(gr. Skeuás, quizá "zurdo"; también aparece en inscripciones gr.).
Judío cuyos 7 hijos 385 eran exorcistas; Pablo los encontró en Efeso. Se lo llama jefe de los sacerdotes, expresión difícil de entender en este pasaje, pues vivía en Efeso y tenía un nombre griego (Hch. 19:1, 14).
Escitas
(gr. skúth's).
Nómadas indoeuropeos que vivían en las llanuras del sur de Rusia. De acuerdo con Herodoto, invadieron los países civilizados del Cercano Oriente en el s VII a.C., chocaron con los medos, a los que derrotaron, e hicieron planes de invadir Egipto. Sin embargo, Psamético I de Egipto pudo comprarlos con ricos regalos mientras estaban todavía en Palestina. Los países por donde pasaban quedaban totalmente arrasados, y algunos comentadores piensan que los profetas Jeremías (cps 4-6) y Sofonías (cp 1) tenían en mente a los escitas cuando hablaron de las devastaciones causadas en Palestina por una nación no identificada. Sin embargo, el enemigo "del norte" parece que más bien se refiere a Babilonia, cuyas fuerzas invasoras siempre entraban en Judá desde el norte (cƒ Jer. 25:9) Bet-seán, una ciudad fuerte en la parte oriental de la llanura de Jezreel, fue capturada por los escitas y más tarde llamada Escitópolis, nombre que conservó por muchos siglos. Los escitas no son mencionados en ninguna parte por nombre en el AT, y sólo una vez en el NT (Col. 3:11), donde se los clasifica con los bárbaros. Mapa XII, A/B-4, C-13.
Bib.: Herodoto i.105.
Esclavitud.
Véase Esclavo/a.
Esclavo/a
(para los términos originales véanse Sierva y Siervo).
Persona considerada propiedad de otra y completamente bajo su control. La práctica de tener esclavos comenzó en tiempos muy antiguos. Abrahán, de acuerdo con su época, los tuvo (Gn. 15:3); José fue vendido como siervo (literalmente "esclavo", Sal. 105:17) e Israel fue una nación esclavizada en Egipto (Dt. 16:12; 24:18, 22; etc.). Los esclavos eran comunes en la Mesopotamia, donde se los podía comprar por unos 40 siclos; por ello, muchos ciudadanos los adquirían para las tareas domésticas y agrícolas. En Egipto, sin embargo, eran menos numerosos y los tenían mayormente sólo los ricos, aunque a veces también los veteranos de guerra, que los recibían como recompensa por su valor. A un esclavo se lo podía adquirir por la guerra (cƒ 2 R. 5:2) o por compra (Ex. 12:44), a veces como pago de una deuda (2 R. 4:1; cƒ Lv. 25:39); podía nacer como esclavo en la casa de su amo (Gn. 15:3), o podía recibirse como herencia (Lv. 25:46). A un esclavo hebreo sólo se le podía exigir que trabajara 6 años (Ex. 21:2), una ley que no siempre se observaba (Jer. 34:8-11). Cuando un esclavo era libertado, la esposa esclava que se le había dado y los hijos que le habían nacido quedaban como propiedad del amo (Ex. 21:2-4). El esclavo podía, si deseaba, quedar como tal a perpetuidad, en cuyo caso el amo perforaba su oreja con una lezna como señal de servidumbre (vs 5, 6). Un siervo capaz y de talento podía avanzar a una posición de importancia (Pr. 17:2; cƒ Sal. 105:17-21; Gn. 41:42-44). Un dueño era castigado por matar a un esclavo (Ex. 21: 20), y un esclavo debía ser libertado en ciertos casos de pérdida de miembros del cuerpo (v 26). Un siervo que hubiera escapado no debía ser devuelto a la fuerza a su amo (Dt. 23:15). Algunas veces un hombre vendía a su hija como esclava (Ex. 21:7) para transformarse en concubina o esposa secundaria. De acuerdo con Herodoto, esta era una práctica regular entre los tracios. Salomón transformó en esclavos a los cananeos que sobrevivieron en la tierra (1 R. 9:21), pero no a los israelitas (v 22).
Bajo una antigua ley romana el esclavo estaba a merced absoluta de su amo, para vida o para muerte. No podía apelar a las cortes civiles, no podía poseer propiedades, pero estaba sujeto al menor capricho de su dueño. Como resultado, muchos sufrieron una pesada servidumbre. En una ocasión, cuando un senador romano fue asesinado por un esclavo, su muerte fue vengada con la matanza de los 400 que tenía la familia. Sin embargo, algunos amos trataban a sus esclavos con gran consideración (cƒ Lc. 7:2). Aparentemente había cristianos que poseían esclavos en tiempos de Pablo (Ef. 6:5-9). Onésimo* (Flm. 10-16) era un esclavo que había huido, pero quien, gracias al esfuerzo de Pablo, se había convertido en Roma y había sido enviado por éste de regreso a su amo en Colosas. Se aconsejaba al esclavo cristiano a no desalentarse por su esclavitud física (1 Co. 7:20-22; cƒ 1 Ti. 6:1, 2). A la vista de Dios, el alma de un esclavo es tan preciosa como la de un hombre libre (Gá. 3:28).
Que en el AT se reconozca y reglamente la esclavitud se debe entender contra el telón de fondo de la inmadurez de los hebreos y el bajísimo nivel del paganismo que los rodeaba. Dios trató con generosidad a su pueblo en los tiempos de su ignorancia. Pero esto hace surgir una pregunta con respecto a por qué el cristianismo no abolió la esclavitud de entrada. Jesús estableció una nueva regla con respecto al divorcio y al nuevo casamiento para sustituir la que se encuentra en la ley mosaica, que había sido adaptada a la "dureza de vuestros corazones" 386 (Mt. 19:8; Mr. 10:5), pero no dio nuevas instrucciones con respecto a la esclavitud. ¿Se sigue, entonces, que Jesús aprobó la esclavitud porque en el NT no hay un "Moisés os dijo . . . pero yo os digo" también sobre este tema? De ninguna manera.
No se nos dice específicamente por qué Jesús guardó silencio sobre el tema de la esclavitud o de la poligamia, o por qué Pablo envió a Onésimo para que volviera a casa de su amo con un pedido, no una orden, de recibir al fugitivo "no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado" (Flm. 16). Pero es claro que Jesús estableció principios que, si fueran aplicados, resultarían en la eliminación de los males sociales mediante la regeneración de los individuos que componen la sociedad. La sencilla observancia de la regla de oro evitaría la esclavitud de seres humanos. Los que critican a la iglesia primitiva por no atacar de frente los males sociales de su época -como la esclavitud, el abandono de los niños no deseados, y otros males difundidos-, deberían considerar que la función del evangelio es básicamente curar el mal del pecado. Una vez que se realiza la cura, los síntomas desaparecen. Además, si la iglesia naciente hubiera atacado el sistema social como tal, nunca hubiera tenido tiempo ni fuerzas para hacer alguna otra cosa, y probablemente habría sido aplastada completamente al intentarlo.
El término "esclavo" ("siervo") se usa en el NT mayormente en sentido figurado. El pecador es un esclavo de los pecados que comete, porque lo controlan (Jn. 8:34; Ro. 6:17; Gá. 4:3; Tit. 3:3; cƒ Ro. 6:16; etc.). Una religión basada en ceremonias y legalismo es una religión de esclavitud espiritual (cƒ Gá. 4:9-11, 21-23; 5:1-4; etc.). Pablo habla de sí mismo como de un "siervo" (o "esclavo") de Jesucristo (Ro. 1:1), no en el sentido de esclavitud sino por elección voluntaria y amante. Sólo quien es "esclavo" de Cristo es verdaderamente libre (Jn. 8:34-36; cƒ 1 Co. 7:22; Gá. 5:1; etc.).
Escoba
(heb. mat'atê').
Término con que el profeta Isaías declara que Dios barrerá, destruirá, Babilonia (ls. 14:23). En el NT se menciona el acto de "barrer" (gr. saróÇ; Mt. 12:44; Lc. 11:25; 15:8).
Escol
(heb. 'Eshkôl, "racimo de . . . (uvas, etc.)").
1.
Amorreo, hermano de Mamre, aliado de Abrahán (Gn. 14:13, 24).
2.
Valle cerca de Hebrón, del cual los 12 espías enviados por Moisés trajeron muestras de grandes racimos de uvas a los israelitas acampados en el desierto (Nm. 13:22-24; Dt. 1:24, 25). Generalmente se lo ubica al norte de Hebrón, donde hay un valle que hasta hoy es famoso por sus uvas deliciosas. El valle pudo haber recibido su nombre del amorreo Escol, quien vivió en esa región en el tiempo de Abrahán (Gn. 14:13, 24).
194. Viñedos en el valle de Escol.
Escorpión
(heb. 'aqrâb; ar. skorpíos).
Pequeño invertebrado de la clase Aracnida, a la que pertenecen las arañas, aunque el escorpión es diferente de las arañas, especialmente en la pinza similar a la de los cangrejos y en su cola que tiene un aguijón venenoso. En Palestina se encuentran unas 8 clase de escorpiones, las que viven generalmente en las regiones desérticas, donde descansan bajo las piedras. Los escorpiones se mencionan en la Biblia junto con las serpientes como criaturas peligrosas (Dt. 8:15; cƒ Ez. 2:6; Lc. 10:19; 11:12), cuya picadura es dolorosa (Ap. 9:5, 10). En 1 R. 12:11, 14 y 2 Cr. 10:11, 14, los látigos con que Roboam amenazó a su pueblo se llamaban "escorpiones"; probablemente los extremos tenían puntas agudas para que el castigo fuera más severo.
Escriba
(heb. sôƒêr, "escriba", "oficial superior"; aram. sâƒar; gr. grammatéus, "escriba (escribano)", "secretario", "empleado de oficina").
1.
Oficial del gobierno que tenía deberes de oficina o era un ministro de estado registrador (Jue. 5:14, BJ). Se mencionan por nombre varios oficiales de este oficio en el AT, y por el contexto es seguro que la mayoría de ellos, como Seraías (2 S. 8:17) y Sebna (secretario de Ezequías que dirigió las negociaciones con el enviado del rey Senaquerib; 2 R. 18:18, 19), ocuparon cargos de mucha influencia.
2.
Hombre que copiaba la ley y otros libros de las Escrituras (Jer. 8:8). Más específicamente, un hombre que era hábil para enseñar e interpretar la biblia. En el sentido moderno, tal persona se podría llamar teólogo o erudito en religión. En el NT a veces se la llama nomikós ("intérprete de la ley"; Mt. 22:35; Lc. 387 10:25; etc.) o nomodidáskalos ("doctor de la ley"; Hch. 5:34; 1 Ti. 1:7). La 1ª persona en Llevar el título de "escriba" en este sentido fue Esdras, "escriba diligente en la ley de Moisés" (Esd. 7:6), que se había consagrado al estudio y la enseñanza de la ley de Jehová (v 10).
Después del tiempo de Esdras, los escribas asumieron posiciones de influencia entre los judíos como maestros de la Palabra de Dios. Por el tiempo de los macabeos (s II a.C.) eran reconocidos como una profesión honrosa (1 Mac. 7:12). Algunos de los escribas más famosos de los judíos -Hillel, Shammai y Gamaliel I- vivieron en tiempos del nacimiento de Cristo y poco después. Eran fariseos e intentaban adaptar la ley de Moisés a los tiempos en los que vivían, pero no podían estar siempre de acuerdo, de modo que se desarrollaron diferentes escuelas. Las sutiles interpretaciones de los fariseos eran consideradas por muchos como de igual valor que la ley de Moisés, y Jesús denunció enérgicamente la hipocresía y las falsas interpretaciones que desviaban a la gente (Mt. 15:1, 3; 23:15, 23, 25, 27, 29, 33). Algunos de los escribas de los días de Cristo eran miembros influyentes del Sanedrín y compartieron la responsabilidad por la muerte de Jesús (Mt. 26:57-59; cf 16:21; 27:41). Más tarde, algunos de esos hombres se volvieron contra los apóstoles y tuvieron que ver con la persecución (Hch. 4:5; 6:12). En una ocasión cierto escriba expresó su disposición de seguir a Jesús (Mt. 8:19).
3.
Secretario profesional que se sentaba en las calles y, al dictado, escribía cartas, documentos legales, etc., cobrando por su trabajo. Estos escribas todavía se encuentran en las calles en el Oriente. Jeremías empleó a baruc, un escriba profesional (Jer. 36:32) para escribir en un rollo sus profecías al dictado (vs 4, 27, 32), y probablemente para los documentos de la compra del campo en Anatot (32:12; fig 196). Véanse Escribir, Materiales para; Pluma; Tinta.
4.
Prominente funcionario de la ciudad de Efeso (Hch. 19:35). El título implica que supervisaba los archivos de la ciudad, y era responsable por la redacción y la promulgación de los decretos oficiales. La pericia y la sagacidad de que hizo gala este funcionario al ponerle corto a la contienda encendida contra Pablo, demuestran que era un hombre de considerable autoridad administrativa (vs 35-41). Se han encontrado monedas e inscripciones en diversos lugares de Asia Menor que mencionan a los grammatéus, con lo que se comprueba la importancia del cargo.
Escribano.
Véase Escriba.
Escribir, Materiales para.
En el mundo antiguo se usaron una gran cantidad de materiales para escribir. La gente de Mesopotamia inventó bien al principio de su historia las tablillas de arcilla. Los caracteres cuneiformes se imprimían en el material blando por medio de unas pequeñas barras de metal o de madera que se llamaban estilos, después de lo cual se dejaba que se secara naturalmente, o rápidamente por el calor de un horno (fig 199). Este tipo de escritura se difundió ampliamente por el mundo antiguo, y también lo usaron los príncipes de Palestina en el s XIV a.C. en su correspondencia mutua y con sus señores egipcios. Pero no existe una evidencia clara de que los escritores de la Biblia usaran alguna vez tablillas de arcilla. También existían inscripciones grabadas en piedra con propósitos de preservación (Job 19:24); se han encontrado algunas hebreas de esta clase (fig 467). Véase Escritura I, 1
En Egipto se inventó el papiro como material para escribir. Las hojas se hacían mediante angostas tiras de los tallos de un vegetal que precisamente se llama papiro.* Las tiras se colocaban en 2 capas: una en sentido longitudinal y otra transversalmente. Después se les aplicaba cola, se las prensaba y se las suavizaba a golpes de martillo. Las hojas se pegaban por los extremos para que constituyeran un largo rollo. Se escribía en ellas en columnas mediante plumas y tinta hecha con carbón vegetal. Los rollos de papiro comenzaron a usarse en Egipto a partir del 3º milenio a.C., y con el correr del tiempo se convirtieron en el material para escribir más común del mundo antiguo, no sólo en Egipto sino en toda la región del Mediterráneo (figs 34, 65,448).
Otro material para escribir que alcanzó amplia difusión fue el cuero, muestras del cual se remontan al s XV a.C. En Pérgamo, Asia Menor, se desarrolló un tratamiento del mismo que dio como resultado la producción de un material para escribir conocido como pergamino, el mejor que se haya inventado. Puesto que el cuero y el pergamino eran más caros que el papiro, se los usaba sólo para documentos importantes y para libros. No sabemos si los autores del AT y del NT usaron papiro o rollos de cuero para escribir sus manuscritos originales. Los más antiguos del AT que existen, los Rollos del Mar Muerto,* están escritos en cuero, con muy pocas excepciones, probablemente por causa de su durabilidad (fig 267). Pero los más antiguos del NT son papiros: Ryland 457 (fig 293), Bodmer II, Chester Beatty, etc. Posiblemente la causa de esto haya sido la pobreza de la iglesia cristiana primitiva. Solo en el s IV d.C. aparesieron los 388 manuscritos en pergamino, cuando el Estado reconoció a la Iglesia, y ésta incremento sus posesiones materiales: el Codex Vaticanus, el Codex Sinaiticus, etc., son ejemplos de ello (figs 84-86).
195. Largos bancos y largas mesas de escribir encontradas en Khirbet Qumrân, sobre los cuales probablemente se escribieron los rollos del Mar Muerto.
Algunas notas y cortos mensajes se escribían por medio de un estilo sobre tablillas de madera recubiertas de cera; se las ha encontrado en Calah, Asiria, como asimismo en Pompeya, Italia (ls. 30:8; Lc. 1:63). No eran adecuadas para escribir obras de gran volumen, como los libros de la biblia. Lo mismo se puede decir de otros materiales para escribir que alcanzaron mucha popularidad: los óstracas o trozos de alfarería. Puesto que eran muy fáciles de obtener y no costaban nada, se las usaba mucho para escribir cortos mensajes, notas, cartas, recibos y otros documentos que se usaban a diario. Esos trozos de alfarería con mensajes escritos se conocen con el nombre griego de ostrakás (singular óstrakon). Puesto que son casi indestructibles, han perdurado hasta el día de hoy en el suelo húmedo de Palestina, donde otros materiales han desaparecido hace ya mucho tiempo. Se encontraron más de 60 óstracas en las ruinas de los almacenes de los reyes de Israel, en Samaria. Son los registros de un recolectar de impuestos; mediante ellos anotaba las cantidades de vino y aceite que ingresaban en la casa real. En Laquis se encontraron 21 de esos óstracas, la mayor parte de los cuales eran cartas que escribió un oficial de la guarnición del ejército hebreo durante los últimos días de la existencia de Judá como reino independiente (fig 309). Otros valiosos óstracas provenientes de los tiempos del AT se descubrieron en Jerusalén, Tell Qasîleh, Bet-semes, Qumr>n y en la isla egipcia de Elefantina. En varias de las halladas en Elefantina se encuentran las primeras menciones al sábado de una fuente ajena a la Biblia (fig 440). Los numerosos óstracas en griego, como asimismo los papiros escritos en ese mismo idioma descubiertos en Egipto, son elementos especialmente valiosos para comprender mejor el koiné (el griego vulgar) en que se escribió el NT.
196. Paletas de madera y plumas de caña para escribir pertenecientes a los antiguos escribas egipcios.
Escritura.
Las culturas pueden existir y florecer sin escritura, pero no hay civilización sin el arte de escribir. Todas las civilizaciones antiguas tenían sistemas de escritura: Sumer, Babilonia, Asiria, Egipto, Fenicia, Canaán, Creta, 389 los hititas y otros. Este artículo analiza brevemente sólo las escrituras de la Mesopotamia y de Egipto, para proporcionar un marco de referencia para el desarrollo de las escrituras alfabéticas de los hebreos y griegos en las cuales se escribió la Biblia.
I. La escritura y su desarrollo.
1. Escritura cuneiforme.
Por cuanto los documentos escritos más antiguos que se han descubierto proceden de Sumer, se considera que los súmeros inventaron la primera escritura: la cuneiforme (del lat. cuneus, "cuña"; por causa de la impresión que dejaba el estilete). Sus caracteres, compuestos por grupos de líneas cortas y rectas, están impresas con un estilete en forma de cuña sobre tabletas de arcilla blanda. Las primeras tabletas, de Uruk, muestran que los primeros intentos de escritura fueron sencillos dibujos hechos/impresos en arcilla; en ellas se cuentan 891 dibujos o caracteres diferentes. Las tabletas de Fara, de un período algo posterior, muestran los signos con una forma un poco más estereotipado y reducidos a 800. Por el tiempo de Sargón de Acad eran 600, y en el 2º milenio a.C., cuando este sistema se desarrolló por completo, eran unos 350. Originalmente, cada carácter era un signo-palabra que representaba una idea (ovejas, grano, casa, etc.), pero gradualmente se usaron símbolos para representar sílabas (ma, am, tu, ut, etc.). Con el transcurso del tiempo, la mayoría de los caracteres recibió valores silábicos, aunque algunos signos-palabras siguieron en uso, especialmente para palabras más comunes como "hombre", "rey", "hijo", "ciudad", etc. Las líneas se escribían de arriba hacia abajo en las primeras inscripciones (fig 315); pero, más tarde, de izquierda a derecha (fig 199).
197. La Piedra Roseta, la inscripción que proporcionó la clave para descifrar las escrituras y la lengua de Egipto.
Cuando los semitas conquistaron Mesopotamia, también adoptaron la escritura cuneiforme súmera. La forma de los caracteres individuales cambió ligeramente con el tiempo, y los que usaron los babilonios también difería un poco de los que empleaban los asirios; pero todas las escrituras cuneiformes silábicas son básicamente iguales (figs 167, 199, 216, 372). La escritura cuneiforme súmera fue adoptada también por los vecinos elamitas en el este, luego por los heteos (hititas; fig 455) en Anatolia, y por los urartus en las montañas de Armenia. Durante el 2º milenio a.C. la escritura cuneiforme y el lenguaje babilónicos se usaban prácticamente en toda la correspondencia internacional del antiguo Cercano Oriente, aun por la corte egipcia, cuando tenían que tratar con sus estados vasallos en Palestina y Siria (fig 18).
En la escritura cuneiforme silábica, que expresa los sonidos vocales al mismo tiempo que los consonánticos, la pronunciación queda claramente indicada; pero ese no es el caso con las escrituras consonánticas (por ejemplo, la egipcia, la cananea y la hebrea premasorética) que se escribían sin las vocales. Por lo tanto, cualquier palabra o nombre egipcio o cananeo que se encuentre escrito en cuneiforme tiene las vocales expresadas y por ello sabemos cómo pronunciarlos. Por este motivo los registros cuneiformes son a menudo valiosos para el estudio de estas otras lenguas.
La escritura cuneiforme alfabética se desarrolló en 2 países, muy separados. Estos no emplearon los caracteres súmeros o babilónicos, sino símbolos independiente, aunque la idea de escribir sobre arcilla mediante un estilete fue tomada de los pueblos de la Mesopotamia. Una fue la escritura alfabética de Ugarit (Ras Shanira*) que consiste de 30 caracteres consonánticos. Esta escritura fue usada aparentemente durante un período breve (s XV y XIV a.C.) y se difundió muy poco más allá de Ugarit, aunque en Palestina se encontraron 2 textos breves en escritura ugarítica (fig 200). La 2ª escritura alfabética cuneiforme la desarrollaron los persas aqueménidas (s VI a.C.). Tenía 36 caracteres (semi)alfabéticos y unos pocos signos-palabras y otros símbolos. La escritura persa, la forma más sencilla de todas 390 las escrituras cuneiforme que se conocían a principios del s XIX, fue la 1a de éstas en ser descifrada. G. F. Grotefend hizo los primeros intentos con éxito en este sentido (1802). Henry C. Rawlinson tuvo éxito más tarde en descifrar las escrituras persa, babilónico y elamita gracias a las inscripciones trilingües de Persépolis y la Roca de Behistún (fig 415).
198. Inscripciones jeroglíficas provenientes de Abydos, que contienen una lista de reyes egipcios. Para otras inscripciones jeroglíficas véanse las figs 57, 268, 476.
2. Jeroglíficos egipcios.
El término "jeroglífico" significa literalmente "caracteres sagrados grabados", y es el nombre griego que se dio a la escritura pictórica que usaron los egipcios en sus monumentos (fig 198). Estos probablemente recibieron de los súmeros la idea de escribir mediante dibujos, aunque desarrollaron una escritura totalmente independiente. Las inscripciones jeroglíficos más antiguas proceden del comienzo de la historia egipcia, la 1a dinastía. En pocos siglos, cuando estuvo totalmente desarrollada, consistía de unos 750 caracteres que representaban palabras enteras (rey, casa, mujer, etc.), consonantes específicas (b, p, m, etc.) o combinaciones de consonantes (mn, nt, pr, etc.), pero ninguna vocal. Casi cada palabra recibía uno o más "determinativos" para indicar al lector si la palabra era un sustantivo abstracto, una persona, un animal, un edificio, un nombre, etc. No había una dirección fija en la escritura; los textos podían ir de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, o de arriba abajo. La dirección se la puede reconocer fácilmente, ya que las cabezas de los hombres o de los animales dibujados en los jeroglíficos siempre miran hacia el comienzo de la línea.
199. Tableta cuneiforme que contiene una lista de los reyes asirios (SDAS lista de los reyes asirios).
Además de los jeroglíficos, se desarrolló desde temprano una escritura cursiva, escrita sobre papiro con un tallito de junco, a manera de pincel, que los griegos llamaron "hierática". Desde el s VII a.C. existe una escritura simplificada, la "demótica", que se usó especialmente para documentos comunes (cartas, recibos y notas). Los textos egipcios más tardíos escritos en escritura nativa datan del s III d.C. Después de ese tiempo el conocimiento de cómo se escribía se perdió completamente, 391 hasta que fue resucitado cuando Jean-Francois Champollion descifró (en 1822) la trilingüe Piedra Roseta (encontrada en 1799; fig 197).
200. Tableta de arcilla, inscripta con el alfabeto ugarítico completo, encontrado en Ras Shamra.
3. Escritura alfabética.
Es bastante seguro que la escritura jeroglífico egipcia sea la base de la proto-semítica alfabética (también llamada proto-sinaítica), y que el desarrollo desde una escritura puramente ideográfico y silábica hasta la alfabética ocurrió durante la 1a mitad del 2º milenio a.C. Sin embargo, todavía se discuten la fecha exacta y la región donde se la inventó. El escenario de esta invención, que mareó una época, pudo haber sido Fenicia, el sur de Palestina o la Península de Sinaí. Hay evidencias de que se realizaron experimento con varias formas de escribir en diferentes lugares, y es posible que hubiera un esfuerzo coordinado una vez que se desarrollara una escritura útil en alguno de esos lugares. Sin prejuicio acerca de las otras áreas en lo que se refiere a prioridad, el desarrollo de la escritura alfabética se analiza aquí como aceptando que ocurrió en la península de Sinaí (fig 201).
En 1905 Flinders Petrie exploró las minas de turquesa en Ser~bTt el-Kh>dim, donde los antiguos egipcios habían dejado un templo dedicado a Hator, como también numerosas inscripciones jeroglíficos desde la 3ª hasta la 20ª dinastía. Descubrió varias inscripciones en piedra escritas en jeroglíficos cuyos caracteres eran similares a los egipcios, aunque pobremente realizados, pero que no eran en lengua egipcia (fig 201). Como se usaron sólo 22 caracteres, Petrie reconoció la escritura como alfabética y también sugirió que habría sido empleada por los semitas. El egiptólogo Alan Gardiner tuvo éxito en descifrar una palabra en estos textos en 1915 (publicado en 1916), cuando leyó correctamente el nombre Ba'alath e identificó unos 10 de los 22 signos en que estaban escritos los textos. Reconoció la escritura como una forma alfabética de escritura pictográfica en un lenguaje semítico. Nuevos descubrimientos aumentaron a 25 el número de inscripciones proto-sinaíticas que nos han llegado, a las que se pueden añadir otras 14 ó 15 en la misma escritura, encontradas en varios lugares de Palestina. Los eruditos que siguieron a Gardiner y que contribuyeron a nuestra comprensión de estos textos y su historia son A. Cowley, K. Sethe, H. Grimme, R. Butin y en forma destacada W. F. Albright. Los textos se pueden considerar ahora virtualmente descifrados, aun cuando hay lugar para dudas con respecto a algunas de las lecturas por la brevedad de la mayoría de las inscripciones. Esta es la razón por la que algunos eruditos todavía tienen dudas acerca de la pretensión de que estas inscripciones hayan sido descifradas con éxito.
El gran progreso de esta escritura sobre todas las anteriores existentes fue la invención y aplicación del principio acrofónico, que consiste en tomar la figura de un objeto para representar sólo la consonante inicial del nombre de ese objeto, y no el objeto dibujado. Por ejemplo, en jeroglíficos egipcios una línea ondulada representa el agua, y "agua" en los diversos idiomas semítico se expresa con palabras cuya consonante inicial es m: mayim (heb.), my y mym (ugar.), mu (ac.), etc. Por ello, la línea ondulada, un carácter jeroglífico egipcio que representaba el agua, se usó para representar sólo una consonante aislada, la 1ª de la palabra que significa agua. La tabla de escrituras alfabéticas muestra los diversos símbolos proto-sinaíticos en la columna (col) 1, una descripción de los símbolos en la col 2, y su valor consonántico (cuando es reconocible) en la col 10. Esta tabla revela que el dibujo de la cabeza de un buey (heb. '>lef) llegó a ser el signo de la consonante semítica ', que ahora se escribe ! que el bosquejo de una casa sencilla (heb. bayith; en otra forma, bêth) llegó a ser el símbolo b; y que la figura de una serpiente (heb. nâj>sh) proporcionó el símbolo n. etc.
Con el transcurso del tiempo estos signos jeroglíficos llegaron a ser más estereotipados y cursivos, y por el s IX a.C. tenían la forma que muestra la col 3 en la tabla de escrituras alfabéticas, como aparecen en la larga inscripción del rey Mesa sobre la Piedra Moabita* (fig. 359). Esta escritura, conocida como fenicia o paleohebrea, se usó durante varios siglos en toda palestina y Siria, como lo demuestran muchas inscripciones (figs 27, 202, 467) y textos en papiro. Por el tiempo de Jeremías habían alcanzado las formas indicadas en la col 4, que son los caracteres que aparecen en las Cartas de Laquis* (fig 309), escritas poco antes de la conquista de Judá y Jerusalén por el rey Nabucodonosor. Los samaritanos retuvieron esta escritura con ligeras variantes en todos los manuscritos de sus Biblias (las letras que la conforman se pueden ver en la col 5 de la tabla de escritura).
La tradición griega afirma que Cadmus, un legendario príncipe de Tiro, introdujo el alfabeto fenicio en Grecia. Que el alfabeto griego deriva del fenicio es obvio al comparar la col 6 (caracteres griegos copiados de inscripciones del s VIII a.C.) con la col 3 (caracteres fenicios del s IX a.C.). También el orden de las letras es el mismo en ambos sistemas. Los griegos mejoraron inmensamente la utilidad del 392 alfabeto al introducir letras para expresar las vocales (col 7). Dado que en su lengua indoeuropea no tenían uso para ciertos signos, como la '>lef o la 'ayin, que representan sonidos puramente semíticos, usaron estos caracteres para representar las vocales a y o respectivamente. También inventaron 5 signos adicionales que agregaron al final del alfabeto. Desde ese tiempo no se han hecho mejoras importantes en la escritura alfabética en más de 2.500 años (figs 84-86, 234, 249, 285, 293, 317, 470, 500). La escritura latina -usada en todas las lenguas de Europa occidental- es una adaptación de la griega, como lo es también el alfabeto cirílico que se usa en la Unión Soviética. Para las inscripciones latinas, véanse las figs 113, 128, 191, 253, 311.
201. Inscripción en piedra, del período proto-semítico, proveniente de la Península del Sinaí.
Entre los arameos, que también adoptaron la escritura fenicia, los caracteres individuales experimentaron cambios de forma más drásticos que entre los griegos, y por el 500 a.C. los originales casi no se pueden reconocer. Por cuanto los judíos fueron sus principales usuarios, y muchos de sus caracteres tienen la apariencia de cuadrados, esta forma de escribir se llama escritura hebrea cuadrada. Los papiros de Elefantina del s V a.C. (fig 448) y otros textos arameos sobre papiro, cuero (fig 245) y piedra (fig 526) de ese período, presentan ejemplos de esta escritura. La col 8 de la tabla de escritura muestra los caracteres hebreos como se ven en el rollo de Isaías del Mar Muerto (c 100 a.C.). La col 9, en hebreo moderno, muestra que la escritura hebrea apenas ha cambiado en los últimos 2.000 años (figs 165, 245, 267, 447).
Un descubrimiento muy interesante, hecho en 1949, ilustra la gran antigüedad del alfabeto. En Ugarit se encontró una pequeña tableta que tenía una lista de los 30 caracteres del alfabeto ugarítico en el orden en que los escribas de la ciudad los habían memorizado (fig 200). Para asombro de los eruditos interesados, la tableta reveló que el orden de todos los caracteres comunes en ugarítico y en hebreo, excepto uno, es el mismo. La excepción es la letra sh, que en la serie ugarítica ocupa un lugar diferente que en la lista hebrea. Cuatro de los caracteres ugaríticos (h, 5, z, g) se encuentran en diversos lugares de la lista (véanse las cols 11 y 12 de la tabla). También existen en la escritura proto-sinaítica, pero se perdieron con el tiempo y, por tanto, no aparecen en las escrituras fenicia y hebrea posteriores, aunque la g permanece en la pronunciación hebrea, como lo muestran algunos nombres antiguos de lugares; por ejemplo, la ciudad de Gaza se escribe con una 'ayin inicial, pero se pronuncia gayin (así, Gaza; no 'Aza). Al final de la lista se añadieron 3 caracteres peculiares al ugarítico. Como la tableta en cuestión se originó en el s XIV a.C., revela que ya en fecha tan temprana la escritura alfabética había llegado a ser muy ampliamente usada en toda Palestina, Fenicia y Siria, y que el orden de sus letras tenía la misma disposición tanto en Ugarit (en el norte de Siria) como en Palestina.
Un descubrimiento de naturaleza e importancia semejantes se hizo en 1976, cuando en una excavación en 'I5bet Tsartâ (la antigua Eben-ezer) se encontró un trozo de tiesto con 5 líneas de texto en escritura alfabética de alrededor del 1200 a.C. tal como se usaba en Palestina. La forma de los caracteres individuales mostraba que habían alcanzado una etapa a mitad de camino entre los caracteres de las columnas 1 y 3 en la tabla. La 5ª línea, la inferior, tiene todo el alfabeto hebreo desde la primera letra, 'âlef, hasta la última, tâw, pero le falta una, la mêm, quizá por causa de un olvido de parte del escritor. Las 4 líneas superiores están escritas por otro copista y no tienen sentido. Evidentemente, son el resultado de alguien que practicaba la escritura de las letras hebreas, por lo que el óstracon (pedazo de tiesto) es en realidad, el cuaderno de un alumno. Si duda, el maestro había escrito el alfabeto en la tableta y luego se la dio al alumno para que practicara su escritura. Como las letras del alfabeto en este trozo de cerámica, escrito en el tiempo de los jueces, está en el mismo orden que las de la tableta de Ugarit (fig 200), este hallazgo confirma lo que ya se dijo acerca de la amplia difusión del conocimiento de la escritura alfabética en Palestina durante el 20 milenio a.C. En relación con esto, se podría mencionar que las primeras 5 letras del alfabeto hebreo fueron grabadas en una escalera que se encontró en la antigua Laquis, 393
Evolución de la Escritura Alfabética
394 en el s IX o el s VIII a.C. de acuerdo con la evidencia paleográfica.
202. Sarcófago de Eshmunazar, rey de Sidón, con largas inscripciones fenicias.
Bib.: W. F. Albright, BASOR 110 (1948):6-22; 118 (1950):12-14; 119 (1950):23, 24; E. A. Speiser, BASOR 121 (1951):17- 21; M. Kochavi y A. Demsky, Tel Aviv 4 (1977):1-27. En las notas de estos artículos se pueden encontrar referencias a la mayor parte de las publicaciones pertinentes acerca del desarrollo progresivo de la escritura alfabética.
II. La escritura entre los hebreos y los escritores de la biblia.
Es evidente, por el breve panorama ofrecido, que había diversos sistemas de escritura en uso mientras vivían los patriarcas y cuando los autores bíblicos escribieron sus libros. Si Abrahán y su familia podían leer y escribir -lo cual es posible- debieron haber conocido la escritura cuneiforme, porque ese era el sistema que se usaba en el país del que procedían, y la que se usaba para los propósitos oficiales en Canaán, el país al que emigraron. Si los patriarcas poseían las listas genealógicas de Gn. 5 y 11 como documentos escritos, es muy probable que estuvieran en la forma de tabletas cuneiformes.
Sin embargo, Moisés no usó tabletas de arcilla, sino rollos llamados "libros" (Ex. 17:14; Nm. 5:23) que estaban hechos de papiro. Este era el material para escribir más barato de su época en Egipto, y ese país dominaba culturalmente a los países vecinos, incluso el Sinaí, donde Moisés pasó tantos años de su vida. Pero, ¿qué escritura usó Moisés? Se empleaban varios sistemas en su tiempo, y pudo haber estado familiarizado con algunos de ellos, puesto que había sido educado en "toda la sabiduría de los egipcios" (Hch. 7:22). Por ello es razonable suponer que sabía cómo escribir tanto en jeroglíficos como en caracteres cuneiformes, los que usaban también los escribas egipcios para la correspondencia internacional. Además, cuando fue a Sinaí, si no antes, debió haber conocido la sencilla escritura alfabética de los cananeos empleada en la península.
Por tanto, parece que la providencia de Dios hizo que se inventara este sistema, el más sencillo de todos, antes que Moisés recibiera la orden divina de escribir la historia y las leyes de su pueblo para la instrucción de las generaciones futuras (Ex. 17:14; cf 24:4). Si hubiera usado el pesado sistema jeroglífico de los egipcios o el difícil cuneiforme de los babilonios, sus escritos, a menos que fueran traducidos, nunca habrían sido populares, y no habrían sido más que una producción literaria leída y comprendida sólo por unos pocos eruditos. Sin embargo, la escritura alfabética existía en tiempos de Moisés, en Canaán, y se empleaba en Sinaí, la región donde éste pasó muchos años como pastor de los rebaños de su suegro madianita. Por consiguiente, es razonable suponer que Moisés usó esta escritura alfabética, la que por causa de su sencillez gradualmente fue la escritura universalmente utilizada en el antiguo mundo del Mediterráneo. Hay evidencias de que en el 2º milenio a.C. el alfabetismo era más común en Siria y Palestina que en Egipto y Babilonia, y que muchas personas dominaban el arte de escribir. Esta afirmación se puede apoyar en muchas evidencias. Por ejemplo, en el tiempo de Gedeón (c 1200 a.C.), un muchacho encontrado por casualidad fuera de una ciudad pudo escribir los nombres de 77 oficiales de su ciudad (Jue. 8:14). También los hallazgos arqueológicos revelan que muchas personas hacían esfuerzos para practicar la escritura. Ejemplos: 1. El trozo de cerámica encontrado en Eben-ezer, ya mencionado, que contiene una lista de todas las letras del alfabeto en el orden en que todavía se usa para memorizar el alfabeto hebreo (escrita c 1200 a.C.). 2. El calendario de Gezer (s X a.C.), un rústico pedazo de piedra sobre el que alguien, probablemente un campesino, garabateó un registro de las actividades agrícolas de los diversos meses del año (fig 27). 395
Que Moisés no era la única persona alfabetizada entre los hebreos se puede descubrir por la lectura de Nm. 5:23, que indica que los sacerdotes de su tiempo sabían leer y escribir, y Jos. 24:26, que confirma que Josué también. Otros hombres y otras mujeres de la Biblia de los que se menciona que escribieron son: Samuel (1 S. 10:25), David (2 S. 11:14), la reina Jezabel (1 R. 21:8, 9), el rey Jehú (2 R. 10:1) y muchos otros, entre los que están algunos de los autores de los libros proféticos del AT. Entre los hebreos, durante su historia temprana, también se practicó el arte de grabar nombres sobre piedras preciosas y placas de metal (Ex. 39:14, 30). Muchos otros pasajes del AT y del NT muestran que el arte de escribir era posesión común de muchas personas, y que la mayoría de los autores de libros bíblicos estaban capacitados para escribir. Aun los que usaron escribas para registrar sus mensajes, lo hicieron no necesariamente por analfabetismo, sino por otras razones. Jeremías usó un escriba (Jer. 36:4), pero pudo firmar un documento y escribir un mensaje (32:10; 51:60).
En los tiempos del NT el arte de leer y de escribir estaba muy difundido. Existían escuelas elementales para muchachos en muchos lugares, aunque se ponía mayor énfasis en leer que en escribir. Las excavaciones en Khirbet Qumrân han sacado a luz una larga mesa de mampostería, y un largo banco (fig 195) y 3 tinteros (fig 510). Se cree que pertenecieron a un escritorio en el que se preparaban manuscritos. Los centenares de rollos encontrados cerca del Mar Muerto en las cuevas de Qumrân, la mayoría en condiciones fragmentarias, muestra que entre los miembros de la pequeña comunidad de Qumrân había escribas industriosos. El resultado de su productividad y celo fue una biblioteca sorprendentemente grande que contenía manuscritos bíblicos y otros trabajos religiosos. La conservación de mucho de este rico material nos da una idea de la riqueza de la literatura judía que debió existir en tiempos de Cristo. En Palestina habrían existido muchos centros similares, especialmente en Jerusalén y otras ciudades grandes.
El NT arroja mucha luz sobre las actividades literarias de algunos de sus autores, especialmente de Pablo. No se sabe si Jesús redactó alguno de sus mensajes, ni tenemos pruebas de que los haya dejado en manos de sus discípulos. Pero sí que sabía escribir, por haberlo hecho en el caso de la mujer adúltera, cuando escribió algo con el dedo en el suelo (Jn. 8:6, 8). Pablo fue un prolífico escritor de cartas, pero generalmente empleaba escribas para redactarlas (Ro. 16:22). Sin embargo, la carta dirigida a Filemón (Flm. 19), y por lo menos una parte de la carta a los Gálatas (Gá. 6:11), la escribió él mismo. Es posible que la mala vista le hacía difícil escribir, y que por ello empleaba letras desusadamente grandes (v 11). Las cartas escritas por sus secretarios las firmaba él personalmente (1 Co. 16:21; Col. 4:18; 2 Ts. 3:17), para darles el sello de autenticidad. No se sabe hasta qué punto los autores de los otros libros del NT emplearon amanuenses. Una declaración en 1 P. 5:12 señala que la 1ª Epístola de pedro fue escrita por Silvano, quien actuó como escriba del autor. Las diferencias de estilo y vocabulario entre el Apocalipsis y el Evangelio de Juan han sido explicadas suponiendo que el apóstol usó escribas para su Evangelio, pero que en la colonia penal de Patmos escribió él mismo el Apocalipsis sin la ayuda de un amanuense (Ap. 1:19; 2:1, 8; 10:4; etc.); tal vez 3 Jn. también fue escrita personalmente por su autor (v 13). Véase Pablo (1, 3).
Escrituras, Las
(heb. kethâb; gr. grafe).
En el AT esta expresión ocurre una sola vez (Dn. 10:21), y no parece que se refiriera a alguna parte de la Biblia, sino a los planes y propósitos de Dios representados como escritos en un libro especial. En el NT la frase aparece con frecuencia (Mt. 21:42; Mr. 12:24; Ro. 15:4; etc.), excepto una vez (2 Ti. 3:15; gr. grámma, "escrito", "libro", "documento"). El término griego se utiliza con un significado sacro, "Sagradas Escrituras", y, por lo general, se refiere a los escritos del AT. El vocablo en singular se puede referir a un pasaje puntual de ellas (Mt. 12:10; Lc. 4:21; etc.) o a las Escrituras como un todo (Jn. 20:9; Hch. 8:32; etc.). El vocablo en plural denota todas las escrituras, a menos que una palabra calificadora limite la aplicación, como en la frase "las Escrituras de los profetas" (Mt. 26:56; Escrituras debería ir en minúscula). Por implicación Pedro se refiere a los escritos de Pablo como "Escrituras" (2 P. 3:16). Cuando el término genérico griego grámma está calificado por el adjetivo háguios, "santo", ,sagrado", alude a los escritos sagrados del AT
Escuadra
(gr. tetrádion, "conjunto de 4 personas").
Palabra que aparece en Hch. 12:4 (BJ). Cuatro escuadras -o 4 conjuntos de 4 soldados, 16 en total- recibieron la orden de vigilar a Pedro en la cárcel de Jerusalén, y cada una era responsable de vigilar al prisionero durante una vigilia de 3 horas. En la noche que Pedro fue liberado, 2 de esos soldados estaban con el preso en su celda, mientras los otros 2 montaban guardia en la puerta (Hch. 12:6). Es evidente que una escuadra estaba de 396 guardia junto a la cruz de Jesús, porque los soldados "tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una para cada soldado" (Jn. 19:23).
Escuadrón
(heb. generalmente rôsh, "cabeza", "jefe", "compañía", "unidad de soldados").
Cada una de las secciones en que se divide un regimiento de caballería y/o infantería (Gn. 50:9; Jue. 7:16, 20; 1 S. 13:17, 18; 17:8, 26, 45; Job 1:17).
Escudero
(heb. nôÑê*ha-tsinnâh).
Una sola vez se menciona apropiadamente al escudero (1 S. 17:7, 41), y en otro texto se refiere al encargado de llevar las armas de los combatientes (heb. noÑê* kêlîm; 1 S. 14:13). Este ayudante solía ser muy joven, secundaba a su jefe en la lucha y remataba a los enemigos que caían heridos. Gedeón, Abimelec, Jonatán, Saúl y Joab tuvieron escuderos (Jue. 7:10; 9:54; 1 S. 14:1; 31:4; 2 S. 15:5); es decir, eran los guerreros destacados quienes tenían escuderos.
Escudo.
Las figuras egipcias muestran que los sirios y los hititas usaban escudos planos, alargados, cubiertos de cuero. Los mitanios, los filisteos y los asirios aparecen representados con escudos redondos, aunque los asirios también usaban uno largo y curvado. Los hebreos tenían 2 clases: uno pequeño y redondo (heb. mâgên; 2 S. 22:31; 1 Cr. 5:18; 2 Cr. 14:8; Neh. 4:16), y otro largo (heb. tsinnâh; 1 Cr. 12:8; 2 Cr. 9:15, B; 14:8; 25:5; Sal. 35:2; Ez. 23:24). Comúnmente los escudos se hacían de madera, con un cuero extendido sobre su superficie al que se aplicaba aceite (2 S. 1:21; Is. 21:5) para mantenerlo flexible; durante las marchas lo protegía una cubierta (ls. 22:6, BJ). Los escudos de bronce de 1 R. 14:27 quizás eran metálicos sólo en parte. Algunos estaban recubiertos de oro con propósitos decorativos (10:16, 17). Para otros, según Job 15:26, la palabra hebrea designaría las piezas metálicas (heb. gab) adheridas a los escudos (tales ornamentos a menudo eran incrustaciones en forma de uñas de bronce con cabezas redondeadas, amplias y planas). Los relieves asirios de laquis muestran a los defensores hebreos de la ciudad con pequeños escudos redondos. En el NT se usa la palabra gr. thureós (Ef. 6:16; figs 11, 30, 262, 308).
Escuela
(gr. sjole).
Existen evidencias de que había escuelas en el mundo antiguo. Se encontraban en las principales ciudades de Mesopotamia y Egipto, y funcionaban principalmente para el entrenamiento de escribas profesionales. En diversos lugares se han desenterrado edificios escolares, y se han encontrado ejercicios escritos por alumnos en tablillas de arcilla o en papiro. Muy probablemente los cananeos anteriores a la invasión israelita tuvieran escuelas, aunque esta suposición no se ha podido comprobar fehacientemente. En Siquem se encontró un texto de mediados del 2º milenio a.C., en el cual un maestro se quejaba al padre de un alumno porque el arancel no había sido pagado y requería su cancelación. Aunque este maestro habría sido un docente privado, la amplia difusión del arte de escribir en Canaán, atestiguada por la evidencia arqueológica, indica que este conocimiento no se limitaba a una clase reducida de personas (cf Jue. 8:14). De allí la justificada conclusión de que habría habido escuelas entre los cananeos, y probablemente también entre los israelitas después que tomaron posesión del país. Pasajes como Gn. 18:19 y Dt. 6:7, que encargan a los padres que proporcionen instrucción religiosa a los miembros de su familia y en especial a sus hijos, no excluyen la posibilidad de la existencia de escuelas donde se enseñara lectura, escritura y otros temas más. Samuel fundó las escuelas de los profetas. Véase Profeta (I).
La enseñanza religiosa era parte de los deberes de los levitas y sacerdotes (Lv. 10:11), que vivían esparcidos por todo el país. De vez en cuando se enviaba a estos dirigentes religiosos para que enseñaran la ley a la gente (2 Cr. 17:7-9). Existía la orden expresa de que se leyera la ley a todo el pueblo cada 7 año durante la fiesta de los Tabernáculos (Dt. 31:10-13). En Neh. 8:1-8 se nos dice cómo se hacía dicha celebración.
En tiempos del NT las escuelas fueron comunes en toda Palestina, y se requería que todos los niños hebreos asistieran a ellas. La instrucción se impartía en una habitación contigua a la sinagoga. Probablemente José y María encontraron al niño Jesús en una de esas escuelas, junto al templo, en animada discusión con los maestros (Lc. 2:46). Los ricos tenían maestros particulares. También había escuelas en las grandes ciudades y en numerosas aldeas del Imperio Romano. En muchos casos se empleaba esclavos como docentes (cuando se trataba de maestros particulares). Pablo, después que lo expulsaron de la sinagoga, usó por 2 años una escuela en Efeso como lugar de reunión (Hch. 19:9).
Bib.: W. F. Albright, BASOR 86 (1942):30, 31.
Esculpir
(heb. pâtaj, qâla, jâqah; gr. entupóÇ; los términos se refieren al esculpido, labrado, grabado y tallado).
Arte de labrar la piedra, la madera o el metal para formar imágenes, estatuas o placas en relieve. Aarón modeló un 397 becerro de oro para los idólatras israelitas con un "buril" (Ex. 32:4). Las planchas de oro de la mitra del sumo sacerdote estaban grabadas con la frase "Santidad a Jehová" (28:36), y en 2 piedras de ónix estaban esculpidos los nombres de los hijos de Israel (v 9). Hiram, rey de Tiro, envió un hábil escultor para el complejo trabajo del templo de Salomón (2 Cr. 2:13, 14). Además de las figuras fundidas, éste exhibía excelentes ejemplos del arte de los grabadores: querubines, leones, bueyes y palmeras (1 R. 7:25, 29, 31, 36; 2 Cr. 3:7). Antiguamente se esculpían mensajes significativos en la roca (Job 19:24). Véase Escultura.
Imagen labrada en piedra, modelada en arcilla (fig 503), esculpida en madera, fundida o esculpida en metal. A los israelitas se les prohibió hacer, poseer o adorar objetos que intentaran representar a la Deidad (Ex. 20:4). Por cuanto las "esculturas" eran universalmente identificadas con la adoración pagana, como en Canaán (Dt. 7:1, 5), Asiria (Nah. 1:14; cf v 1) y Babilonia (Jer. 50:38; cf v 34), el pueblo hebreo recibió la orden de construir sus altares de piedras sin labrar (Ex. 20:25), con el fin de que los símbolos religiosos esculpidos en la piedra no llegaran a ser objetos de adoración. Véase Esculpir.
Escupida
(heb. rîr, rôq (de los verbos yâraq, râqaq); gr. ptúsma (de los verbos ptúÇ y emptúÇ)).
En la antigüedad, el acto de escupir a una persona (o hacerlo delante de ella) era una demostración de sumo desprecio (Nm. 12:14; Job 30:10). El hombre que no quería cumplir la ley del levirato negándose a casarse con la esposa de su hermano fallecido, debía sufrir la afrenta de que la rechazada le escupiera el rostro en público (Dt. 25:5-9). Isaías profetizó que al Mesías lo escupirían (ls. 50:6; cf Mt. 26:67; 27:30; Mr. 14:65; Lc. 18:32; etc.). Cristo usó su saliva para realizar varios milagros (Jn. 9:6; Mr. 7:33; 8:23).
Esdraelón
(gr. Esdr'lon).
Nombre helenístico para Jezreel* (Judit 1:8; 3:9; 4:6-17:3, BJ). Destáquese que algunos eruditos modernos diferencian entre (a) la ciudad de Jezreel, (b) la planicie o llanura (pantanoso) de Esdraelón y (c) el valle (fértil) de Jezreel.
Esdras
(heb. y aram. 'E5râ*; se cree que son formas tardías de 'e5râh ("ayuda", "asistencia") o de una abreviatura de A5aryâhû (Azarías)).
1.
Descendiente de Judá, del que no se dan otros datos fuera de los que están en 1 Cr. 4:17.
2.
Descendiente sacerdotal de Sadoc, de la casa de Finees (Esd. 7:1-6), probablemente el autor del libro canónico de Esdras. Fue designado por un decreto del rey persa Artajerjes, emitido en su 7º año, para viajar a Jerusalén con el fin de establecer la administración civil y religiosa, y para tomar las medidas necesarias para el bienestar de Jerusalén y sus habitantes (vs. 6-26). Era un "escriba diligente en la ley de Moisés" (v 6), y por tanto, un judío bien educado de la clase sacerdotal. La tradición judía lo identifica como el 1º de la orden de los "escribas" que, en los días de cristo, eran los intérpretes oficiales de la ley judía. Con el decreto real en la mano y acompañado por un 2º grupo de exiliados de más de 1.700 hombres, Esdras llegó a Jerusalén en el mes 5º), aproximadamente en agosto del 457 a.C. (v 8; si el 7º año del reinado se contara de acuerdo con el año civil judío de otoño a otoño, que comienza medio año más tarde que el año persa, que iba de primavera a primavera). Al llegar encontraron a los judíos muy negligentes en la observancia de los requisitos de la ley, por lo que instituyó una serie de reformas profundas. Muchos de los sacerdotes y otras personas que se habían casado con mujeres paganas fueron convencidos de la necesidad de divorciarse de ellas (cps 9 y 10). Bajo el gobierno de Nehemías, unos 13 años más tarde, Esdras dirigió una lectura y exposición pública de la ley (Neh. 8), y tuvo un papel especial en la dedicación del nuevo muro de la ciudad (Neh. 12:36) después de su reconstrucción bajo la dirección de Nehemías.
3.
Sacerdote dirigente que acompañó a Zorobabel al regresar de la cautividad babilónica (Neh 12:1, 7), probablemente el fundador de la casa postexílica de Esdras (vs 12, 13).
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