genérico para los cuadrúpedos terrestres (limpios o inmundos, salvajes o domésticos), excepto los reptiles y los cetáceos. (heb. dâg; gr. ijthús, ijthúdion, ketos, opsárion). Incluye todos los anfibios y los grandes cetáceos. (heb. remes, sherets, shôrêts, {al hâ-'ârets; gr. herpetón). Todos los que se arrastran y/o tienen patas cortas. Para una clasificación más exhaustiva, véanse Fauna; Animales inmundos; Animales limpios; Animales mitológicos; los nombres de animales específicos. Los que la ley de Moisés declara que no son apropiados para comer o para sacrificios. El propósito al distinguir ciertos animales como limpios y otros como inmundos era aparentemente doble: religioso y alimentario. Si la distinción entre animales limpios e inmundos estaba basada exclusivamente en sus hábitos y en la insalubridad de su carne como alimento no resulta claro, pero queda el hecho de que desde tiempos muy tempranos -siglos antes que se diera la ley de Moisés- ya se reconocía claramente la diferencia (véase Gn. 7:2, 3; 8:20). Hablando en general, los animales designados como limpios son herbívoros y de temperamento comparativamente suave, mientras que las aves y animales indicados como inmundos son carnívoros. Además, un hombre que se contamina por contacto con criaturas inmundas debía lavar sus ropas y permanecía inmundo por el resto del día (vs 24-28, 31, 32, 39, 40; 17:15). Por el contacto con una criatura inmunda, también se contaminaba cualquier recipiente de barro, comida, agua, semillas o ropa (11:32-38). Una clasificación sencilla y esquemática sería la siguiente: (no existe una regla básica para determinar 58 su impureza, pero se las menciona; Lv. 11:13-19; cf Dt. 14:11-18): abubilla, águila, águila marina (halieto), avestruz, azor, búho, buitre, calamón, caradrio, cigüeña, cisne, cuervo, flamenco, gallinazo, garza, gavilán, gaviota, halcón, ibis, lechuza, mergo, milano, mochuelo, murciélago (se lo incluye aquí por cuanto vuela), pelícano, quebrantahuesos, somormujo, etc. (los que carecen de pezuña dividida y no son rumiantes, o si le falta una de las condiciones; Lv. 11:4-8, 26 (más v 27, los plantígrados); cf Dt. 14:7, 8): camello, cerdo, conejo y liebre. (los que anduvieren sólo sobre 4 patas, o sea, volátil de 4 patas; Lv. 11:20, 23; cf Dt. 14:19): todos. (los que carecen de aletas y escamas, o si le falta uno de los requisitos; Lv. 11:10-12; cf Dt. 14:10): anguilas, braquiópodos, cetáceos, crustáceos, pulpos, etc. (los que se arrastran; es decir, los que andan sobre el pecho o 4 patas cortas; Lv. 11:29, 30, 41, 42): camaleón, cocodrilo, comadreja, erizo, lagartija, lagarto, lagarto moteado, musgaño, rana, rata, ratón, salamandra, topo, tortuga, etc. Véanse Fauna; los nombres de animales específicos. Animales limpios ("limpio" es generalmente una traducción del heb. tâhôr ("limpio", "puro") y del gr. agnós y katharós ("limpio", "puro", "casto"); actualmente está generalizado el empleo de la palabra heb. kâshêr ("apto", "correcto", "aceptable", "apropiado") para todo tipo clase de alimento considerado en condiciones para el consumo (incluyendo, por supuesto, los animales)). Una clasificación sencilla y esquemática sería la siguiente: 1. Aves (Dt. 14:11, 20). (Lv. 11:3; Dt. 14:4-6): antílope (Addax y Orix), becerro, buey, cabra, cabra montés, carnero montés, ciervo, cordero, corzo, gacela, gamo, íbice, macho cabrío y oveja. (Lv. 11:21, 22): langosta, langostín, argol y hagab. (Lv. 11:9; Dt. 14:9). Véanse Fauna, los nombres de animales específicos. Si bien los originales hebreo y griego no dan cabida a la mención de animales imaginarios -o compuestos de partes de animales conocidos-, los encontramos en traducciones de la LXX y la Vulgata: 1. Centauro (heb. 'abnê bôhû (ls. 34:11), 'îyîm (Is. 13:22); LXX onokéntauros). 2. Fauno (heb. tsîyîm; LXX nesís? (Jer. 50:39; LXX, cp 27)). 3. Fénix (heb. jôl; LXX fóinix (Job 29:18)). 4. Grifo (heb. peres; LXX grúps (Lv.11:13; Dt. 14:12)). 5. Hormigaleón (heb. layish, LXX murm'koléÇn (Job 4:11)). 6. Lamia (heb. lîlîth, tannîn; LXX onokéntauros, drákÇn (ls. 34:14, RV 1909; Lm. 4:3)). 7. Sirena (heb. benôt ya {anâh, tannîn; LXX seiren (Job 30:29; Is. 13:21; 34:13; 43:20: etc.)). 8. Tragélafo (heb. 'ayyâlâh, 'aqqô; LXX traguélafos (Job 39:1)). 9. Unicornio (heb. re'êm; LXX monókerÇs (Job 39:9; véase RV 1909)). Otros vocablos hebreos y griegos -que serían relativamente identificables y conservan sus apelativos originales- pasaron a tener una significación mitológica y un alto contenido simbólico en las Escrituras. Ellos son: 21. Un dragón de Babilonia decorando la puerta de Ishtar. Relieve sobre ladrillos esmaltados. Se ha sugerido que behêmôth se deriva del egip. p3-i1-mw, "buey acuático" (de aquí lo de hipopótamo), pero es inseguro. En Job 40:15 la palabra está simplemente transliterada, y en Is. 30:6 se tradujo por "bestias". Algunos ven en él un símbolo del poder creador de Dios; otros, una representación de Satanás. Por lo general se cree que en el poema de Job 40:15-24 se describe al hipopótamo. Este enorme animal, que pesa hasta 3.000 kg, se encontraba en el antiguo Egipto (como lo demuestran las representaciones de él en monumentos de ese país). Actualmente, sólo se lo halla al sur de la 3ª catarata, en el Sudán. Se alimenta mayormente de vegetales y vive principalmente en el agua, donde nada con gran facilidad, pero también pasta en la tierra, especialmente después de la puesta del sol. Tiene un cuerpo grande (de 3 a 3,60 m de largo), una cabeza torpe, y patas cortas y sólidas. Aunque su gran tamaño, su fealdad y su enorme boca le dan un aspecto terrible, generalmente se lo considera inofensivo, y rara vez ataca a otros animales o al hombre. Nuestra RVR traduce el término hebreo por "bestias" (lo cual es más correcto) en Lv. 11:2; Sal. 73:22; Is. 30:6; etc. 59 (heb. tannîm y tannîn, ugar. tnn; gr. drákón). En sentido moderno, serpiente o bestia fabulosa y monstruosa con rasgos repelentes (algunos pasajes traducen "serpiente marina" o "monstruo marino"*). En la mitología del mundo antiguo tales monstruos aparecen en el caos primordial luchando contra ciertos dioses y, en cierto sentido, simbolizan el principio del mal. En Babilonia se representaban dragones en relieve en la Puerta de lshtar. Eran cuadrúpedos con escamas, con cabezas (con cuernos) y cuellos de serpientes, colas de escorpión, garras delanteras como de león y patas posteriores como las del águila (fig 21); algunos tenían alas. En la antigua Persia, Ahriman, el principio del mal, se representaba en los relieves como un toro o un león alado con cola de escorpión y garras de águila (fig 22). Las figs 71 y 23 muestran otras representaciones mesopotámicas de dragones. 22. Darío I luchando contra Ahriman, que simboliza el principio del mal (representado como un león enplumado y con alas, con patas traseras semejantes a las de un águila y con cola de escorpión). Relieve sobre un portal en persépolis. En la Biblia, la figura del dragón se usa estrictamente como un símbolo de la enemistad contra el verdadero Dios y su pueblo escogido (Sal. 74:13; Is. 27:1; 51:9; Ez. 29:3-5; 32:2-8; algunos eruditos creen que, por el contexto, Ezequiel se refiere al cocodrilo). En el Apocalipsis es, primariamente, un símbolo de Satanás (el archienemigo de Dios) y, secundariamente, de los poderes o las fuerzas mediante las cuales opera en su lucha contra la iglesia cristiana (Ap. 12). En una visión simbólica Juan vio que el dragón era condenado al lago de fuego (20:10). Animal que aparece en varios libros poéticos y proféticos (Job, Sal., Is.). En Job 41:1-34 algunos creen ver al cocodrilo: se lo describe como demasiado poderoso como para ser pescado con un anzuelo o cazado con una espada, jabalina o arpón (vs 1, 7, 26); tiene "fuerzas" y "gracia" en "su disposición" (cuello, nariz, boca, lengua y miembros; vs 22, 2, 20, 21, 1, 12); está cubierto con escamas (vs 15-17); es feroz; se estira en el barro; agita el agua; deja una estela (detalles apropiados para un cocodrilo). Para describir el terror de quienes se encuentran repentinamente con uno de ellos, se lo representa figuradamente como echando fuego y humo por sus narices. Este saurio pululaba en los ríos de la antigua Palestina y de egipto, pero se extinguió; sólo se lo encuentra en el Nilo, en la región de Sudán. Pero otros eruditos creen que por el término hebreo (que deriva de una raíz verbal que significa "volar") no se puede identificar correctamente al animal: ni Job 41 se referiría al cocodrilo (lengua, cuello y columna vertebral no se ajustarían totalmente con los del que hoy conocernos), ni los demás pasajes poéticos ayudarían a su reconocimiento. Por lo que la interpretación varía entre un pez enorme (una especie de cachalote), un tiburón, una serpiente marina o terrestre hoy extinguida, o una bestia fabulosa (producto del folklore popular). Aparte de Job, en las demás referencias el leviatán aparece como un monstruo primitivo, una criatura que simboliza un poder antidivino; por tanto, destruida por Dios. En Is. 27:1 se lo llama "serpiente veloz", "serpiente tortuosa", y en Sal. 74:14 se dice que Dios hirió "las cabezas del leviatán" (cf el Talmud sobre estos textos, donde la hembra del leviatán ya fue muerta y el macho será muerto por Miguel en el día del juicio). En la antigua mitología cananea, según algunos textos de Ugarit, el leviatán era un monstruo de 7 cabezas también llamado "serpiente veloz" (las palabras 60 ugaríticas para "veloz" y "tortuosa" son idénticas a las que usa el texto hebreo de Is.). Un sello cilíndrico de Tell Asmar, Mesopotamia, muestra un dragón con 7 cabezas derrotado por 2 héroes. Cuatro de las cabezas aparecen dominadas, y 3 todavía pelean (fig 23). El mito de la creación de la antigua Mesopotamia parece indicar que en el mundo pagano existió una figura un tanto distorsionada de la lucha que hubo en el cielo entre Dios y Satanás, la "serpiente antigua"; lucha que precedió la caída de lucifer a la tierra y terminará con su destrucción (Gn. 3:15; Ap. 12:3, 4, 9). 23. Impresión de un sello cilíndrico, encontrado en Tell Asmar, que muestra a 2 héroes luchando contra un dragón de 7 cabezas. En Sal. 104:26, el leviatán parece representar una criatura marina grande. No es claro si se habla del cocodrilo (que vive en los ríos y no en el mar) o la ballena. Tampoco es claro qué se quiere decir en Job 3:8 con leviatán: un monstruo celestial en forma de serpiente, o un dragón mágico que oscurecía el cielo (provocaba los eclipses). Si el autor se refiere al mitológico de los pueblos vecinos, sólo lo hace para utilizar una vívida figura poética de lenguaje. Las referencias al leviatán en Sal. e Is. se entendieron generalmente como figuras literarias, y sin duda fueron más claras para los antiguos oyentes que para nosotros. Para algunos eruditos, un demonio nocturno. A causa de su semejanza con la palabra hebrea para noche, layil o laylâh, se dice que era un duende noctívago; aunque tal similitud sería incidental. Originalmente fue el nombre de un demonio femenino que controlaba el viento y las tempestades. También aparece en las leyendas babilónicas, donde se dice que vivía en los desiertos y desde allí atacaba a los seres humanos. Según otras leyendas, más emparentadas con el pueblo de Israel, un demonio hembra que perseguiría y espantaría a los habitantes de Edom (ls. 34:14, BJ, LPD; "fantasma", DHH; "lechuza", RVR; "búho", NBE; "autillo" y "chotacabras", variantes). (heb. sâ{îr (plural se{îrîm, se{îrim), (criatura) "peluda", "peludo", generalmente traducido por "chivo", "macho cabrío" o "cabrito"; más tarde se dio este nombre a un demonio mítico peludo con supuesta apariencia de chivo; véase la BJ para todos los textos). Los "hurones" y las "cabras salvajes" de Is. 13:21 y 34:14 probablemente eran chivos silvestres que el profeta preanunció que se moverían entre las ruinas de Babilonia y de las ciudades de los idumeos. Las demás criaturas mencionadas en estos pasajes son animales literales, por lo cual es muy poco probable que Isaías aludiera a demonios con aspecto de chivos, como lo suponen algunos comentaristas. En Lv. 17:7 y 2 Cr. 11:15 se usa la palabra se{îrîm ("sátiros") para quizá referirse a objetos de adoración idolátrica; la RVR dice "demonios". Algunas naciones paganas de la antigüedad adoraban dioses con aspecto de machos cabríos; por ejemplo, en Mendes, en Egipto, había un templo dedicado a un dios con esa apariencia. Véase Reptil. Término que puede significar uno que se opone a Cristo, o uno que ocupa el lugar de Cristo, o uno que combina ambos papeles al asumir las prerrogativas de Cristo de tal modo que en realidad actúa contra el espíritu, los principios y la persona de Cristo. El término aparece en el NT sólo en los escritos de Juan (1 Jn. 2:18-29; 4:3; 2 Jn. 7). El apóstol supone que sus lectores ya han aprendido lo relacionado con el anticristo, y que ellos creen que su plena manifestación ocurrirá en relación con los últimos días. Como resultado, no identifica específicamente al anticristo como una persona u organización particular. Habla, en realidad, de muchos anticristos y de que ya estaban activos en sus días (1 Jn. 2:18). Sin embargo, hace notar que se caracterizan por la negación de que Jesús es el Cristo y el encarnado Hijo de Dios. Aunque Juan es el único que usa el término "anticristo", la doctrina de un anticristo aparece en otros pasajes del NT. El Apocalipsis, bajo la figura de un leopardo, describe un gran poder que se opondría a Cristo y a su pueblo (13:1-18; véase CBA 7:831-838). Particularmente, el poder descripto por Pablo en 2 Ts. 2:1-12 ha sido llamado el "anticristo". Este pasaje predice una apostasía que se desarrolla en la iglesia y que culmina con la revelación del "hombre de pecado" u "hombre impío" (BJ), que se sentará en el templo de Dios y se declarará Dios. A esta manifestación le seguirá 61 la 2ª venida de Cristo, la que destruirá al anticristo. Este pasaje parece tener una doble aplicación, pues primero describe la apostasía que se desarrolla en la iglesia cristiana, y luego la obra engañosa de Satanás, el anti-Cristo y anti-Dios por excelencia. Satanás se ha opuesto a Cristo por medio de diversas agencias humanas y demoníacas. Introdujo muchas herejías a través de los siglos, todas destinadas a engañar: en los días de Juan, tanto el docetismo como el gnosticismo fueron reconocidos como anticristianos; más tarde, al transcurrir la historia, muchos identificaron al papado con el anticristo. Además, al final de los tiempos Satanás jugará un papel más personal en los asuntos de la tierra (2 Ts. 2:9), pero su "venida" (gr. parousía; cf 1 Jn. 4:3) será seguida prontamente por su eventual y total destrucción. Colección de 39 escritos religiosos que constituyen la primera y más larga de las 2 grandes divisiones naturales de la Biblia cristiana. El AT era la biblia de los hebreos y es la de los judíos actuales. Su número de libros, de acuerdo con el cómputo hebreo, era de 24 y estaba dividido en 3 secciones: la Ley (Tôrâh: nuestro Pentateuco), los Profetas (Nebî'îm: Anteriores (Jos., Jue., S. y R.) y Posteriores (Profetas Mayores y Profetas Menores excepto Dn.), y los Escritos (Kethûbîm: el resto de los libros). Estos 24 libros corresponden exactamente con nuestros 39, pues los hebreos unían en un solo libro los siguientes: S., R., Cr., Esd-Neh. y los 12 profetas menores. El orden de los libros en nuestra Biblia española es una adaptación de la Vulgata Latina, que a su vez se basaba, por lo menos en parte, en la LXX. En nuestra Biblia los 39 libros se clasifican en Históricos (17 libros), Poéticos (5 libros) y Proféticos (17 libros). Algunos separan el Pentateuco de los Históricos (5 + 12). El AT se escribió en un período de unos 1.000 años, y en él participaron unos 30 escritores. Contiene la narración de los actos de Dios para la redención del hombre. Cubre los siglos de historia sagrada desde la creación hasta la restauración de los judíos después de la cautividad babilónico. No sólo registra una serie de eventos, sino que los interpreta a la luz de la autorrevelación de Dios a la humanidad. Fue la Biblia de Jesús y de sus apóstoles, quienes lo usaron para enseñar la religión cristiana (Jn. 5:39, 45-47; Hch. 9:22; 18:24, 25, 28; 24:14; 26:22, 23; 28:23; etc.). No fue reemplazado por el Nuevo. Este sólo es desarrollo y continuación del AT, presupone su teología y declara que es útil para los cristianos (Ro. 15:4; 2 Ti. 3:16, 17; 1 Co. 10:11; 2 P. 3:1, 2). Véase Canon. Se lo escribió mayormente en hebreo. Dos secciones de Esd. (4:8-6:18 y 7:12-26), una parte sustancial de Dn. (2:4b-7:28) y un versículo en Jer. (10:11) se escribieron en arameo, una lengua semítica emparentado con el hebreo (algo así como el italiano moderno con el español). El arameo era la lengua internacional usada ampliamente en el Cercano Oriente desde más o menos el s VI hasta el s III a.C. En realidad, fue el idioma oficial del Imperio Persa y el medio de comunicación del gobierno, de la cultura y del comercio. Sin duda que hombres doctos como Esdras y Daniel se sentían cómodos tanto en hebreo como en arameo. Véase Aramea, Lengua. La Biblia hebrea actual se imprime en caracteres llamados "cuadrados", desarrollados por los arameos. Casi todos los manuscritos y fragmentos del AT que hoy conocemos están escritos con esos caracteres. Esto incluye las antiguas copias de Is. y otros manuscritos del AT encontrados entre los Rollos del Mar Muerto y el papiro de Nash (figs 165, 267). Algunos de ellos provienen del s III a.C. Los bien conocidos papiros de Elefantina (fig 448) y otros documentos arameos del s V a.C. también están en escritura cuadrada. Los dichos de Jesús con respecto a la perpetuidad de la ley (Mt. 5:18) presuponen un alfabeto en el que la yôd es la letra más pequeña, y esto sólo es cierto en la escritura aramea de caracteres cuadrados. Originalmente, los libros más antiguos del AT habrían sido escritos en escritura alfabética protosinaítica (o sinaítica), forma de escritura semijeroglífica con unas 27 letras. Hoy existen algunas inscripciones en esta escritura, encontradas en Sinaí y Palestina, que datan de los ss XIX-XII a.C. Los libros del AT del período de los reyes hebreos se habrían escrito en el alfabeto fenicio o hebreo preexílico, conocido por inscripciones provenientes del s XIII/XII a.C. Algunos de los monumentos que muestran esta forma de escritura son el óstracon {Izbet Tsartah (c 1200 a.C.); el sarcófago de Ahiram de Biblos (c 1000 a.C.; fig 219); el calendario de Gezer de Palestina (c 950 a.C.; fig 27); la Piedra Moabita* del rey Mesa de Dibón (c 850 a.C.; fig 359); los óstraca del palacio de Acab de Samaria (c 775 a.C.); la inscripción de Siloé* del túnel de ezequías en Jerusalén (c 700 a.C.; fig 467); las Cartas de Laquis* (c 587 ó 586 a.C.; fig 309); 62 y algunos manuscritos bíblicos encontrados entre los rollos del Mar Muerto, especialmente los que contienen libros del Pentateuco (fig 314). Los libros postexílicos del AT también habrían sido escritos en escritura aramea cuadrada. Véanse Hebrea, Lengua; Escritura. El texto actual de la Biblia hebrea se conoce como el texto masorético o tradicional (del heb. mâsôrâh, "tradición"). Fue normalizado y conservado por un grupo de eruditos textuales judíos conocidos como masoretas, cuyo principal período de actividad se extendió desde aproximadamente los ss VI ó VII d.C. hasta comienzos del s X d.C. Para proteger el texto sagrado ellos inventaron un complicado sistema en el que, entre otras cosas, se contaban los versículos, las palabras y aun las letras de los diversos libros. También inventaron los signos vocálicos (puntos) y los tildes para indicar la vocalización apropiada de acuerdo con la pronunciación tradicional. Se conocen por lo menos 3 tipos de puntos vocálicos: los sistemas babilónico y palestino, con los signos por sobre las consonantes; y el sistema tiberiano, que los escribía sobre y dentro de las consonantes pero mayormente debajo de ellas. Con el tiempo predominó el sistema tiberiano, el que se usa actualmente en las Biblias hebreas impresas. Después del exilio, el Pentateuco (Tôrâh) se dividió en secciones para su lectura en la sinagoga (cf Hch. 13:15; 15:21). Se emplearon 2 sistemas: 1) el palestino, según el cual la Torá se dividía en 152, 153, 154, 155, 161, 167 ó 175 secciones (heb. sedârîm, "órdenes (divisiones)") semanales, lo que exigía 3 años para la lectura del Pentateuco en la adoración (la cantidad de secciones variaba de acuerdo con el año y si se incluían los días solemnes); y 2) el babilónico, en el que el texto se dividía en 52 ó 54 porciones (heb. pârâshîm) más largas; así permitía que el Pentateuco se leyera en el transcurso de un año (el 1er pasaje, Gn. 1:1-6:8; el 2º, 6:9-11:32; el 3º, 12:1-17:27; etc.). Estos textos largos a su vez se dividieron en secciones más cortas o párrafos conocidos como "abiertos" o "cerrados". Finalmente predominó el sistema babilónico, y desde el s XIII d.C. los judíos lo usan universalmente para leer la Torá durante el año en sus cultos de adoración (se completaba (heb. haftârôth) la lectura con la inclusión de pasajes selectos de los profetas). Esto significa que cada sábado se debe leer una porción considerable de la Escritura (en algunos lugares se lee la porción sabática en 3 días: lunes, jueves y sábado). Para la división en capítulos y versículos, véase Biblia. La mayoría de los manuscritos existentes de la Biblia hebrea son muy tardíos. Antes del descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto (1947), y posteriormente, los manuscritos más antiguos de porciones sustanciales de la Biblia hebrea no eran anteriores de fines del s IX d.C. Sin duda esto se debía a los azotes de las guerras y las persecuciones y al esfuerzo deliberado de los enemigos de los judíos por eliminar las Escrituras, Jerusalén fue destruida por los babilonios en el 586 a.C. y por los romanos en el 70 d.C.; entre estos eventos (c 167 a.C.), Antíoco Epífanes ordenó la destrucción de las Escrituras (1 Mac. 1:56, 57). Además, lo muy tardío de los manuscritos hebreos se debe también a la práctica judía de sacar de circulación los gastados, dañados y borrados. Eran puestos en una genizah (depósito conectado con la sinagoga) y, cuando el armario estaba lleno, enterrados en una ceremonia complicada. Las evidencias de los manuscritos más antiguos del AT se pueden clasificar bajo 3 encabezamientos: 1. Los Rollos del Mar Muerto. 2. Los manuscritos de la genizah de El Cairo. 3. Los manuscritos de la época masorética. Todos los libros bíblicos, con excepción de Est., están representados entre los descubrimientos hechos en Qumrân y en el Wâd§ Murabba{ât, Nahal Tseelim, Nahal Hever y Masada. La mayor parte de este material son fragmentos, pero un libro (ls.) está completo, y de otros libros hay grandes porciones. Datan de los ss III a.C. al II d.C., y el grueso de los manuscritos procede del s I a.C. y del s I d.C. Del Pentateuco, Dt. está representado por fragmentos de más de 10 ejemplares, y los otros libros por grandes fragmentos. La mayoría de ellos coincide estrechamente con el texto masorético, aunque una copia de Ex., Nm. y Dt. está relacionada con el texto hebreo que fue la base de la LXX. De los Profetas Anteriores se ha reconstruido casi completamente una copia de 1 y 2 S., a partir de muchos fragmentos, y concuerdan estrechamente con la LXX. Los Profetas Posteriores también están bien representados, en especial Is. De los Escritos, Sal. ha sobrevivido en varios ejemplares fragmentarios, pero en el de la Cueva 11 de Qumrán han quedado porciones importantes. El libro de Dn. está representado por 7 manuscritos fragmentarios que siguen de cerca el texto masorético. Véase Rollos del Mar Muerto. En el s XIX d.C. se descubrió una genizah olvidada 63 en la sinagoga caraíta de El Cairo de la cual un gran número de manuscritos bíblicos y extrabíblicos se incorporaron a diversas instituciones de Europa y Norteamérica, principalmente la Universidad de Cambridge, la Biblioteca bodleyana (en Oxford) y la Biblioteca de Leningrado. Entre los manuscritos hay fragmentos de la edad premasorética que van hasta el s VI d.C. Hay una importante porción de Dn. (Dn. 9:24-12:13) del s VII d.C. Otros fragmentos antiguos contienen los siguientes pasajes: Sal. 69:28-71:2; Is. 53:4-58:8; Jer. 26:19-29:31; Ez. 13:11-16:31. Los textos ilustran diversas etapas del desarrollo de los puntos vocálicos y arrojan luz sobre el trabajo de los masoretas. El manuscrito más antiguo de esta clase, fuera de los de la geni5ah de El cairo es uno de los Profetas Anteriores y Posteriores, perteneciente a la comunidad caraíta de El Cairo. Fue escrito, de acuerdo con P. Kahle, por Moisés ben Asher en el 895 d.C. Otro manuscrito igualmente importante es el del Pentateuco que está en el Museo Británico (Or. 4445), escrito por Aarón ben Moisés ben Asher a comienzos del s X d.C. Del mismo erudito judío procede un manuscrito completo del AT, anteriormente perteneciente a la comunidad judía de Alepo y ahora en Israel. Una copia está en Leningrado (Ms Heb. 19a). Fue preparado por Samuel ben Jacob en El cairo (1009 d.C.). El más antiguo que tiene fecha exacta es uno de los Profetas Posteriores, en Leningrado (Ms Heb. B3), datado en lo que sería su equivalente: 916 d.C. Sin embargo, lo tardío de los manuscritos no necesitan perturbar nuestra confianza en la exactitud del texto sagrado. Los escribas ejercieron cuidados extremos al copiarlos, y como resultado hay muy pocas variaciones entre los más antiguos y los más recientes. Este hecho quedó demostrado por los Rollos del Mar Muerto, que llevan nuestro conocimiento de la Biblia hebrea 1.000 años atrás y, en general, confirman el texto masorético. El primer libro del AT en ser impreso en hebreo fue un salterio publicado en 1477. Por 1487 todos los libros del AT hebreo estaban disponibles en forma impresa, y en 1488 el AT entero en hebreo fue publicado en Soncino, un pequeño lugar cerca de Milán, Italia. Dos ediciones más aparecieron antes de 1500: una en Nápoles y otra en Brescia. De aquí que el AT hebreo está bien representado entre los incunables (libros impresos antes de 1500), mientras que el NT griego no llegó a estar disponible en forma impresa hasta la edición de Erasmo, publicada en 1516.
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sábado, 18 de diciembre de 2010
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